capítulo 11

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Luana

—Nosotros podemos novia—dijo mientras entrelaza sus dedos con los míos.

5 letras.

Que habían generado más en mi que otra cosa mientras subíamos las escaleras hasta su puerta.

El camino de la puerta del edificio hasta su puerta se sintió eterno, mi pulso, por cada paso que daba me hacía sentir nerviosa.

Pensar que Gastón conocería a mis padres, esos padres que no estaba orgullosa de tener.

Cuando los localice al lado de la puerta contuve mi respiración,

Papá y mamá estaban agarrados de la mano, y mi hermanito,, más grande de la última vez que lo había visto, que al verme corrió hasta a mí y estiró sus bracitos para que lo alzara.

Al estar a mi altura me abrazó y me llenó de besos, yo hice lo mismo, ahí me di cuenta cuanto lo echaba de menos.

—Mamá, Papá—dije en modo de saludo—Él es Gastón, mi novio.

Las palabras salieron bastante más seguras de lo que me imaginaba, y mis padres al escucharlo, pusieron una mueca, que al segundo se recompusieron para sonreír de la manera más falsa.

Como cuando me llevaban a una audición y esta no iba como ellos querían pero tenían que ser "buenos padres" y decirme que lo había hecho genial, y luego a solas me marcaban cada detalle para mejorar.

Mi padre con los ojos fijos en mi falso novio lo analizó, Gastón ni se inmutó, más bien me acarició con su pulgar mi mano entrelazada, para que me tranquilizara.

A mi hermano lo tenía agarrado de mi otro brazo, me sentí más fuerte que era con ellos dos a mi lado.

—Encantado de conocerlos—les dijo él—¿Pasamos?.

Todos menos estábamos tensos, menos Gastón y Michael, que colocando ahora la mano en mi espalda me condujo hasta la puerta, para luego abrirla y dejando que todos pasaran con una sonrisa educada,

Mi cabeza solo podía pensar en la mano que había estado en mi espalda momentos antes de que me soltara.

Junto con mis padres nos fuimos a la sala, que no tardaron mucho en sentarse en el grande, y yo enfrente, pero en el individual.

Nos sometimos en un silencio que duró hasta que Gastón volvió, esta vez con un delantal azul marino.

—¿Qué les gustaría cenar?—preguntó él amablemente, al no recibir más que miradas tensas por parte de mis papás dijo—¿Pasta?.

—Si claro–le dije con una sonrisa.

Michael no paraba de mirar a Gastón con curiosidad, yo lo tenía sentado en mi pierna.

—¿Quieres ayudarme a cocinar?—le preguntó Gastón a mi hermano, el sonrió y se le notaron los dos dientitos de abajo.

El miraba a mamá, esperando su aprobación, a lo que ella dudosa terminó asistiendo y el de un saltito bajó y corrió hasta donde estaba Gastón,

El me devolvió la sonrisa y se fue a la cocina con mi hermano, cerrando la puerta que había entre la cocina y la sala para darnos más privacidad, que mentalmente agradecí.

Los tres notamos que estábamos lo suficiente alejados de Gastón para tener una conversación lo suficiente normal y que él no escuchara.

Aunque dudaba que las paredes sean lo bastante gruesas.

—¿Por qué sales con este mamarracho?—preguntó papá para iniciar la conversación,

Empezamos fuerte

Un novio por accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora