Capítulo 5.

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Definitivamente no estaba acostumbrado a ser el centro de atención y dudaba mucho de que lo fuera en el futuro.

Alastor suspiró profundamente, el frío invernal golpeaba su rostro mientras caminaba por las calles, dando pasos lentos pero seguros, aunque por dentro sentía que su capacidad de poder retener oxígeno poco a poco se volvía más y más difícil sin mencionar los escalofríos que sentía. Cruzaba su columna cada vez que sentía las miradas de las personas que pasaban por él clavadas en su esbelta figura enfundada en aquel abrigo largo de tela y el pañuelo carmesí alrededor de su cuello, luciendo su anillo de bodas debajo de los guantes negros, lejos de la vista de curiosos y acusadores ojos.

- ¡Mami!

Rápidamente salió de su ensoñación al escuchar la voz de Charlie. Por supuesto, ella caminaba a su lado, agarrándose fuerte de su mano para no perderse y de paso seguir sus pasos ya que al tener las piernas más cortas debido a su edad le costaba hacer largas distancias sin caerse en el suelo en el proceso. Y Alastor era muy consciente de ello, pues había sido el encargado de levantar a la chica del suelo en varias ocasiones luego de que ella tropezara con sus propios pies mientras huía guiada por su excitación.

Por suerte ella nunca salió lastimada salvo la vez que el golpe le había dejado una herida en una de sus rodillas que aunque era pequeña y apenas sangraba, el omega había entrado en pánico al punto de aplicarse unos ungüentos de hierbas que su madre le había enseñado a usar. hacer para luego vendar la zona. En todo ese proceso, Charlie solo había derramado unas cuantas lágrimas que de la misma manera que aparecían también se desvanecieron, y todo porque Alastor se había encargado de abrazarla mientras le susurraba lindas palabras para calmarla.

Y hasta el momento, el vendaje permaneció en la rodilla de la niña a pesar de que la herida había sanado en su totalidad y todo porque había pintado algunas flores con las acuarelas que el omega le regaló para que pudiera seguir coloreando sus dibujos con otros materiales. que sólo y sólo los crayones habituales.

-¿Sí mi princesa? - respondió él, dándole una suave sonrisa. Todavía no estaba acostumbrado a que ella lo llamara así, pero no iba a negarse a dejar que siguiera haciéndolo.

- ¿Me veo bonita?

Alastor sofocó la risita que quería estallar entre sus labios. Desde temprano Charlie le había estado haciendo la misma pregunta debido a que ella pasaba su tiempo jugando con él en los concursos de belleza, donde usaban uno de los pasillos como pasarela para que la pequeña pudiera caminar por su extensión con diferentes vestidos. y accesorios con perlas que le lucían exageradamente grandes ya que pertenecían a su madre.

No se iba a engañar, al principio estaba un poco en contra de la idea de que jugaran con los hermosos vestidos de su madre que guardaba en una sección de su armario junto con la ropa de su padre ya que no solo eran prendas sencillas sino también las El simbolismo y el aroma todavía imbuidos en ellos lo reconfortaban a veces, pero... Charlie realmente estaba asombrado por los vestidos, así que después de pensarlo un poco, terminó dándoselos e incluso se había encargado de ponérselo. ponerle viejas joyas familiares y luego decirle que se veía muy hermosa.

Incomplete [AppleRadio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora