Capítulo 3

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Hermione recibe miradas fijas en el Atrio, en los ascensores, en los pasillos, pero nadie es lo suficientemente audaz como para hablar hasta que llega al pasillo de su departamento.

-¡Felicidades! - una de las asistentes administrativas se desborda en elogios y los trabajadores circundantes giran rápidamente la cabeza en su dirección.

Ella ha soportado la atención no deseada antes, pero este nivel de escrutinio jubiloso quema. La mitad de las personas que la observan realmente creen que está encantada con su nuevo esposo, mientras que la otra mitad disfruta viéndola reducida, sabiendo su desdén por esta ley repugnante.

El jefe del departamento intercepta su camino antes de que pueda llegar a la seguridad de su oficina para estrecharle la mano.

-Encantador, simplemente encantador - dice Geoffrey Lawson, con una amplia sonrisa y dientes amarillentos. - Es maravilloso verte finalmente establecerse.

Hermione solo puede apretar los dientes y mantener su varita guardada. Maldecir a su superior no la ayudará a aprobar legislación.

-Estoy sorprendido de que no hayas solicitado tiempo libre - Lawson continúa con una risita. - Merlín sabe que tu esposo puede permitirse una luna de miel lujosa.

Una risa ahogada y desequilibrada sale de la garganta de ella, pero parece calmar a su jefe como una respuesta aceptable a su ridículo comentario.

Una vez detrás de su puerta cerrada, deja que su cabeza descanse en su escritorio exactamente durante tres minutos. Luego, se pone a trabajar. Ignora diligentemente cualquier memo en su bandeja que contenga alguna mención de su reciente matrimonio. Prenderles fuego será su recompensa al final del día.

El suave golpe a media mañana llama la atención de Hermione, y responde con un "Pasa" firme, aunque ligeramente nervioso.

La puerta se abre para revelar a una mujer pequeña y de mediana edad.

-Hola, ¿Señorita Granger? ¿O es Señora...?

-Solo Hermione está bien. Y debes ser Miriam.

-Sí, es un placer finalmente conocerte.

-Igualmente, muchas gracias por venir al Ministerio. ¿Té?

Miriam lo rechaza, y Hermione señala el asiento frente a su escritorio. Esta es una reunión por la que Hermione ha trabajado durante meses, y espera evitar cualquier movimiento que pueda asustar a Miriam.

-¿Y cómo está tu hijo? Nathaniel, ¿es así?

Miriam sonríe.

-Está bien, gracias. No hay cicatrices nuevas este mes.

Hermione trata de no fruncir el ceño.

-Eso es maravilloso. ¿Su suministro de poción sigue completo?

-Estamos completamente abastecidos. Una de las familias más afortunadas.

-Me alegra oírlo. - Hermione se mueve en su silla. - Ahora no quiero hacerle promesas exageradas, pero...

-Está muy emocionado. - interrumpe Miriam. - Por ir a Hogwarts en unos años. Es todo de lo que habla.

-Y por eso he pedido su ayuda. - Hermione encoge los hombros y se endereza. Nunca ha sido buena para dar discursos o inspirar, pero necesita convencer al menos a esta mujer.

-Si puedo tener defensores como tú, dispuestos a hablar públicamente y apoyar esta medida, entonces creo que aumenta nuestras posibilidades de que realmente se apruebe.

Miriam la mira con recelo, aunque no de manera desagradable.

-Lo haré con gusto, pero no puedo permitir que Nate sea lanzado a ningún tipo de foco. Tiene nueve años y esto es lo suficientemente difícil como para que, además, se conozca su condición, podría hacer de Hogwarts un infierno para él.

In These Silent Days por @HeyJude19-writing (TRADUCCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora