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Bin se despertó con el delicado aroma del omega impregnándolo por completo, además de sentir el suave cuerpo entre sus brazos mientras trataba de salir de la penumbra del sueño. Sus extremidades se sentían adormiladas, sobre todo la parte de sus manos que se encontraban debajo de Dongmin, el cual aún se encontraba cómodamente dormido.

Contrario a querer alejarse, se acomodó mejor contra el omega, cerrando los ojos nuevamente con la intención de volver a dormir, pero su intención no duro tanto como quisiera, puesto que pudo escuchar afuera de la habitación como su cachorro comenzaba a llorar.

Soltando un suspiro, maniobró su cuerpo para salir de la cama sin llegar a molestar al omega, viendo cómo se removía ante la falta de contacto, pero tan pronto como consiguió una almohada entre sus brazos logró calmarse y seguir durmiendo. El alfa no pudo evitar sonreír, echando una última mirada para asegurarse que estuviera cómodo antes de salir de la habitación hacía la del cachorro.

—Buen día, cachorro.—Saludó tan pronto como se acercó a la cuna, estirando sus brazos para alcanzar al pequeño.—¿Tienes hambre? Creo que debería de cambiarte el pañal primero.

Haciendo una rutina de la cual ya estaba acostumbrado, calmó a su cachorro tan pronto como cambió su pañal y consiguió alimentarlo, salió del cuarto una vez que comprobó que todo estaba bien, entrando en su propia habitación para cambiarse e iniciar el día. Observó como el reloj marcaba recién las ocho de la mañana, deseando poder estar acostado un rato más, excepto que su estómago estaba pidiendo por algo de comer y tanto su lobo como él pensaron que sería buena idea sorprender a Dongmin con el desayuno preparado.

Con esa idea en mente, se metió al baño con la intención de prepararse para el inicio de su día.

(...)

Dongmin estiró los brazos por encima de su cabeza, sintiendo todos sus músculos relajarse mientras soltaba un sonido de satisfacción. Tenía días sin haber podido sentirse tan relajado como aquella mañana, descansando por fin y sin tener interrupciones entre su sueño, inclusive despertando de buen humor que no se percató del gran aroma que predominaba en su habitación, una combinación del propio y del alfa, deleitando a su lobo.

Sentándose sobre la cama, pudo distinguir por encima de los aromas, un olor a comida proveniente fuera de la habitación. Con su estómago cobrando vida y haciendo ruidos para exigir algo de comida, se dispuso a levantarse con la intención de averiguar la fuente del delicioso olor que le estaba provocando el hambre.

No se vio siquiera en el espejo al cruzar la habitación, no se cambió de ropa ni tampoco se preocupó de su peinado, estaba demasiado concentrado en encontrar la cocina para preocuparse por ello. Caminando descalzo por el pasillo, terminó de estirar sus extremidades mientras sonreía, su buen humor podría verse a kilómetros de distancia. Bajó las escaleras y dobló por el siguiente pasillo que conectaba con la cocina y el comedor, entrando al tiempo que Bin terminaba de sacar lo que parecía un wafle y lo acomodaba en un plato, el cual se podía apreciar una considerable cantidad de wafles ya listos para servir.

—Buenos días.—Saludó mientras se adentraba más a la cocina, deteniéndose a un lado de SiWoo, el cual se encontraba en una silla alta y no despegaba su mirada en él, sonriéndole.—Y buen día para este pequeño, hoy parece muy animado.

—Buenos días, Dongmin.—Contestó el alfa, comenzando a picar algo de fruta.—¿Tienes hambre? El desayuno está casi listo.

—Claro, me desperté por el olor de la masa.—Confesó con una carcajada, mirando todos los utensilios que reposaban sobre la isla de la cocina.—¿Necesitas ayuda con algo?

—¿Podrías servirnos algo de tomar? En el refrigerador dejé algo de jugo de naranja, también hay leche y creo que ví también limonada.

—Iré por el jugo de naranja.—Dejando al pequeño en su silla, se dirigió al refrigerador en busca de la jarra.

—¿Gustas fruta?

—Sí, por favor.—Abrió uno de los cajones de la parte de arriba en busca de dos vasos, encontrándolos antes de dirigirse al comedor y servir el jugo.

Bin lo siguió poco después con dos platos de wafles y fruta adornada a su alrededor, de una manera que hacía el plato armonioso. Entre los dos consiguieron acomodar a SiWoo a sus costados mientras desayunaban, teniendo la vista atenta del cachorro conforme se iban acomodando antes de iniciar con el primer bocado.

—Esto se ve delicioso, gracias por el desayuno.—Comentó conforme desprendía un pequeño pedazo, degustándolo con una sonrisa.

—Espero que lo disfrutes.

Tanto el momento del desayuno, como el resto del día, fue tranquila para los tres, decidiendo pasar el día completo en casa mientras veían algo entretenido en la televisión y conversaban de cosas triviales. Los próximos dos días fueron calmados, y cuando el martes se avecinaba y la responsabilidad de una rutina volvía a recaer en los hombros de Dongmin, se encontró nervioso por reintegrarse al hospital.

Habían sido también sus mejores noches para descansar, compartiendo su habitación con Bin y durmiendo separados, pero amaneciendo abrazados, rápidamente se acostumbraron al contacto que surgía mientras dormían. Aquella noche cumplieron cada uno su rutina para irse a dormir, siendo el alfa el que primero se retiraba para asegurarse que SiWoo tuviera una buena siesta y el omega terminaba de alistarse por su cuenta.

Dongmin terminó de preparar el cambio de ropa para el día siguiente, se aseguró de tener la configuración correcta para que sonara su alarma y repasó mentalmente su lista de cosas por hacer antes de irse a la cama. Frotó sus manos contra su rostro antes de levantar las sábanas y meterse debajo de ellas, terminando de acomodarse en su lado de la cama cuando Bin entró vestido con sus propias prendas para dormir y se encaminaba hasta el otro lado para tomar su lugar.

—¿Estás nervioso por mañana?—Cuestionó con una sonrisa tan pronto como subió a la cama.

El omega asintió.—Fue mucho tiempo lejos del hospital, me da miedo volver y que todo haya cambiado.

—Es normal sentir nervios, pero piensa que todo estará tal y como la última vez que estuviste ahí. Fueron semanas desde entonces, pero no significa que tuvo que haber grandes cambios, apuesto que te harán sentir bienvenido y cuando menos esperes estarás tan integrado nuevamente en tu trabajo que no parecerá que te ausentaste por todo este tiempo.

—También me da algo de miedo de cómo puedo reaccionar estando lejos de aquí. Sé que he mejorado, tú mismo puedes ver cuánto mejoró mi salud a diferencia de esos días, pero temo que en cuanto de un pie fuera de la casa vuelva a recaer.—Confesó, mordiéndose el labio al tiempo que jugaba con sus manos sobre su pecho.

El alfa comprendió a lo que quería llegar, y solo deseó poder borrar la expresión afligida que mostraba mientras expresaba su temor. Quería hacer algo realmente significativo para él, pero solo parecían fluir las palabras de su boca.

—Si te sientes incómodo o quieres irte, siempre puedes marcarme o mandarme un mensaje. Estaré ahí cuando lo necesites, no importe la hora en que lo pidas. Si antes de salir quieres quedarte en casa, también es válido, tómalo con calma.

Dongmin se giró sobre su costado, quedando frente al alfa, copiando su acción hasta quedar uno frente al otro. Al no emitir palabra alguna, Bin estiró su mano en dirección suya, encontrando la ajena para entrelazar sus dedos, quedando la unión frente a sus rostros.

—Descansa, Minnie. No te mortifiques por ello desde ahorita, si te sientes mejor te puedo dejar en el hospital y también puedo recogerte, inclusive puedo marcarte en los tiempos libres y de camino a tu trabajo para que puedas estar tranquilo, todo lo que necesites.

Sin saber qué decir, el omega rompió el llanto por lo abrumado que se estaba sintiendo. Se aferró al agarre de sus manos hasta que su vista se nubló a causa de las lágrimas, siendo reconfortado entre los brazos del alfa mientras sentía la mano contraria acariciando su cabello y recorriendo su espalda.

Solo deseaba que mañana todo estuviera bien.

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