CAPITULO 1

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Hana

Viernes

- No debí venir - Fue lo que pensé cuando la chica con la que había tenido una cita se encontraba quitando mi camisa. Para poner un poco de contexto, estaba en un centro comercial teniendo una cita con una chica a la que le había hablado en otra ocasión por Instagram, las cosas escalaron y termine en su casa, solos en su habitación. No soy mojigato, tampoco soy lo suficiente inocente como para creer que esto no estuviese entre las posibilidades, y claro que supuse que esto podría pasar, la cosa es que realmente no quería terminar así con una desconocida como ella. Apenas ayer en la tarde le envié un mensaje, y hoy durante un par de conversaciones triviales que tuvimos me di cuenta de que realmente la chica no era tan interesante como aparentaba, su voz era bastante chillona, no lograba hablar de algo más que su aspecto, su ropa o cuánto dinero gastaba en lugares costosos.

Admito que esta situación es mi culpa, quiero decir fui yo quien acepto venir a su casa, quien le hablo primero, pero a pesar de eso me encontraba incomodo. La chica termino por lanzar mi camiseta a algún lugar de la habitación. ¿Inventarme una excusa? No lo creería. Ahora la rubia había empezado a besar mi cuello, me parecía repugnante el simple gesto. Supongo que agote toda mi suerte, dado que justo cuando mentalmente suplicaba por una manera de huir mi celular empezó a sonar.

- ¡Rintaro! - El grito me tomo por sorpresa, tanto que me vi en la obligación de separar un poco el teléfono de mi oreja - ¡¿Dónde estás?!

- ¿Puedes dejar de gritar? Te oigo Tsumu - Respondí mientras veía a la chica que se había sentado y me miraba con el ceño fruncido, levanté mis hombros en respuesta a ello, lo que pareció enfadarla aún más.

- Te dije que me dejaras hablar - aquella era la voz de Samu - Disculpa Rin, Tsumu tomo mi teléfono para hablarte, queremos saber si estas disponible para salir, Atsumu vio en internet un bar donde hay música en vivo y pensó que sería buena idea ir antes de que nuestras vacaciones terminen - No paso ni un segundo hasta que Tsumu grito desde el fondo - ¡Di que sí, no seas amargado! - Esta era la suplica que tanto había pedido, no sería una excusa para irme en paz, pero ella ya se encontraba molesta y yo no volvería a verla así que realmente no tenía nada que perder.

- Claro, envíame la ubicación y nos veremos allí - me levante de la cama bajo la atenta mirada de la chica cuyo nombre no lograba recordar ¿Le pregunte su nombre cuando empecé a hablar con ella?, por mucho que intentaba no lograba recordar tan siquiera la respuesta a esa pregunta no es que fuese una especie de fuckboy o algo por el estilo, solamente que su usuario no lo tenía y durante la cita no tuve la oportunidad de hacerlo.

Colgué la llamada y coloqué el teléfono sobre la cama.

- Tienes que estar bromeando - le dedique una mirada y continue buscando mi camiseta por la habitación - ¿Te vas a ir así sin más? - Me agache para recogerla del suelo y ponérmela.

- Si, tengo algo que hacer - Le di la espalda y tomé mi chaqueta de la silla en la que se encontraba colgada, de reojo vi cómo se levantaba de la cama y se acercaba hacia mí

- ¡No puedes irte así! - Su voz sonó más chillona que la última vez- No puedes coquetear conmigo, seducirme y hacer que te traiga a mi casa para luego irte como si no fuese nadie - Con cada palabra su voz sonaba más irritable para mis oídos, no quería ser grosero pero mi paciencia tenía un límite y ella estaba haciendo que yo llegara al mío - ¡Deja ya de darme la maldita espalda y dime algo! -

- ¿Crees que acaso eres importante? Cierra ya la boca ... - Subí un poco mi tono de voz, quería terminar la frase diciendo su nombre, pero seguía sin recordarlo y aun dándole la espalda continúe - Cierra ya la boca ... - Nuevamente mi mente intentaba rebuscar con desespero la información que precisaba, rendido voltee a verla por sobre mi hombro con una expresión gélida para preguntar - ¿Cómo dices que te llamas? - Su expresión paso de enojo a asombro y nuevamente pude ver como su rostro tomaba un color rojo que reflejaba perfectamente lo iracunda que se encontraba.

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