—¿Puedo ayudarte hermano? —preguntó el Señor Tipo Alto con
calma y soltó mis muñecas.Liam se negó a mirarlo, o a responderle. Los músculos de su
mandíbula se contrajeron por la presión de tratar de mantener la boca
cerrada. Alzó una mano hacia mí, y cuando fui a poner mi mano en la
suya, mi nuevo mejor amigo agarró mi muñeca.
—Lo siento hombre, pero vas a tener que encontrar otra chica para
esta noche, esta es mía.
Los ojos de Liam se lanzaron hacia él, su mano derecha se apretó
en un puño y su cuerpo se volvió hacia él. Este Liam era aterrador, ni
siquiera había mirado así a Zayn la mañana que vio los moretones. Sabía
lo que iba a suceder, y no hay manera en que estuviera dejando a
Liam tomar esto por mí, así que actué antes de que él pudiera. Le di un
rodillazo en la dura polla de su ingle, cuando se dobló por la cintura, mis manos volaron a la parte posterior de su cabeza y golpeé su cara contra mis rodillas aún dobladas. La sangre se derramó instantáneamente de su
nariz y en mi pierna desnuda, solté su cabeza y lo dejé caer al suelo. Una
de sus manos agarraba su entrepierna, la otra trataba de contener la
sangre tanto como fuera posible.
—Idiota —murmuré.
Levantando la mirada poco a poco, me aseguré de evitar los ojos
de mi novio. Creo que le gustaba ser protector conmigo, y sinceramente me encantaba que lo fuera, pero no me iba a acobardar y jugar a la
damisela cuando un chico que estaba mal de la cabeza me trataba así.
Sabía que Carter y los otros chicos se habrían sentido orgullosos de que
hubiera usado algunos de los movimientos que siempre me enseñaban,
pero yo no sabía lo que Liam pensaría.
Unas pocas personas habían visto el intercambio donde el gracioso
Sr. Alto había dejado que una "pequeña niña" lo pusiera de rodillas. Le
sonreí aún acurrucada en el suelo, pero mi rostro se ensombreció cuando
por fin miré hacia los ojos y la mandíbula muy abierta de Liam. Mis mejillas ardían y mordí mi labio, preocupada por lo que iba a decir.
Parpadeó y sacudió la cabeza con incredulidad. —Maldita sea,
cariño. Eso fue ardiente.
Me eché a reír y salté por encima de mi víctima hacia los brazos de
Liam, besándolo con fuerza. Todavía se hallaba camisa y cubierto de
sudor, pero no me importaba. Él estaba bien, había ganado la pelea, y le
gustaba la manera en que yo era capaz de cuidar de mí misma. Siseó y respiró fuerte antes de bajarme.
—¿Estás bien? —preguntó con una mueca, pero me atrajo más
cerca.
—Sí, estoy bien. Salgamos y encontremos a Espantapájaros.Cuando salimos de la habitación principal y encontramos las
camisas de Espantapájaros y Liam, saqué mi teléfono para llamar a
Bree, pero ella había enviado un mensaje diciendo que había ido de
paseo con los chicos. Liam me presentó a Espantapájaros, que dejó escapar un silbido apreciativo y palmeó a Liam en la espalda.
—Buena atrapada, hombre. Sigue trayendo tu amuleto de buena
suerte, me gusta el dinero que ella me está haciendo ganar. —Sonrió y nos
entregó un fajo enorme de dinero en efectivo.
Liam ni siquiera lo contó, sólo le estrechó la mano y me pasó un
brazo por los hombros para llevarme fuera. Noté la forma rígida en que me
sostenía, y cómo le tomó un poco más de tiempo subir a su jeep, pero no
pregunté. En vez de eso, envolví mis manos alrededor de una de las suyas y lo inspeccioné en silencio. No se veía como si tuviera algún corte, o moretones, pero, sin embargo no pude ver mucho de él. Me hubiera
gustado haberlo mirado antes, cuando no tenía su camisa.
Sonrió y movió su mano de la mía para colocarla en mi muslo. —
¿Pasé la inspección?
Me sonrojé y miré hacia la calle. —Lo siento.
—No, bromeaba. ¿Te has divertido?
—Bueno, en realidad no fui capaz de ver nada a causa de ese tipo,
y luego me centré en conseguir que se alejara de mí.
Liam se rió pero se detuvo abruptamente, comenzando a respirar
rápido. —En serio, ______, eso fue de lejos lo mejor que he visto nunca. No puedo creer que mi chica pueda contra alguien más rápido que yo. — Sonrió, con los ojos brillantes.
Le devolví la sonrisa y me encogí de hombros. —Realmente no
entiendo por qué todos piensan que soy tan frágil. Recuerda, pasé casi
todos los días de mi vida con un grupo de infantes de marina ardientes que
me trataron como si yo fuera su hermana pequeña. Se aseguraron desde el principio que yo podría manejarme contra gente como ellos.
—Bueno, me alegro por eso, y sé que puedes cuidarte sola. Lo siento
si a veces me convierto un poco en un hombre de las cavernas cuando se
trata de ti, pero nunca he conocido a nadie como tú. Eres preciosa para
mí, y todo me grita a cuidar de ti.
Mi corazón empezó a martillarme en el pecho. ¿Cómo era posible
que él fuera mío? —¿Acabas de decir que te conviertes en un hombre de
las cavernas?Su sonrisa se hizo aún más amplia, y me incliné para besar su
hoyuelo. —No puedes actuar como si no lo notaras. Me preocupaba que
eso te enfureciera. Por eso traté de mantener la calma esta noche.
—Estoy bastante segura de que cada vez que has hecho algo así
estabas justificado. Y no te preocupes, eres protector, no posesivo. Esos sí me cabrean.
—No quiero poseerte, ______, sólo quiero estar contigo.
—Lo sé —dije en voz baja, pensando en estar con él realmente, a
pesar de que eso no fuera de lo que hablaba—. ¿Me puedo quedar
contigo esta noche?
Besó mi mano. —Esperaba que lo hicieras.
Cuando regresamos a la casa, Liam me llevó al baño y después
de ayudarme en el mostrador, procedió a limpiar la sangre de la pierna. Lo dejé allí para que pudiera ducharse, y me fui a su habitación para
ponerme algo de su ropa. Aspiré su aroma rodeándome y sonreí al subir a
la cama. Prescindí de algo para la parte inferior y opté por una de sus
camisas que me llegaba hasta los muslos. Esperaba que mi mensaje se
notara, ya que no sabía exactamente cómo decirle lo que quería. Apagó
la luz cuando entró y se metió en la cama, cada movimiento era duro y se
estremeció dos veces.
—¿Seguro que estás bien? —Realmente había planeado esperar a
que me lo dijera, pero parecía estar sufriendo un gran dolor.
—Estoy bien, cariño. Ven aquí.
Liam me atrajo hacia él y me besó suavemente al principio,
cuando rocé mi lengua por sus labios gimió y profundizó el beso. Antes de
que pudiera apartar mis nervios, me levanté y pasé una pierna por encima
de su cuerpo, manteniendo mi cuerpo presionado contra el suyo. Quería
que fuera él quien me tirara más cerca. Sus manos se hallaban en mis
piernas, lentamente deslizándose por mis muslos y debajo de la camisa, cuando se dio cuenta de que no llevaba pantalones cortos, gruñó contra
mis labios. —Jesús, ______. —Mantuvo una mano en mi cadera, y la otra en
la parte superior de mi espalda, poco a poco bajándome de encima de
él, congelándose y maldiciendo cuando me apreté con más fuerza contra
su cuerpo.
—De acuerdo, estás mintiendo. —Rápidamente salté fuera de él y
traté de no tocarlo en absoluto hasta que supiera que sufría.
Gruñó y puso una mano en la parte posterior de mi muslo. —Tengo
herida o quebrada una costilla. —Trató de incorporarse y volvió a caer
sobre las almohadas—. O dos.—¡Liam! ¿Cómo?
—Kale les dio una patada bastante buena, pero estoy seguro de
que no están rotas.
—Bueno, ¿necesitas ver a un doctor o algo? —Empecé a bajar de la
cama, pero me retuvo allí.
—Te prometo que estoy bien. —Se rió entre dientes ligeramente—.
Ésta no sería la primera costilla agrietada que he tenido, cariño. Sólo tengo
que tomarlo con calma por unos días.
—¿Hay algo que pueda hacer?
—Puedes quedarte aquí conmigo —me besó suavemente—, y
cuando esté mejor, podemos volver a ésta conversación justo donde la
dejamos.
—Estoy deseando que llegue. —Presioné mis labios en su cuello y me
acurruqué contra el lado que no tenía dolorido, quedándome dormida
rápidamente.