AJA Y? (Katsuki Bakugo y tu)

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Los golpes no seguían cesando, en cuanto terminaron tenía que limpiarla de todo. Después de todo ya no me molestaba en hacerlo en estos días.

Porque - pregunto la chica mientras intentaba curar sus heridas - porque que? - dije - porque eres amable conmigo, se supone que soy la mercancía no deberías tener afecto alguno.

- me decepciona que así te nombres pequeña - dije con una sonrisa sarcástica, después de terminar deje las cosas a lado sentándome frente a ella dándome una mirada de explicación - me recuerdas a alguien especial - dije cambiando el semblante - ella tendría tu edad si no fuer- dio una pausa dudando si decirle está explosiva pero tierna niña me hizo sentir un ambiente cálido - regresábamos de unas vacaciones. Mi padre jugaba con mi hermana, en un descuido no se dio cuenta que cambio de carril, volcando el coche. Estuvimos estables los dos, mi hermana era la que nos preocupaba; no sobrevio. Ante la culpa mi padre me corrió de la casa y vague por las calles con la poca ropa y el poco dinero que ahorre. Trabaje y cada trabajo había un imbécil que por cualquier motivo terminaban por correrme. Conseguí este trabajo por medios indiscutibles y desde entonces eh trabajado en esto. Un día común en este trabajo un hombre pidió la muerte de una persona que ya hace mucho le debía dinero - agachó la cabeza recordando el escenario - el hombre que pidieron cabeza en tortura era nada menos que mi padre, se metió en drogas y al no pagar cuota pidieron su muerte como castigo y aviso. Me sentí abrumado al saberlo, aún lo amaba. Así que no pude hacerlo y tuve que soportar sus gritos de agonía al otro lado de la habitación. En cuanto acabaron. Al mirar por el portón visualice su cabeza cortada siendo metida en una caja - no supe en que momento estaba llorando cuando una gota cayó en mis manos - todo lo que quería era recuperar todo lo perdido, toda mi rabia y dolor lo descargue en aquellas personas que se lo merecian. Se puede decir que al verte aquí me hiciste recordar aquello, y créeme que no me perdono en golpearte cada vez que me lo piden, solo lo hago para guardar las apariencias. Mañana vienen por ti así que será otro día más de esto - dije mirándola, su semblante me hacía sentir fatal, cuanto daría por verla otra vez - tu aún tienes a tus padres, créeme, lo que haya pasado entré ellos no es culpa tuya - me miraba desconcertada - Amelia - dije- su nombre era Amelia, a mi madre le gustaba ese nombre que se lo dio a mi hermana, quién iba a saber que aquellas personas amorosas morirían primero verdad. Natsuki - la mire con dolor, renombrando su significado - ese nombre debió ocurrirle a tu padre - dije sonriéndole - mi madre - dijo riéndome - Laila, esa si fue de tu madre, Natsuki fue el nombre que a tu padre se le ocurrió llamarte, aunque tus ojos no son color ámbar si no zafiro. Puede que haya algo especial en eso - dije posando mi mano en mi mentón - mucho discurso no crees? Puede que sea una de sus amantes y por eso me llamo así - dijo con rabia - te equivocas - dije comprensivo - recuerdas aquella canción de amor que el señor Bakugo compuso - ella hacia una cuenta regresiva a sus vagos recuerdos mirándolo de nuevo - veo que ya te diste cuenta, aquella canción ámbar, fue no solo dedicación a la ligera si no a tu madre, a un futuro no incierto a una familia haciendo referencia a tu nombre, tal vez no lo viste porque ese vídeo fue prohibido por alguien, pero la canción sigue en reproducción. Incluso puede que uno de ellos tenga algo referente a ellos - sorprendida ante el confieso, recordando aquella pieza que su madre llevaba consigo siempre y nunca se dio cuenta - un collar, las piezas a su alrededor son hermosas, pero el frente refleja el ámbar en su pecho a como - dijo sin comprender de la situación - mi madre visualizaba las situaciones de nuestro padre,nunca sabía cómo es que lo hacía, le pedí su poderoso don como yo le decía, y lo comprendo. Fijar tu atención a lo que amas y atesoras es hermoso, más si es a tu familia a quien aún en tu lecho de muerte quieres verle feliz.

El querer entablar un conversación era muy difícil, aún con tus insultos era suficiente, era un comienzo, no se en que momento te tome cariño.

Oye - hablo - como te llamas? - la mire con una sonrisa sincera reflejada. Haré lo que pueda para que esa fuerza de voluntad tuya no se vea en vano