Extra I

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17 de junio de 2005

«No sé qué me pasa. No logro descifrarlo. ¿Por qué mi corazón late tan fuerte cuando la veo? ¿Por qué siempre busco alguna excusa para verla y hablar con ella? ¿Desde cuando la chica que consideraba rarita se convirtió en la chica que controla el ritmo de mi corazón?»

Aquellas palabras estaban escritas en la libreta de Cinco donde se suponía que debía estar realizando su tarea, pero se había distraído y solo habían garabatos y frases sin sentido decorando las hojas en blanco.

Se consideraba un idiota por todo lo que le había dicho a Victoria. Él sabía perfectamente que lo que Reginald estaba realizando con Victoria la estaba lastimando, pero no había evitado ese arrebato de tratarla mal y sacarle cosas en cara que realmente no eran de su incumbencia. Tal vez lo hizo en un intento de convencerse así mismo de que no le gusta la chica, pero
estando distanciado de ella le demostraba precisamente lo contrario.

Ya no sabía que hacer. Su orgullo era muy grande como para ir y pedirle perdón, pero no soportaba ningún más sin hablar con ella.

Pensó en ir con Klaus y que le dijera qué hacer, era el más cercano a Victoria, pero últimamente había estado consumiendo sustancias que lo hacían actuar de muy mala manera. Aunque Victoria intentó frenarlo aquella vez que lo pillaron drogado en esa plaza, él no se detuvo, y ahora no hay nadie que pueda cambiarlo.

Fue por eso que Cinco decidió ir con Ben. Él también era muy buen amigo de Vic, tal vez él le ayudaría a encontrar la forma de hacer que todo volviera a ser mejor con ella.

Cinco suspiró pesadamente antes de levantarse de la cama, irse a lavar las manos, y dirigirse al dormitorio de su hermano.

Tocó la puerta y no pasaron muchos segundos antes de que un Ben con grandes ojeras, pijama y el pelo revuelto le abriera la puerta.

—Carajo, te ves horrible —dijo Cinco sin mucho cuidado.

—¿Qué quieres, Cinco?

Aunque su estado de ánimo no era el mejor, el tono dulce y amable se seguía escuchando en sus palabras, como si todo lo que estaba atravesando con su poder últimamente no lo tuviera mal.

En aquella academia, eran cuatro personas que estaban luchando por enfrentar a sus poderes. Victoria era la primera, estaba sometida a aquello y no tenía otra elección. Cinco era el segundo, solo buscaba experimentar con su poder y mejorar. Klaus le seguía, pero a diferencia de los primeros dos, él solo trataba de ignorar lo que su poder le daba a ver drogándose; no tenía las fuerzas para luchar con él. Finalmente, estaba Ben, que cada vez que intentaba controlar su poder terminaba arruinando todo a su alrededor, pero sobre todo a su paz mental.

Sin embargo, eso no le prohibía seguir siendo un amor de persona y buscando la manera de ayudar a todos, por lo que cuando vio la desesperación de Cinco al momento en que entró a su cuarto, supo enseguida que algo iba mal y su deber era ayudarlo.

—Quiero hablar contigo sobre Victoria —explicó Cinco sin darle muchas vueltas, dejando de caminar y apoyándose en el escritorio.

—¿Qué hay con ella? —inquirió Ben volviendo a meterse en su cama.

—No sé. Ese es el jodido punto. Que no sé qué mierda me pasa con ella. Es como un maldito café que siento que me hace mal pero anhelo probar todas sus variedades —soltó Cinco rápidamente, pasando sus manos por su cabello con exasperación—. Cada vez que estoy con ella siento como si un montón de hormigas recorrieran mi corazón, y no entiendo por qué me pasa eso. ¿Qué significa?

𝐌𝐲 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐰𝐢𝐥𝐥 𝐧𝐞𝐯𝐞𝐫 𝐝𝐢𝐞 - Cinco HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora