🥀 lejania 🥀

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Como podía ser posible? No podía tratarse nada más que de una mentira, él no podría ser capaz de hacer algo así... O si?
Su corazón latía sin parar, un remolino arrasaba con sus entrañas, sus piernas tambaleaban dando sus últimos esfuerzos, sentía que moriría en cualquier momento, y no era para menos, recién se enteraba que aquel que tanto amo se había comprometido con alguien más.
Lo había citado en el viejo café donde solían pasar las frías tardes de invierno antes de su partida, tanto tiempo lo había dejado? No sabía que pasaría exactamente, le diría algo respecto a lo que sus amigos le dijeron o se arrepentiría y huiria con él?
Finalmente, el momento había llegado, su corazón saltaba en su pecho estremecido de tan solo ver esa silueta tan delicada y aquella fina cabellera marina que tanto le quitaba el sueño.

- Camus...

- volteo en cuanto escucho aquella voz- Milo, que gusto volver a verte -esbozo una sonrisa sincera -

- Lo mismo digo, ha pasado tanto tiempo y en verdad extrañaba tu sonrisa. - dibujo una sonrisa muy a fuerzas-

- Te cite aquí por qué tengo algo que decirte... Yo... - cabizbajo tomo entre sus manos la taza en la mesa-

- Lo sé, no es necesario decirlo de nuevo. - se sento frente a él recargando sus brazos en la mesa- Recién que llegué me enteré, Dita me lo dijo hoy por la mañana, me tomo desprevenido la noticia... Tan pronto te deje de importar?

- ... - no sabía que decir, el mudo en su garganta aplastaba cada intento de palabra que intentaba salir-

- Camus, sé que no fui la mejor persona y que desaparecí tanto tiempo pero, en verdad deseas casarte con él? Que paso con nosotros? Prometiste esperarme el tiempo que fuera necesario! - el eco de sus manos chocando contra la base de metal resonó por el lugar-

- Milo, yo... En verdad no deseo casarme, pero quién crees que eres para tratarme así? - alzo la mirada viendo fijamente a los ojos del peliazul dejando ver como las lágrimas se apoderaban de aquellas orbes azules- Te fuiste por 13 años, nunca me dijiste nada, un día solo desapareciste y jamás me diste una explicación, no intentaste buscarme, no me escribiste una carta, ni una sola vez! Aún así tienes el cinismo de reprocharme? Te ame aún cuando te fuiste con la esperanza de que pronto regresarias y me explicarías que paso, pero jamás lo hiciste y ahora pretendes que siga disponible a ti? Me dejaste sin importarte lo que yo sentía, y aún ahora sigues siendo egoísta... - las lágrimas resbalaban y caían amargamente sobre su regazo mientras sus manos aún con el café en ellas temblaban-

No sabía que decir, ciertamente tenía razón, él fue quien lo abandonó primero, como podría defenderse si jamás intento buscarlo y explicarle la realidad de la situación. Se maldecia internamente por haber sido tan cobarde y dejarlo.
Realmente había sido egoísta al sentir miedo por lo que estaba pasando entre ellos y largarse a otro lugar, no podía culparlo de haber seguido su vida, en su lugar el habría hecho lo mismo hace tiempo, sin embargo no lograba entender porque dolía tanto, porque sentía como si le faltará el aire de tan solo pensar que alguien más lo está esperando en casa, de saber que en unos meses estará en un altar desposando a alguien que no era él, su corazón se hacía pequeño al verlo destrozado de ese modo.
Maldición! Pensó, Si tan solo hubiera hecho lo mismo que él hizo por mi, amarlo sin pensar en lo demás y luchar por él hasta mi último aliento.
Sin embargo entendía que ya no había tiempo para el arrepentimiento, nada arreglaría ya.
Dió una gran bocanada de aire y como pudo se tranquilizó.

- Lamento tanto haberte hecho eso Camus, pensé solo en mi y me olvidé de ti pero hay algo que sí te puedo asegurar, y es que, A pesar de no haberte buscado no logré sacarte de mi cabeza ni un solo momento, todos los días recordaba tu rostro, y deseaba regresar pero tenía miedo de llegar más lejos contigo, era la primera vez que sentía algo tan intenso y preferí evitarlo para no salir lastimado, pero ahora me doy cuenta de que es todo lo contrario, nos lastime a ambos, nos orille a esto y ahora no podemos regresar el tiempo. Pero, te prometo que está será la última vez que te lastimare...

- Acaso tú... - su corazón latio rápido, sentía una opresión, creía saber que diria-

- No puedo remediar mis actos, pero... Te prometo que jamás volveré a cruzarme en tu camino, será como si nunca nos hubiéramos conocido, está bien?
- Pregunto mirandolo a los ojos con una brisa que avisaba que pronto mojaria el resto de su rostro-

Sabía que lo diría, sin embargo se sentía tan miserable, estaba siendo espectador de como el gran amor de toda su vida estaba renunciando a él, después de todo, en verdad le resultaba tan facil decirle adiós?
Conocía el tipo de hombre que era Milo, pero no se imaginaba que tendría el coraje de desaparecer definitivamente de su vida, por un momento maldijo su compromiso, pensó que tal vez eso era por lo cual milo lo estaba dejando, sin embargo, también pensó en él, no era justo para él que después de todo, lo aceptará sin más, tampoco era justo para aquel que le esperaba en casa, aquel que lo ayudó y abrigo después de que esté le hubiera dejado, ciertamente no lo amaba como al peliazul, pero si había desarrollado sentimientos por él y no quería hacerle lo mismo, aún si le quemada por dentro sabía que eso sería lo mejor.

- Está bien... - dijo manteniendo el tono tan sereno que siempre lo caracterizó y seco sus lágrimas con un pañuelo que había guardado en su bolsillo-

- Camus...- finalmente las lágrimas resbalaron una tras otra-

- Tienes razón Milo, esto es lo único que puede remediar tu error, gracias por haber venido, me voy feliz de haberte visto una última vez - sonrió débilmente y tomo las manos del otro entre las suyas- También te amo, y deseo que encuentres la felicidad, gracias por permitirme estar contigo.

No sé esperaba que lo aceptará así, sin embargo ya no podía retractarse, debía soportar el peso de sus palabras y aunque le doliera aceptarlo, el tenía razón, era lo mejor.
En un último intento, mantuvo las manos de su amado un tiempo más sobre las suyas, aquella imagen era tan tierna pero a la vez tan dolorosa, dos amantes que aún se amaban pero a su vez debían abandonar toda esperanza de una vida juntos, pues los años y los eventos recientes no les jugaron a favor de su amor.
Poco a poco fue sintiendo como el agarre del pelimarino iba perdiendo fuerza y se desvanecía entre el espacio de sus dedos, por más que deseaba retenerlo un poco más sabía que este se apartaría tarde o temprano.
Miraba atentamente como este guardaba sus manos nuevamente en sus guantes y tomaba su último sorbo de café para levantarse de aquella silla y caminar sobre ese pasillo que jamás se había visto tan corto como en ese momento, sentía que una parte de él lo abandonaba, no había lugar para nada más que dolor y agonía en ese momento y como no, si el único amor de toda su vida se estaba alejando de él pronunciando así un destino incierto y poco agradable sin él a su lado, mientras se perdia en  la lejania logro ver como este último volteo y le regaló la última sonrisa, con una mirada como si se tratara de un animal a punto de morir que necesitaba un poco de compasión, inmediatamente recordó el primer dia que lo conoció, se sintió feliz por un momento, tan pleno y dichoso como nunca, sin embargo la realidad golpeo su mente recordandole que esa ocasion no era mas ni menos que la ultima vez.

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