La tensión en el apartamento era palpable, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad. Souichi estaba sentado en el sofá, con la mirada fija en un punto indeterminado de la pared. Morinaga se encontraba en la cocina, tratando de concentrarse en picar verduras, pero su mente vagaba, recordando la última discusión que habían tenido.
— No entiendo por qué no puedes simplemente aceptar lo que tenemos.— había gritado Morinaga, su voz resonando por todo el apartamento. — Estoy cansado de vivir en las sombras, de ocultar lo que siento, de tener que amar a escondidas. Estoy cansado de esto, Souichi. No te pido que lo gritemos, solo... acéptalo, por favor.
Souichi, herido y orgulloso, había respondido con frialdad.
— ¿Qué tenemos, idiota?
Las palabras se habían sentido vacías incluso al pronunciarlas, pero su orgullo no le permitía admitir que, en el fondo, era consciente de que tenían una relación.— Souichi-san... por favor, no quiero pasar por algo así dos veces.
El sonido de la puerta principal rompiendo el silencio tensado los hizo mirar hacia ella. Kanako, entró con su energía contagiosa.
— ¡Hola, Nii-san! ¿Puedo quedarme aquí está noche?— exclamó, iluminando la atmósfera con su presencia. Pero al instante, notó que algo estaba mal. — ¿Qué pasó aquí?— preguntó, mirando de uno a otro.
El más alto se levantó rápidamente. — Kanako-chan, sabes que puedes quedarte cuando quieras.— hablo con una gran y falsa sonrisa.— Iré a conseguir los ingredientes para la cena.— dijo con voz alegré, evitando hacer contacto visual. La puerta se cerró tras él, dejándo a los hermanos en un silencio incómodo que pesaba en el aire.
Después de unos minutos de incómodo silencio, Souichi había estado observando el atardecer a través de la ventana con una expresión ausente.
Los rayos dorados iluminaban el rostro de su hermana, que estaba sentada en el sofá, con el ceño fruncido. La preocupación se reflejaba en sus ojos oscuros, incapaz de entender por qué su hermano, siempre frío y lógico, parecía tan perturbado.
— Nii-san ¿Qué te pasó?— preguntó finalmente, rompiendo el silencio, su voz suave pero firme. — ¿Todo entre ustedes está bien?
Souichi la miró, y por un momento su corazón se encogió. ¿Cuándo había crecido tanto? Aún recordaba a la pequeña que lo seguía por todas partes, con sus coletas y esa sonrisa que iluminaba cualquier habitación.
Kanako siempre había estado a su lado, apoyándolo sin vacilar, sin importar lo que pasara. Ella era su refugio, la niña de sus ojos, y quizás eso era lo que hacía todo esto tan difícil.
Con un suspiro, se acercó lentamente y se sentó junto a ella en el sofá. Kanako notó algo que nunca había visto antes en él: sus manos temblaban. El siempre sereno y confiado Souichi parecía ansioso, como si cargara un peso que no podía sostener más. Parecía que su hermano había tomado una decisión.
—Kanako... —murmuró, sin atreverse a mirarla a los ojos. Sus palabras eran vacilantes, como si luchara por encontrar las correctas. — Yo... hay algo que... necesito decirte.
Kanako, sin apartar la mirada, sintió su estómago caer. Souichi rara vez mostraba emociones tan crudas. La incomodidad en su voz, el temblor en sus manos, todo le indicaba que lo que fuera a decirle era muy importante para él, así que necesitaba estar abierta a todo.
Con el corazón latiendo con fuerza, esperó en silencio, mientras la tensión llenaba el espacio entre los dos.
Souichi exhaló un suspiro tembloroso, sus manos todavía inquietas sobre sus rodillas. Había pasado demasiado tiempo pensando en cómo abordar esta conversación, pero ahora que estaba aquí, frente a su hermana, todas las palabras parecían haberse escapado de su mente.
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La formula para amar. [Koisuru Boukun One Shots]
FanficQuerer encontrar una lógica detrás del amor es un desgaste total, porque el amor verdadero no tiene lógica, es intenso, apasionado, celoso, inseguro, pero también es calma, comprendió, confianza, apoyo, llegar a casa luego de un gran día, pequeños...