𝐌𝐲 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐰𝐢𝐥𝐥 𝐧𝐞𝐯𝐞𝐫 𝐝𝐢𝐞 - Cinco Hargreeves

Capítulo 17

Advertencia: le eché mucha azúcar a mi café y quedó igual de dulce que este capítulo (relaciones sexuales NO explícitas).

08 de agosto de 2005

—Aire salado...

—¡Verano, plátanos, palmeras, hamacas, biquinis, playa!

—Sí, Klaus, solo tenías que decir «playa» —dijo Diego rodando sus ojos y yendo a tomar asiento.

Estaban los ocho hermanos en el patio de la academia pasando tiempo juntos. Habían formado un círculo los ocho sentados en el pasto, uno de ellos se levantaba, empezaba a dar características de algo y el primer que adivinaba pasaba al frente y repetía lo mismo.

Klaus se levantó emocionado. Era al que mejor le iba en eso de las adivinanzas y ya había pasado adelante siete veces.

—Parece un chihuahua con rabia —comenzó Klaus, sonriendo maliciosamente.

—¡Cinco! —gritó Victoria emocionada al saber que había adivinado.

Klaus aplaudió mientras todos los hermanos reían, menos Cinco, claro, que los miraba con desdén.

—Esto de que me comparen con un perro con rabia me tiene harto...

—Admite que sí pareces uno —dijo Victoria sonriendo burlonamente.

Cinco rodó sus ojos.

—Ya te las vas a ver conmigo —amenazó Cinco a su chica con una sonrisa arrogante.

—Qué miedo —ironizó Victoria antes de levantarse y pensar en qué adivinanza hacer.

Nadie en la academia sabía que ellos dos tenían algo serio. Habían sospechas, sí, pero no era algo que ellos habían gritado a los cuatro vientos. Ambos tenían miedo de que su padre lo descubriera.

Además, Victoria no creía que fuese necesario demostrarle a todos que se querían cuando en secreto ella ya estaba dispuesta a morir por él.

Cuando Ocho tuvo una idea clara sonrió ampliamente.

—Violín, flequillo, come libros...

—¡Yo! —exclamó Vanya sonriendo divertida.

Victoria asintió y se sonrieron mientras Vanya se levantaba y Ocho tomaba asiento.

Continuaron gran parte de la tarde haciendo adivinanzas hasta que fue hora de ir al ensayo de baile.

—Tú vienes conmigo —habló Cinco tirando del brazo de su chica mientras los demás entraban a la academia.

Cinco se teletransportó tomando a Victoria de la cintura y llegaron a su dormitorio.

—¿Qué es eso de llamarme perro con rabia? —le preguntó enarcando una ceja.

—Es como tu animal espiritual —dijo Victoria divertida y tirándose en la cama de su chico.

Él rodó sus ojos antes de ponerle seguro a la puerta y luego ir a la cama para subirse encima de su novia sin apoyar todo su peso.