How Did It End?

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07 de septiembre de 2005

Ambos se encontraban abrazados bajo las sábanas. Habían estado toda la noche besándose y acariciándose con deseo.

Últimamente sus noches se sentían distintas, un poco menos calientes en el sentido de deseo y solamente se comportaban como si algo malo se acercara.

Aunque probablemente fueran ideas locas de ambos.

—Cuando seamos grandes me gustaría tener gatos, no hijos —murmuró Victoria.

Estaba apoyada en el pecho masculino de su chico mientras él acariciaba la cintura de Victoria y tenía otra mano en su pecho, dando suaves caricias.

Cinco contuvo una sonrisa divertida ante el comentario de su novia.

—¿Prefieres tener animales a personas?

Victoria asintió decidida.

—Si no tuviera esa preferencia no estaría contigo —dijo Victoria burlonamente, pero luego aclaró su garganta y agregó:—. También me gustaría casarme. Antes me daba pánico la simple palabra «boda», pero ahora que estoy contigo es bonito imaginar un futuro junto a ti.

El chico sonrió levemente, dejando un beso en la coronilla de su chica.

—La verdad yo también me imagino un futuro contigo. Creo que en todo lo que imagino estás tú conmigo, así que espero que podamos seguir soportándonos por muchos años más.

Victoria sonrió divertida, jugando con los dedos que Cinco tenía apoyados en la piel de su pecho.

—Seguro que sí. Eres el único que quiero, seguro que podremos huir de Reginald.

—¿Quieres que te salve? —preguntó con diversión.

Ella negó con su cabeza, relamiendo sus labios.

—No necesariamente es que me salves de Reginald, pero ¿escaparías conmigo?

—Sí.

Victoria sonrió y soltó un chillido de emoción.

—Así deberían ser todos los romances del mundo —exclamó Victoria acurrucándose contra su novio.

Cinco rodó sus ojos, sonriendo, y miró su mesita de noche.

Estiró su brazo para tomar una cajita y ponerla en frente del rostro de su chica.

—Omaigudnes, ¿qué es? —preguntó Victoria tomando la cajita en sus manos.

—Ábrelo, tonta.

Ocho rodó sus ojos, pero le obedeció.

Al abrir la cajita, vio una cadena de oro con la inicial de su novio.

—La otra vez, hace bastante, te escuché decirle a Luther que te fascinaría que te diesen una cadena con la inicial de tu enamorado porque significaba que te conocía bien —comentó Cinco sonriendo.

Victoria asintió levemente, encantada con el obsequio.

—Y creo que te conozco muy bien —susurró Cinco apartando un mechón de pelo del rostro de su novia—. Sé que te encanta leer libros de romance, amas el té de naranja, pero tu favorito es el de canela. Cuando algo no te gusta arrugas la nariz, tus mejillas y nariz se ponen rojas si tienes mucho frío, pero si tienes mucha calor solo son tus mejillas las que enrojecen. Pero también sé que te preocupas por todos, Victoria. Aunque tú no te sientas bien quieres ayudar a los otros de igual manera, y sé que por ello tienes un corazón muy bondadoso. Y que no mereces nada malo, linda. Porque, de verdad, cielo, eres la mejor persona que he conocido en mi vida.

Los ojos de Victoria estaban llorosos. No le importaba parecer una exagerada al llorar por aquello, pero ella se sentía extremadamente agraciada por tener a Cinco con ella.

—Jo, no sabía que te podías poner tan tierno —dijo Victoria sorbiendo su nariz.

Cinco sonrió antes de susurrar en el oído de su novia con un tono más juguetón.

—También sé que te gusto yo, porque tu corazón late más rápido cuando estás conmigo.

Victoria rio levemente, suspirando.

—También late aceleradamente cuando veo una cucaracha, ¿cuál es tu punto?

El chico la tomó por la cadera, dejándola sentada a horcajadas en su regazo.

Tomó el collar y lo puso alrededor del cuello de su novia. Sonrió ampliamente al verlo entremedio de sus pechos y le plantó un beso en los labios, dándola vuelta y quedando encima de ella, sacando una sonrisita divertida por parte de su novia.

—Entonces, cuando yo no esté cerca, tendrás el collar contigo y puedes, no sé, pensar esas cosas de rarita y creer que estoy contigo —murmuró rodando sus ojos.

Victoria sonrió ampliamente y asintió.

—Créeme, lo tendré conmigo hasta que me muera —aseguró, estaba muy segura de que sería fiel a su promesa—. Y aún cuando no exista, mi amor por ti no morirá, ¿vale?

—Y el mío por ti tampoco, Victoria —susurró Cinco antes de volver a comérsela a besos entre sonrisas.

Ambos continuaron la noche besándose y haciendo cosas que ya se pueden imaginar. Realmente las hormonas los tenían gobernados.

Se prometían cosas cada vez que se besaban. Se decían lo mucho que se amaban, lo que harían cuando fuesen adultos y ya no vivieran en la academia, pero terminaron siendo solo palabras que el tsunami arrastró y las dejó ir en la profundidad del océano. Porque había estado su voluntad, la de un amor adolescente lleno de planes, pero finalmente era el universo quien decidía las vueltas que les daría a la vida.


Notita:

Para el epílogo les recomiendo escuchar ''Amor Eterno'' de Rocío Dúrcal y ''loml'' de Taylor Swift, de verdad que las lágrimas salen más saladitas así.

Y el título de este capítulo es en referencia a una de mis canciones favs de Taylor, pero también va de que uno se pregunta por qué todo terminó cuando parecía ir bien (y se sabe que esto fue culpa de Reginald, porque Vic y Cinco tenían una linda relación).

𝐌𝐲 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐰𝐢𝐥𝐥 𝐧𝐞𝐯𝐞𝐫 𝐝𝐢𝐞 - Cinco HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora