Capítulo 17 - Con el corazón roto

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La razón por la que la serafín mayor reaccionó así con Atlas fue a causa de una reunión urgente que tuvo la cúpula del cielo un día antes de que Emily ayudara a su amigo a ir a visitar a Stolas en el infierno. Aquella tarde, para el asombro de muchos, especialmente de los exorcistas, iba a tener lugar una charla entre los altos mandos celestiales y Lucifer. ¿La causa? El ángel caído había pedido hablar con ellos tras haber descubierto un problema que iba a hacer peligrar no sólo sus mundos, sino también la Tierra (pero ésto último no era preocupante ni para el señor de las tinieblas ni para los portadores de la luz).

Cuando estuvieron todos en la sala de congresos celestial reunidos, conectaron con Lucifer a través de una burbuja de cristal que flotaba en el centro del lugar. Nada más alumbrarse la esfera transparente, apareció este sobre su trono de rey, en plan imponente, con las piernas cruzadas, rostro serio y tomando una taza de café con gesto de superioridad. Ellos no lo sabían, pero estaba fingiendo hacerse el interesante para que lo tomaran en serio. Él casi nunca era así de cara a la galería con sus súbditos. Pero en sus ojos perversos se podía notar un aura de preocupación, como de miedo por algo. ¿Pero el qué?

Apenas hubieron logrado contactar con él, manteniendo su imagen presente con ellos, cuando Sera, cruzándose de hombros en plan antipático, le soltó a este de primeras:

- Si has accedido a hablar con nosotros, tiene que ser por algo que realmente es relevante y no una absurdez... - suspira - ¿Qué quieres?

Lucifer, dejando su taza a un lado con delicadeza, entrelazó sus manos y le respondió a esta:

- Para ser los seres que vigilan a las pobres almas del mundo terrenal, no parecéis estar bien puestos en lo que ha estado sucediendo últimamente en vuestra querida averno...

Los ángeles presentes se miraron unos a otros con extrañeza ante el comentario de aquel condenado.

- Bueno... - murmuró este, medio sonriendo con algo de sarcasmo - Como ésto también afecta a mi reino, os tendré que advertir de lo que pasa...

Sera frunció el ceño y le preguntó muy molesta:

- ¿De qué estás hablando?

El ángel caído, dándose cuenta de que estaba llamando la atención de sus ex compañeros, fulminó a la alta dama con la mirada, cosa que hizo que ella soltara un ligero gruñido. Y dirigiéndose a todos, les contestó tranquilamente, pero escondiendo sus temores sobre eso que había descubierto:

- Al parecer... En la Tierra he detectado la aparición de una criatura mitad demonio y mitad humana... Cuyo nacimiento tuvo lugar la Nochebuena pasada... Según mis fuentes privadas... Y por lo que pude notar en dicho esperpento, parece estar aguardando un poder superior a cualquier otro... - carraspea y prosigue - Un nivel de fuerza que dentro de poco podría dar inicio a una gran guerra que destruiría el universo...

La información que fue trasmitiendo causó una serie de reacciones en cadena en el parlamento del cielo: algunos soltaron una exclamación, otros se quedaron en silencio. Pero claro está, Adán y los exorcistas fueron todo lo contrario a cómo recibieron tal acontecimiento los demás. Se quedaron sonriendo y escuchando aquella noticia como si se tratara de lo mejor que habían escuchado. Es más, incluso se rieron en modo perverso y se cuchicheaban cosas entre ellos.

En cuanto a Sera, la cual se encogió de hombros tras escuchar semejantes sandeces, esperando que no fuera una broma de las suyas, miró hacia la esfera con los ojos muy abiertos. Al menos Emily, pensó ella, no estaba presente en aquella charla, de lo contrario la pequeña se habría asustado. Entonces, intentando no ponerse nerviosa, le dijo al desterrado en un tono que expresaba terror e incredulidad:

Yo ángel, tú demonio (Stolas x reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora