Capítulo 7

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Su departamento es muy él

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Su departamento es muy él.

Es lo primero que pienso cuando estoy parada en medio de su vestíbulo, es más grande que la mía, la cocina cuenta con una barra de desayuno y la pequeña sala de estar con dos sofás, una tele con consolas de videojuegos en un estante ,y cuenta con un pasillo que da a tres puertas.

Huele a él, aunque sea raro de describir, las luces son amarillentas y le da un buen aire más hogareño.

Y tiene vinilos de Soda Stereo y Fito Paez alrededor de toda la cocina y la sala.

—¿Te gusta?—preguntó él después de un rato de dejarme mirar un poco.

—Es muy vos—dije con una sonrisa.

—Muy graciosa—dijo él—Vamos te mostraré la pieza.

No esperó respuesta y se encaminó con mi bolsa que había traído de mi casa para quedarme unos días, —lo cual agradecía—cuando entramos el olor a él era más fuerte—y no era algo precisamente desagradable—era más neutra que el resto de la casa y contaba con un escritorio, una cama grande, un placard en una esquina y en la otra había dos guitarras.

Hasta tenía una nintendo apoyada en su cama, además de tocar la guitarra y los idiomas le gusta jugar videojuegos, dato importante.

Gastón dejó mi bolso a un lado de las guitarras y se giró a verme.

—¿Tienes hambre?—pregunté y yo aunque había comido hace una media hora una porción de torta, seguía teniendo hambre, asentí con la cabeza—Ok vemos que hay en la heladera, Ponte cómoda.

Y sin más salió y cerró la puerta a su espalda.

Agarre mi bolso y saque mi pijama, una remera de flores con un pantalón rosa y unas pantuflas de garras que las amaba.

Me hice una trenza a un lado de mi cabeza y me fui a la cocina en donde se lo veía a Gastón haciendo milanesas con fideos.

Luego agarré las cosas que me había traído y las doblé para dejarlas en la cama porque no sabía si podía guardar cosas en el mueble o no.

—¿Pongo música?—preguntó él desde el marco de la puerta que conduce a la sala.

—Si.

El me miró por un momento más, de una forma que nunca lo había hecho. Se tardó un poco en ponerla, la melodía era movida pero no demasiado.

En el ambiente se olía perfectamente, la comida que estaba cocinando. y Gustavo Cerati que se escuchaba de la tele que estaba en la sala.

—Mañana tocaba ir al supermercado, no tenía otra cosa—dijo mientras revolvía los fideos que se estaban cocinando.

—Está bien, es una muy buena combinación—mientras me sentaba en la barra mientras lo miraba como cocinaba.

La música llegaba a hacer un ambiente lindo, y para este momento del día me gustaba.

Un novio por accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora