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Cuando Jungkook abrió los ojos miró a Jimin dormido boca abajo y con una de sus piernas encima de él. Los dos estaban desnudos y agradeció haber cerrado la puerta con llave porque de lo contrario los niños podían haber entrado.
El sol se asomaba por el ventanal e incluso podía escuchar a las avecillas cantar. Pareciera que estaba viviendo un sueño. ¿Pero cuánto tiempo duraría eso? Sacudiendo los pensamientos negativos se giró, mirando el rostro de su amor. Él parecía un ángel mientras dormía, tan inocente. Con suavidad acarició su rostro con las yemas de los dedos y Jimin se quejó ante el toque.
—Buenos días, Mimi... —Jimin sonrió con los ojos cerrados—. Despierta, tenemos mucho por hacer.
—Cinco minutos más, mi Bambi...
—Los niños van a venir a buscarnos y si no nos vestimos nos encontrarán en estas condiciones.
—Tú me quitaste la ropa, tú pónmela. —Jungkook soltó una risita.
Luego, sin avisar se puso de pie y Jimin entre cerró los ojos encontrándose con una vista espectacular. Hizo una mueca de asombro abriendo los ojos por completo porque el cuerpo desnudo de Jungkook era una obra de arte digna de apreciación.
—Vamos a bañarnos.
Al decir eso tomó a Jimin entre sus brazos cargándolo mientras reían. Se metieron a la ducha dándose besos dulces en medio del agua y el jabón.
Jungkook le prestó unos shorts negros y una playera blanca y cómoda para que se vistiera, Jimin se puso las sandalias que le obsequió la noche anterior dándose cuenta de que le quedaban bastante grandes al igual que la ropa, pero aún así no se veía mal. Jimin se veía desaliñado y si ponías atención a sus pies podías verlo adorable. Jungkook se puso unos shorts negros, playera negra y sandalias del mismo color. Se cepillaron los dientes con el mismo cepillo y salieron de la habitación tomados de la mano.
Cuando llegaron al enorme comedor los niños estaban desayunando huevos revueltos a la mexicana con jugo de naranja y waffles. Los dos infantes se codearon el uno al otro cuando miraron sus manos enlazadas y Yoongi sonrió mientras negaba con la cabeza.
—Buenos días —dijo Jungkook sentándose en la mesa y la mucama de la cocina se acercó para preguntar qué iban a desayunar.
—Buenos días. ¿Qué le preparo señor?
—Lo mismo que a los niños. ¿Y tú Jimin?
—También quiero lo mismo.
—Vaya, cenaron huevos y desayunarán huevos. ¿No se cansan? —preguntó Yoongi riendo. Claramente era un comentario en doble sentido que los niños no entendieron.
—Si estoy con Jungkook no me cansaría jamás —contestó Jimin ruborizándose.
