CAPITULO 12

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Accidente

Los pájaros cantaban, la luz empezaba a inundar la habitación, el futón se sentía de maravilla bajo mi cuerpo. Daria lo que fuera por no levantarme hasta medio día. Un domingo perfecto, de no ser por haberme hecho amiga del hombre más intenso del universo.

Atsumu Miya, quien contaba con más de 100 fans en su club, destacado jugador de voleibol. MALDITO MIYA. Tome el teléfono para ver cerca de 50 mensajes de Tsumu, oscilaban entre stickers, emojis y algunos mensajes que seguían borrosos por la cantidad descomunal de sueño que albergaba dentro de mí. A punto de empezar a responder con un mensaje, la llamada de Tsumu me hizo sobresaltarme al escuchar el sonido del teléfono.

- Atsumu Miya te juro que si no me estas llamando porque te estas muriendo, yo iré a asesinarte - Su risa al otro lado de la línea me hizo gruñir

- ¿Crees que puedas acompañarme hoy a comprar unas cosas al centro comercial? – Esto era una broma

- De todas las personas que existen, decidiste que despertarme un domingo a las 7:30 era lo mejor ¿no? – hubo un silencio y luego hablo rápidamente

- Te estaba diciendo que si con la cabeza, pero luego caí en cuenta que no podías verme –

- Eres tan estúpido que me sorprendes Tsumu, en cualquier caso, no puedo acompañarte hoy – El rubio renegó un poco acerca de que no soy muy buena amiga y algún par de estupideces mas

- No puedes dejar a un amigo morir Haruko –

- Si puedo, estoy en Sendai – Luego de eso exigió una explicación que por supuesto no le daría y colgué.

Puse el teléfono en el suelo nuevamente y volví a prepararme para dormir dándole la espalda al aparato tecnológico. Estire un poco mi cuerpo cubriéndome con la manta. El futón era mágico, de la mejor calidad. Por algún motivo que no lograba identificar en mi sueño un Atsumu con orejas de burro mencionaba que debía de responder a una pera mientras un sonido familiar resonaba en el ambiente; ¿Responder? Que música tan ... conocida, ¿Música conocida? Abrí mis ojos de golpe escuchando ahora con claridad el ringtone

- Si vuelves a despertarme otra vez te juro por mi hermano que te voy a partir el dos maldita rubia – brame con odio hacia el teléfono

- ¿Himegama? – La voz de Suna por la bocina hizo que mis mejillas se tornaran rojizas

- Perdona, pensé que eras Tsumu – suspiré – ¿Para qué llamas? Mas te vale que no sea por una tontería

- Atsumu me dijo que te dijera que cuando regresas y porque no lo invitaste – hablo con algo de fastidio – Créeme que estoy en la misma situación que tu

- ¿Hablas con la princesa? – La voz de la pequeña Asuka se escuchó a través del aparato

- No conozco ninguna princesa Asuka – le habló a su hermana

- Himegama es una – Aclaro la pequeña

- Ella es un dragón – respondió su hermano

- ¡No es cierto ¡- su voz se hizo más lejana así que supuse que su hermano la había sacado de la habitación

- En fin, te dejare dormir y espero poder hacer lo mismo; solo háblale luego a Atsumu y aclara algunas de sus dudas – Suspire

- Lo hare, temo que si no lo hago pueda venir desde Hyogo –

Tras despedirse la llamada dio por finalizada, dispuesta a dormir profundamente nuevamente me cubrí hasta la cabeza. Demasiada paz tan seguida sin duda era imposible porque nuevamente el universo estaba indicándome que no debía de dormir hasta tarde; o al menos se empeñaba en frustrar mis planes porque como si todo fuese una conspiración mi hermano, el ser más cariñoso del universo decidió saltar sobre mi para aplastarme y despertarme.

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