Capítulo 12 - Hasta que te fijes en mí

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Años 80:

Era un soleado día de verano en la Miami ochentera. Miles de personas tomaban el solo en la enorme y hermosa playa de la ciudad estadounidense. Había un ambiente lleno de vida y cada quien realizaba su tiempo de ocio de manera libre y despreocupada.

Entre los que estaban allí, un Stolas y Atlas humanos se encontraban tomando el sol juntos, recostados sobre un par de tumbonas, dejándose broncear por los rayos del sol. Tenían tiempo libre, así que querían aprovechar al máximo esa mañana de descanso.

Al poco rato, Atlas se incorporó de su tumbona. Y dándose cuenta de que su amigo parecía estar aburrido y algo triste, por tal de impresionarlo y subirle los ánimos, se puso en pie y comenzó a tratar de hacerlo reír a su manera.

- Oye, Stolas... ¿Quién soy? - pone gesto de amargado y finge estar llamando por teléfono - "Soy una perra amargada a la quien nunca le han echado un polvo..."

Al ver eso, el príncipe, sabiendo que estaba imitando a su esposa Stella, comenzó a reírse, sin esperarse que le llegara a salir tan bien la imitación. Era como verla a ella en persona.

Acto seguido, comenzó a imitar a alguien más. Esta vez quiso encarnar a su jefa la serafín Sera. Puso una exagerada cara cursi. Y poniendo una pose afeminada, se puso a decir:

- "¡Soy la reina del lugar y huelo a mierda celestial!"

El príncipe continuó riéndose de sus chistes. Era muy gracioso ese ángel cada vez que trataba de serlo. Se le daba muy bien eso de poner los mismos gestos de la persona que imitaba. Aunque bueno, eso no era nada comparado con, según él, los chistes que hacia Blitzi cuando eran niños. Al público no le gustaba. Pero el búho era el único que los consideraba divertidos.

Acto seguido, el ángel, sin ser consciente de los pensamientos de su querido mejor amigo, tomó arena, hizo con ella lo que parecía ser un pico de pato. Y poniendoselo cerca de la boca con cuidado, se puso a imitar al quien parecía ser Andrealphus, el hermano de Stella, diciendo con acento pijo (mientras hacía movimientos de gallina):

- "La comida es demasiado sólida para mí delicado pico... Por lo que mi dieta se basa en picotear las migajas que deja mi hermana en el suelo después de cada atiborro que se da en casa..." - finge estar picando algo del suelo, igual que una paloma - Gru, gru, gru... Soy la gallina Caponata...

Eso ya fue suficiente para que Stolas se cayera al suelo por la risa loca que le estaba dando. En esa última parte sí que fue ocurrente el chico. Para no haber conocido a los personajes que imitaba y basarse sólo en las anécdotas que le contaba el goetia, los sabía encarnar muy bien de forma cómica. En ese sentido, los ángeles parecían ser muy chistosos. Incluso le llegó a recordar un poco a cierta persona que le hizo reír cuando era niño...

Una vez pudo haber aguantado el ataque de risa, el príncipe, secándose las lágrimas, miró a su amigo con gran admiración y le apremió diciendo:

- Ay, Atlas... ¡Qué bueno que eres haciendo reír! ¡Eres un imitador excelente!

Ante sus palabras, Atlas, poniéndose algo colorado, se acercó a él con una agradable sonrisa. Y haciéndole una reverencia caballerosa, como siempre hacía, le respondió muy alagado:

- El placer es mío, su alteza...

Justo en ese momento, apenas Stolas iba a abrir la boca para iniciar con Atlas una conversación acerca de lo mucho que admiraba sus imitaciones, cuando alguien más fue hacia ellos, interrumpiéndolos. Este no se trataba de un humano, sino de otro infiltrado al que solía enviar el infierno a menudo para comprobar cómo le iba a Stolas en sus proyectos con ese ángel.

Yo ángel, tú demonio (Stolas x reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora