Capitulo 10

4 1 0
                                    

Isaac se quedo viendo la noticia en el periódico nuevamente. Alguien había metido el cadáver de la princesa Violeta adentro del castillo. ¿Quién podría haberla matado y por que..?

—Que yo sepa su familia no tiene muchos enemigos—Mencionó Isaac mientras Adam terminaba de cocinar algo.

—Entonces, no se quien podría haber echo eso. Pero últimamente hay ocurrido muchas cosas. Quizá los que los atacaron a ustedes y que atacaron al pueblo sean los mismos que mataron a Violeta. También pudo haber sido una sola persona.

—Comprendo. Pero lo que no entiendo es; ¿Por que? ¿Por que hacer todo esto?

—De eso si que no tengo ninguna teoría ni nada por el estilo.

Jonathan, en su casa, también se había enterado de la noticia. Se quedo mirando nada en particular, pensando.

Luke había dicho que quería vengarse del rey. ¿Acaso sería él quien estaba haciendo todo esto...?

—Así es, Jonathan, tienes muchas razón—Repentinamente, escucho una voz detrás de él. Se giro y vio a Luke en la ventana, sonriendo—. Sabes que puedo leerte la mente. ¿Qué te sorprende?

—Tu...¿Por que estás haciendo todo esto? Él que ordeno que mataran a Ethan fue el rey, no su familia ni los otros.

—Lo se, pero es divertido. Matar es divertido. ¿Quieres probarlo?

—No, eso te lo dejo a ti.

—Te pierdes de mucho, Jonathan—Luke desapareció y volvió a aparecer, pero esta vez en el interior de la casa, sonriendo—. ¿Tienes algo de comer? Tengo hambre—Camino como si fuera su casa y abrió la heladera, interesado—. Uh, carne. Con permiso.

Jonathan lo miro en silencio. Desconocía las intenciones de Luke, por eso estaba teniendo cuidado con lo que hacía o decía. De todos modos, Luke bien podría hacer lo que quisiera. Él se sentó en el sillón y suspiro.

—No le queda mucho tiempo de vida al rey—Informó, comenzando a comer carne desde la comodidad del sillón que ni siquiera era suyo.

—¿Cuándo tienes pensado matarlo, entonces?

—Ya verás, Jonathan, todos se enteraran. Pero morirá pronto, ya lo veras. No voy a dejar que nadie lo mate, quiero que ese placer sea mío.

Mientras tanto, el rey escuchaba con confusión la explicación de los guardias. ¿Cómo que él les había dicho que no hicieran nada? ¿Cómo que él les había dicho que entrenaran? No lo entendía.

—No. Yo no dije nada de eso. No entiendo.

—Usted lo dijo, su majestad—Insistió un guardia.

—No, no lo dije. ¿Acaso esa es la excusa que ustedes ponen para no hacer los que les mando a hacer?—Pregunto el rey, furioso.

—¡Claro que no, su majestad! ¡Usted mismo nos dijo que deberíamos ir a entrenar!

—¡No! ¡No dije nada de eso! ¿Acaso fuiste tu el de la idea?—Le pregunto el rey al único guardia que estaba contestando.

—¿Qué idea? Su majestad, usted nos ordeno eso.

—¡Que no!

—Disculpe, su majestad, pero podríamos revisar las cámaras de seguridad para ver quien tiene razón—Intervino Dante. Después de todo, él había sido el causante de todo eso. Y de todos modos, no aparecía en la cámara su verdadera forma, estaba seguro de eso.

—Oh, claro. Ya verán que yo tengo razón—Dijo el rey mientras iba hacía el lugar donde tenían las cámaras. Y, poco después, se demostró que los guardias tenían razón—. ¿Qué...? Pero...¡Ese es un cambia-formas!

ProhibicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora