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Bin miró a Dongmin con una mezcla de sorpresa y anhelo, mientras tanto el castaño bajaba la mirada, sintiéndose vulnerable y expuesto.

El silencio llenó la habitación, pesado con la incertidumbre y la tensión no resuelta. ¿Deberían ignorar lo que acababa de suceder y continuar como si nada hubiera cambiado? ¿O deberían enfrentar la verdad de sus sentimientos en ese mismo instante? Dongmin se mordió el labio, su buen humor y la seguridad que sentía esfumándose.

Bin tomó una respiración profunda, luchando consigo mismo mientras contemplaba sus próximos movimientos. Finalmente, con determinación en sus ojos, colocó una mano bajo el mentón de Dongmin y lo obligó a mirarlo.

—Dongmin...—Sus palabras se esfumaron cuando observó los ojos cristalinos del omega.—Dios, ¿Qué pasa? ¿Por qué estás llorando?

—Lo siento, lo siento tanto.—El rostro del omega se volvió afligido, pasando el dorso de su mano sobre sus ojos.

—¿Por qué te disculpas?—Frunció la frente, confundido.

—No se suponía que esto sucedería, yo mantendría mi distancia y no te llegaría a incomodar, pero lo primero que hago es besarte y probablemente ya estés pensando en correrme de la casa, lo entiendo perfectamente y respetaré tu decisión, pero solo quiero que me disculpes si te llegó a molestar mi acción. Cuando estoy feliz no suelo pensar muy bien mis acciones y solo actúo por inercia...

—Dongmin, detente.—Sonrió, tratando de calmar su discurso.—¿Por qué no tomas algo de aire? Estás muy rojo.

—Cuando me corras de tu casa tendré mucho aire libre.—Contestó en un tono serio, pero que hizo reír al alfa.

Bin quería mantenerse serio en el asunto, pero las palabras del omega no ayudaban para disimular su diversión por la situación. Soltando un suspiro, lo guió hasta el taburete de la cocina, instando a qué tomara asiento.

—Vamos a hablarlo, pero necesito que estés tranquilo y no saltes solo a conclusiones apresuradas.—Tomando asiento delante suyo, dejó caer sus manos sobre su regazo.—No considero que sea algo fácil de expresar, pero lo vamos a intentar.

El silencio se instaló por un momento entre ellos, haciendo que se tornara un tanto incómoda la situación. El alfa se aclaró la garganta, tomando nuevamente la iniciativa de hablar, hasta que el omega se precipitó y comenzó a expresar todo lo que sentía.

—Desde que nos conocimos, mi lobo comenzó a dar señales de reconocerte como mi destinado, pero al principio pensaba que solo se trataba de algo casual. Cada día y noche que pasábamos en el área de neonatos, solo confirmaba que en realidad si somos destinados y que me encontraba cada vez más conmovido por ti, inclusive enamorado de ti, pero temía que nada de ello sucedería por el simple hecho de las condiciones en que nos conocimos, ¿Cómo podría centrarme en algo como ello cuando perdiste a tu omega? Además, tenías a tu cachorro en neonatos y solo podías pensar en su recuperación, que saliera fuera de peligro. No había un solo momento para encontrar que esta situación pudiera aclararse, por lo que preferí callar.—Pasando sus manos sobre su rostro, cubrió sus ojos antes de seguir hablando.—Cuando salieron de neonatos y les dieron de alta, jamás imaginé que nos volveríamos a encontrar y en dicha situación, inclusive vivir juntos por mi salud es algo que en mi vida podría haberme imaginado, sin embargo estamos aquí.

Ambos compartieron una carcajada, si en algo coincidían era que volverse a ver no estaría de la mano en vivir juntos, o por lo menos no cuando estaban reencontrándose recién.

—Estando aquí solo pude confirmar mis sentimientos, y todas mis dudas se disiparon para saber que me enamoré de ti, pero que nada de esto parece correcto. Eres un buen alfa, probablemente el mejor alfa que haya conocido en toda mi vida por el hecho de tener un cachorro a tu lado y estar haciendo todo lo posible para sobrellevar la vida, por la dedicación que ofreces y lo armonioso que haces parecer tu hogar, simplemente estoy admirado por ti. Cada día solo puedo pensar que eres un buen alfa y que quisiera dar un siguiente paso contigo, pero lo último que quisiera es incomodarte y que solo eres amable conmigo por las circunstancias que estamos, pero mi lobo y mi parte irracional parecen estar en contra mía para demostrarme que nada de ello importa y que debería de intentarlo, solo que no soy capaz de ello por la razón que no sé cómo te sientes, tampoco sé cómo te sentiste con el hecho de ser destinados.

Cuando Dongmin guardó silencio, fue turno de Bin para contestar.—Debo de confesar que al principio me aterró, pero ese sentimiento solo era por parte mía, mi lobo solo parecía acostumbrarme a esa idea de ser destinados. A esas alturas, te puedo decir que mis sentimientos hacia ti son sinceros, a tal grado que me siento cómodo a tu lado y que ya no veo este hogar sin tu presencia, solo puedo pensar en llegar y tenerlos a mi lado, solo me veo haciendo planes para los tres. No puedo asegurar que un sentimiento como el amor esté completamente sólido, aún tengo cosas por sobrellevar y confrontar por mi cuenta para sentir que estoy viviendo en el presente y que realmente estoy teniendo una buena vida, pero tampoco estoy cerrado a la idea de intentarlo porque, a decir verdad, es algo que me trae curiosidad.

—¿I-intentarlo?—El castaño titubeó en la palabra, procesando lo dicho.

Bin asintió.—Podemos comenzar a conocernos, pero no en el sentido de hacerlo solo por el compromiso de ser conocidos por la relación en el hospital, sino con la intención de verdaderamente formar un vínculo y estar presentes en la vida del otro, si me doy a explicar.

—Eso me gustaría.—Movió su cabeza en confirmación, sintiendo su propio aroma expandirse por la felicidad.

El azabache soltó una carcajada antes de extender sus brazos, invitándolo a acercarse, una invitación que el castaño no rechazó e instintivamente se estrelló contra su pecho, siendo envuelto por un fuerte agarre alrededor de su cuerpo.

—Sabes, en realidad esto de intentarlo no creo que sea muy diferente a como somos cotidianamente. Si compartimos viaje para ir al trabajo, compartimos los cuidados de Woo, hacemos actividades como hacer la cena o juntarnos para ver algo, y para rematar compartimos el mismo espacio para dormir... Creo que no haremos nada extraordinario.

El omega tuvo un rubor sobre sus mejillas, divertido.—Puede que la intención cambie detrás de todo ello.

Antes de que alguno pudiera decir una palabra más, el llanto del cachorro resonó por la cocina, captando su atención rápidamente y haciendo que se separaran de su abrazo para acercarse hasta el pequeño. Volviendo a su rutina antes de lo sucedido, terminaron de servir la cena y le brindaron su completa atención al cachorro, conviviendo de una manera armoniosa y disfrutando de su propia burbuja hogareña. 

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