Solos

38 7 2
                                    

Souichi entró a su casa, dirigiéndose inmediatamente hacia su dormitorio, luego un pesado día dando clases y revisando los informe de investigación de sus alumnos, estaban cerca de los exámenes finales lo que significaba más trabajo en el aula y el laboratorio.

Suspiró con el silencio que la casa estaba sumida. Fue muy extraño. Normalmente, sus hijos estaban peleando en el patio trasero o simplemente hacían algún ruido, ambos eran solo niños y realmente curiosos por lo que era casi imposible mantenerlos quietos, especialmente a Mako.

Mako era su hijo de 5 años, con ojos miel y cabello oscuro en el mismo estilo de corte de pelo de Tetsuhiro. Pensando un poco más en ello, Mako era completamente como él físicamente, pero posee esa mirada de "No-me-toques" que viene con la personalidad de Souichi.

Por otro lado, su hija de 8 años Hanna, era de cabello rubio y ojos jade, era idéntica a él, pero la personalidad era completamente de Tetsuhiro,ella siempre estaba feliz en la casa e incluso lloraba con facilidad.

Por supuesto que nada les impedía ser pequeños demonios cuando querían molestar a alguien.

Habían pasado solo unos segundos que Souichi había entrado a su habitación y cerrado la puerta, cuando esta se abrió silenciosamente, revelando a su alto chico. Sus pensamientos sobre los niños y lo pesado que era el director se desvanecieron tan pronto como sus ojos se concentraron en su esposo.

Tetsuhiro sonrió por dentro al ver llegar a Souichi, viendo su alianza de matrimonio brillar en todo su esplendor. Le encantaba recordar que él era su esposo.

- Parece que los niños no están en casa. - dijo el rubio, acercándose a una pequeña mesita de noche cerca de la cama. Estaba tan perdido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que su esposo lo observaba.

- Si... Tal vez estén jugando en alguna parte. Han estado fuera con sus amigos todo el día.- respondió el más alto, mientras veía al profesor quitarse la corbata.

- Eso o están cazando bichos. - suspiró.- No deberíamos dejar que pasaran tanto tiempo con el viejo.

Tetsuhiro se acostumbró a sus respuestas cortas. El mayor nunca cambió el hábito de hablar solo un poco y podía apostar que el silencio permanecería en la habitación por mucho tiempo. Souichi se asustó tan pronto como sintió sus manos en su cintura, mostrando que estaba detrás de él.

Sintió que el más alto deslizaba suaves besos por todo su cuello, de manera seductora. Incluso sintiendo esto cada mañana cuando se despertaba y cuando los niños no estaban en casa, Souichi no se libraba de los escalofríos en su cuerpo.

- Oye... Los niños pueden aparecer-

Al mismo tiempo que él hablaba, su esposo se volvió hacia él y fue silenciado por su dedo en sus labios, con delicadeza.

- Shhh...- Sin decir una palabra, Tetsuhiro capturó sus labios con avidez, su lengua pidiendo entrada. Parecía que se había rendido porque entreabrió los labios, sus lenguas iniciando un baile sensual, acariciándose algunas veces.

Incluso si estaba demasiado ocupado besando apasionadamente al rubio, el más alto inclinó el peso de su cuerpo contra el de él, lentamente, haciéndolo sentir la cama debajo de su espalda y acostarse de inmediato.

Al menor le encantaba tener el control de la situación en sus manos, como siempre. Aún besándolo, retiró una de sus manos que estaba en su cintura y la deslizó hasta su muslo, sin prisas, disfrutando de la suavidad bajo sus dedos. Como imaginaba, su acto arrancó un gemido de placer del rubio y sus oídos empezaron a querer más de ese sonido.

Pero derrepente separó sus labios de los de él, lentamente. Parecía que tendría que esperar un poco. Con una mano todavía en su muslo, suspiró arrepentido. El joven profesor parecía confundido hasta que escuchó la voz de su marido.

La formula para amar. [Koisuru Boukun One Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora