BODA BLANCA

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Capítulo 30

No pude dormir bien en toda la noche, mis ojos tenían ligeras ojeras debajo de ellos, me levante rápidamente y me metí en la tina, no importaba lo que mi cabeza estuviera pensando, hoy era el día de Albert y Layla y como buena dama de honor debía alistarme para ir a apoyar a la novia.

Me puse el hermoso vestido, levante mi cabello en un chongo, busque entre la joyería que Albert había comprado hace años para mí, y escogí un par de aretes largos y discreto collar, me calce los altos zapatos y salí dispuesta a cumplir con mi deber.

Al cerrar la puerta detrás de mí pude ver a Luca, saliendo igual de su habitación, olía a recién bañado y se veía hermoso en su traje, se había quitado la barba y se veía muchísimo más joven.

Wow, Candy, te ves hermosa- tomo mi mano y me giro para poder verme, me sonroje enseguida.

Gracias Luca, tú te ves ... muy... guapo. Bueno debo ir a ayudar a Layla y Kat- hui de ahí sin voltear a verlo.

Layla estaba casi lista faltaban menos de 30 minutos para que comenzara la ceremonia y se veía muy ansiosa de estar en el altar con Albert. Llegamos a la capilla en un carruaje con caballos blancos que Albert rento para el evento, en el íbamos Luca, Katrina, Layla y yo, todos sonrientes y nerviosos, al llegar a la capilla el primero en bajar fue Luca, quien le dio su mano a Kat para ayudarla, pero al llegar el momento de ofrecerme su mano, Terry interrumpió.

Luca, yo le ayudo a Candy... Mi vida, estas hermosísima, en verdad- me decía sonriendo mientras hacía a un lado a Luca.

Le di una amplia sonrisa y al estar en el piso me abrazo y besó. -

¿Vamos?

Claro- me sujete de su brazo, Terry era un hombre muy elegante, y su belleza no se veía opacada ante Luca, su piel era blanca y su cabello oscuro, sus ojos azules parecían brillar aún más con el frio clima, su actitud era lo que más me gustaba de él, siempre desafiante, siempre seguro de sí mismo, era como si él supiera algo que todos los demás desconocíamos, cuando hablaba era firme pero respetuoso, tenía una forma de caminar, de moverse, de usar sus manos que te hipnotizaban, y su mirada.. era seductora, podía sentir su deseo en ella, me hacía sentir que todos a mi alrededor desaparecían con solo un roce de sus dedos.

Me abrazo para cubrirme del frio mientras caminábamos hacia la entrada de la capilla. Albert estaba ya parado en el altar con Archie a su lado, besé a Terry rápidamente en los labios y me dirigí a mi puesto detrás de Katrina para entrar a la iglesia, en el órgano se comenzó a tocar la marcha nupcial, anunciando el inicio de la celebración religiosa. Detrás de nosotras Luca y Layla entraban tomados del brazo, mientras toda la gente los miraba asombrados.

Juntos frente al sacerdote se juraron amor eterno, mientras yo lloraba, recargada en el hombro de Terry, soñando que algún día podríamos ser él y yo los que estuviéramos parados en el altar.

Fuimos al salón al terminar la ceremonia, se veía tan hermoso, tal y como lo habíamos planeado, cada pequeño detalle lucía impresionante, la comida era deliciosa al igual que el vino que había sido traído desde el viñedo de los Bárac, como regalo para los novios.

Compartimos mesa con Annie y Archie, quienes se veían más enamorados que nunca, Annie me decía lo mucho que lamentaba que Archie no hubiera podido superar lo de Paty y Neal y que deseaba muchísimo ir a su boda, pero no lo creía posible.

El momento de lanzar el ramo llego, todas las chicas nos levantamos para tratar de alcanzarlo, Layla sonreía arriba de una silla, mientras todos gritaban contando tres... dos.. uno, de repente Layla bajo de la silla y camino directamente hacia mí y me entrego el ramo en las manos, las mujeres detrás de mí se apartaron entre sonidos de sorpresa, y cuando me gire Terry estaba de rodillas con una caja abierta con el más hermoso anillo de compromiso con un diamante rosa en forma de corazón.

Candy, le he pedido a Albert y Layla que sean tan generosos de compartir su momento para que pudiera pedirte, con todos tus amigos y gente cercana de testigos, que me hagas el honor de ser mi esposa, mi pareja de vida, mi cómplice.

Claro que sí- dije corriendo a arrodillarme frente a él para abrazarlo, nos besamos ahí mismo mientras todos aplaudían y gritaban porras con nuestros nombres.

Desde el momento que conocí a Terry supe que mi vida cambiaría, de una u otra forma él y yo terminaríamos así, juntos para siempre, tuvimos que vivir tantas cosas, pasar y superar tantas pruebas para lograrlo, pero hoy él cumplía la promesa que sin palabras nos habíamos hecho desde hace tanto tiempo, cuando aún éramos unos niños. Ahora el futuro estaba en nuestras manos y jamás permitiría que nadie me arrebatara esta felicidad.

FIN

Si yo hubieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora