Capítulo 7.

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- Realmente vas a hacerlo, ¿eh?

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- Realmente vas a hacerlo, ¿eh?

Husk puso los ojos en blanco sin borrar su sonrisa. Niffty, que estaba apoyando sus brazos en la parte superior del asiento vacío junto a él, continuó dándole esa sonrisa de reojo y esa mirada traviesa a pesar de que su rostro ahora estaba adornado con moretones que solo hicieron que el alfa suspirara interiormente aliviado de que la razón de su amiga, después de todo, habían tenido su fin.

El tren seguía en movimiento y el paisaje algo sombrío debido a la niebla exterior se hizo rápidamente visible a través de las pequeñas ventanas. Pero eso no desanimó sus ánimos y no pensaron que nada lo haría en ese momento.

Estaban regresando a su lugar de origen. El lugar que los había visto crecer y experimentar tantas cosas. Sin embargo, esa no fue la causa principal del sentimiento de emoción que compartían ya que sabían que su estadía sería muy corta considerando que no se quedarían. Sólo pasaban a recoger a alguien y luego reanudaban su viaje en tren a un nuevo lugar.

- Soy un hombre de promesas - espetó el alfa, pasando una de sus manos callosas por su cabello negro algo despeinado - De todos modos, las llamadas fueron para corroborar si debía seguir adelante con la idea o no.

Ahora fue el turno de la beta de poner los ojos en blanco con ironía. - Sí, claro. Fingiré que ninguno de nosotros sabía que este día llegaría.

Husk dejó escapar una risa ronca.

Había pasado sólo un tiempo moderadamente corto desde que lograron contactar a Alastor nuevamente. Por suerte, el omega todavía tenía el mismo número de teléfono y domicilio a pesar de la cantidad de años transcurridos, por lo que cuando finalmente pudieron arreglar sus asuntos personales no dudaron en enviarle una carta, la cual fue respondida con ese elegante caligrafía y forma de expresarse que tan bien conocían. Después de eso, no pasó mucho tiempo antes de que volvieran a escuchar su voz aunque fuera a través de un teléfono viejo.

La reanudación de la conexión ciertamente les había traído muchos sentimientos a los tres. Sin embargo, sabían que nunca podría compararse con estar físicamente juntos como en los viejos tiempos así que, después de algunas conversaciones para ponerse al día, le hicieron saber al hombre moreno qué planes tenían en mente y él aceptó acompañarlos.

Claramente, Niffty le había dado su espacio al alfa y al omega para que pudieran hablar de otros asuntos. Y fue en una de esas llamadas que Husk se atrevió a preguntarle a Al si todavía recordaba la promesa, a lo que este último había soltado una dulce risa que hizo vibrar su cuerpo a través del dispositivo. No sólo lo recordaba, también lo había esperado y estaba dispuesto a darle el 'sí, quiero' siempre y cuando se lo pidiera como es debido: de rodillas y con un anillo que apegaba a su grandeza. Esas fueron las palabras exactas que dijo, así como las que conformaban la fingida advertencia de esperar su rechazo si pensaba en hacer lo contrario. Lo cual, por razones obvias, a Husk ni siquiera se le ocurriría hacer.

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