Estaba incómoda. Y cansada de que nadie me dejara hacer nada por mí misma. Cansada de estar constantemente tirada, y simplemente
cansada de todo. Era tan grande que sentía que parecía una ballena, a
pesar de que Liam me decía lo hermosa que era continuamente. Me
dejaba quejarme a todas horas del día, y siempre me sonreía. Sabía que
trabajaba duro para contener su risa, y estaba agradecida por ello. Sabía que era ridícula, pero simplemente no podía detenerme y si él se reía,
probablemente lo golpearía.
Habíamos tenido otra cita hacía dos semanas, y la Dra. Lowdry
estaba aún más preocupada de que no lo lograra mucho más tiempo. Por
sus instrucciones, ya tenía la bolsa para el hospital repleta, el asiento
trasero estaba puesto ya en mi Expedition y ya no se me permitía ayudar a
cocinar. Tenía el impulso más absurdo de ponerme sobre mis manos y rodillas, limpiar toda la casa y pasar por todos los cajones del cuarto de
niños para asegurarme de que todo se hallaba donde quería. Una vez
más. Por supuesto que no se me permitió, por lo que me quedé en el sofá,
y quejándome o hablando con mi pequeño Jacob.
Liam había comenzado la escuela otra vez hacía casi tres
semanas, pero por suerte había hablado con su asesor académico antes
de empezar el semestre y se enteró de que sólo tenía que tomar dos clases
más y sería capaz de graduarse en diciembre, una semana antes de
nuestra boda. Era absolutamente increíble, siempre me conseguía algo que necesitaba, y cosas que no había pensado en pedir. Cuando estaba
en la escuela, se aseguraba de que Carrie o mamá estuvieran aquí para
hacerme compañía porque sabía cómo de loca me volvía. El único
problema eran las numerosas peleas en las que participaba. Le diría a
Espantapájaros que una vez naciera el bebé se tomaría un par de meses
fuera de combate, y aunque tenía dinero más que suficiente para
llevarnos por unos años, participaba en peleas cada noche en cualquier lugar de Los Ángeles a San Diego para ahorrar lo más posible. No podía
quejarme demasiado, había hecho más de diez de los grandes la semanas
pasada solamente, pero no me gustaban las peleas de todos modos, y
sólo me dejaba ir con todo el mundo si iba a ser un encuentro patético. Él
tenía miedo de las multitudes en las peleas grandes, por lo que más de una
vez, me senté en la cama volviéndome loca hasta que llamaba para
decirme que había ganado.
Me había dejado donde mamá esta mañana, así podía ir a comer y
tener una pedicura con ella y Bree, y me recogió de nuevo para mí cita de la semana treinta y seis. Como he dicho, no me dejaba hacer nada por mí
misma. No podía conducir ni pintar mis propios pies, no es que soliera
hacerlo o pudiera llegar a ellas de todos modos, pero aún así. No me era
permitido.
—Bueno ______, las cosas lucen muy bien, como él. Continúa
permaneciendo quieta de casi todas las actividades y cruza los dedos para que dure por lo menos una semana más. Técnicamente estarás lista para entonces, pero en realidad estaría bien si naciera ahora. Quiero
comenzar a verte una vez por semana, aunque no sé cuántas citas más
vamos a tener con él. —La sonrisa de la Dra. Lowdry era cálida mientras
hablaba—. ¿Están los dos listos? ¿Tienen alguna pregunta o inquietud?
¿Están familiarizados con el hospital?
—Tomamos el tour y todo eso a principios de esta semana, y no creo
que tenga alguna pregunta. Estoy lista para su llegada. No duermo en absoluto.
La Dra. Lowdry rió y me palmeó la pierna.
—Es común estar incómoda, piensa en eso como tu bebé
preparándote para despertar a todas horas de la noche. —Se echó a reír
de nuevo—. Liam, ¿qué hay de ti?
—Creo que estoy bien, aunque estoy preocupado de que vaya a
dar a luz y no esté en casa. —Agarró mi muslo—. No quiero que esté sola
cuando eso suceda.
—Lo entiendo, pero incluso si no lo estás, la mayoría de las mujeres
no tienen el bebé hasta después de unas horas tras romper aguas, por lo
que tendrás tiempo de sobra para llegar a ella y traerla al hospital.
Asintió con la cabeza, pero sabía que eso no servía de mucho. Cada
vez que salía a una pelea le decía a Jacob que si iba a venir al mundo esa
noche, por lo menos esperara a que regresara de la pelea. Liam ni
siquiera me decía hola cuando llamaba después, lo primero que salía de
su boca era siempre—: Te amo. ¿Pasó algo? ¿Cómo te estás sintiendo? —Si no estuviese tan asustada por él llegando a casa con algo roto o de otra
índole, me reiría por patear la mierda de la gente y estar aterrorizado
porque su prometida estuviese a punto de ponerse de parto al mismo
tiempo.
—Pues bien. —La Dr. Lowdry se levantó y me dio un abrazo—. Si algo
te pasa o si necesitas algo, me llamas. Si no, te veré en una semana.
Le dimos las gracias y nos fuimos a casa para una noche llena de
diversión en el sofá. Bueno, realmente necesitaba dejar de lloriquear. Las cosas podrían estar mucho peor. A Liam podría no importarle, o podría estar irritado con mis estados de ánimo, o peor aún, podía no estar aquí en absoluto. Y me encantaban nuestras noches en casa, después de la cena
dejaría mis pies sobre su regazo y los frotaría hasta que la inflamación se
redujera. Después, se arrastraría a mi lado y me presionaría cerca de su
pecho, justo para sostenerme mientras veía la televisión. Como he dicho,
es increíble. He estado súper irritable últimamente.
—¿Liam? ¿Crees que podríamos hacer algo esta noche? ¿Cómo
tal vez sólo ir a dar un paseo, o a la playa? No estoy dispuesta a estar encerrada en casa otra vez.
Se mordió el interior de la mejilla y me miró durante unos segundos
antes de volverse en nuestra entrada a la que acabábamos de llegar.
—Mientras prometas decirme si te cansas.
Ya estaba completamente despierta y prácticamente rebotando en
mi asiento sabiendo iríamos a algún lugar, a cualquier lugar.
—¡Lo prometo! ¿A dónde vamos?
—Bueno, es tu noche, ¿dónde quieres ir?
—La playa y Pinkberry. —En serio, tenía yogurt congelado o helado
todos los días ahora. Estaba mal.
La risa ronca de Liam me puso la piel de gallina y no pude evitar
sonreír sólo de escucharla.
—La playa y Pinkberry será.
Tomó la manta de la parte trasera de su jeep y me llevó hacia la
orilla antes de soltarla y sentarme entre sus piernas, la espalda apretada
contra él. Después de rodar mi camisa sobre mi estómago, empezó a hacer dibujos delicados en mí. Jacob comenzó a menearse al instante, tan
pronto como las manos de Liam tocaron mi piel desnuda.
—Estoy muy emocionado por conocerlo —su profunda voz lleno mi
cuerpo—, pero voy a extrañar esto. Eres la mujer embarazada más
hermosa que he visto nunca, ______.
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Taking Chances (Zayn, Liam y Tu)
FanfictionUna novela muy muy linda, espero y les guste