Capítulo 23.

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¡Adivinen quién ha vuelto!

— ¿Al? — cuestionó Charlie un poco preocupada cuando vio que el demonio que estaba a su lado de repente dejó caer la cabeza hacia atrás en su asiento

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— ¿Al? — cuestionó Charlie un poco preocupada cuando vio que el demonio que estaba a su lado de repente dejó caer la cabeza hacia atrás en su asiento. Ella sacudió su cuerpo ligeramente sin respuesta durante unos segundos hasta que, para su alivio, Alastor la miró. Pero... pero ahora había algo diferente en él.

Sus ojos estaban entrecerrados y las comisuras de su sonrisa se habían relajado significativamente, aunque seguía siendo exagerada como siempre. Sus hombros también estaban más curvados, menos tensos y rígidos, y sus manos habían caído a ambos lados del reposabrazos de la silla. Sin embargo, eso no fue lo único que la princesa logró discernir de su pose y comportamiento habituales. Y esa era su mirada...

Esa mirada definitivamente no era la suya.

— ¿Al? — pronunció de nuevo, y se sobresaltó por una breve fracción de tiempo cuando la mano derecha de su colega se levantó en su dirección hasta depositarla suavemente sobre su rostro, acunando una de sus mejillas mientras la frotaba suavemente con su pulgar. Charlie ahora estaba asombrada e inconscientemente las lágrimas se acumularon en sus ojos. Reconoció ese toque. Entonces miró a los ojos del demonio y se aventuró a decir con voz temblorosa.  — ¿Mamá?

Temía por su respuesta. Temía por su audacia. Y temía aún más cuando los ojos de Alastor se abrieron de par en par. Sin embargo, no le estaba dando una mirada negativa o de rechazo absoluto, era una mirada de sorpresa; una mirada como si hubiera despertado de repente de una siesta profunda y estuviera tratando de que sus ojos se ajustaran a las imágenes que estaba captando. Incluso lo vio entrecerrar los ojos por unos momentos e inclinar la cabeza hacia un lado para luego volver a la misma postura.

Entonces Charlie comprendió: la estaba analizando. Y durante todo ese tiempo no soltó su rostro. Incluso se atrevió a secar con el pulgar las lágrimas que aún no habían resbalado por su rostro. También escrutó la habitación con los ojos, parpadeando repetidamente hasta que se volvió hacia ella para hablar.

— Mi dulce niña... — Las palabras de Alastor salieron tan naturalmente como una exhalación. La sorpresa de Charlie prácticamente no cabía en su pecho junto con la emoción latente y la descarga de adrenalina que sentía recorriendo cada una de sus extremidades. Sus ojos volvieron a escocer, pero una sonrisa se formó en sus labios mientras se acercaba con convicción al toque de su madre.

Ese calor...claro que lo recordaba.

Quizás fue su entusiasmo. Quizás fue su sentido de actuar antes de pensar. Quizás fue su sentimiento de nostalgia que había dejado de asfixiarla para traerle alivio. O quizás fue la dicha absoluta que invadió su cuerpo pero antes de que Alastor pudiera pronunciar siquiera una palabra más, se arrojó en un fuerte abrazo alrededor de su diminuta cintura, apoyando la cabeza en su regazo mientras dejaba que los ríos de sal resbalaran por sus mejillas hasta aterrizar en la ropa del demonio que lejos de molestarse o alejarla por su hábito de nulo contacto físico, colocó la misma mano que acunaba su mejilla en su cabello para repartir suaves y uniformes caricias.

Incomplete [AppleRadio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora