5: Close Up

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Una enorme oscuridad domina mis sueños hace mucho tiempo. Tranquila, apacible y llena de secretos. En esta abrumadora penumbra reposan entumecidos mis recuerdos convertidos en diminutos fragmentos, los que se desvanecen con lentitud en la ausente estabilidad de antaño. Dentro de las tinieblas, de forma constante, me inunda un sentimiento de certeza que se difuminará tan pronto despierte. Cuando ese momento llegue, desconoceré mi propia historia y me abundarán las dudas ya repetidas. Cuestionaré los hilos rotos de mi pasado sin saber que se mantienen vivos en un rincón de mi mente. Sin duda, los trozos que quedarán de mi actuarán como un recordatorio de la máxima y efímera felicidad que de niña alcancé, en la época en que ignoraba la inmensidad del mundo. En el instante que entendí todo ello, mis ensoñaciones desaparecieron y una enceguecedora luz nubló mi vista. Confundida, me enderecé a pesar de los tubos, los catéteres y la mascarilla de oxígeno que tenía colocada. De inmediato los médicos me rodearon para acostarme al mismo tiempo que yo intentaba ponerme de pie.

En el forcejeo divisé que alguien entraba a la habitación. Era un hombre con la autoridad de retirar a los doctores de la sala con solo un pequeño gesto.

— No es necesario que te levantes —me dijo al estar solos.

Distinguí su característica postura. Saludé al vicecapitán Hoshina para luego sentarme en la camilla. Tras un ademán de su parte, este me informó la versión oficial de los hechos y mi resultado en el examen. Al terminar, señaló.

— Shinomiya despertó y está saludable. Nadie más salió herido de gravedad y todos están bien gracias a ti y a ella.

Bajé la mirada.

Un profundo sentimiento de alivio me reconfortó y las lágrimas recorrieron mis mejillas. Con los ojos llorosos le sonreí al vicecapitán. No pude ver su rostro y él no dijo nada. La intensidad de mis emociones debilitó de golpe mi corazón. Me sentí mareada, temblé y me desplomé. Esperaba sentir el choque de mi cuerpo contra el suelo; sin embargo, el vicecapitán me sostuvo con fuerza.

— Resiste, tengo muchas cosas que preguntarte —mencionó a la vez que me ayudaba a erguirme.


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Yo le observé minuciosamente. Estábamos tan cerca uno del otro que podía distinguir que tan largo era su cabello, ver en sus ojos el carácter intrépido por el que era conocido y sentir el calor de la firmeza de su agarre, lo que parecía más bien un abrazo. El vicecapitán me contuvo y se preocupó de mi hasta que estuve mejor. Cuando me soltó se aproximó a una de las sillas del cuarto. Se acomodó en ella y sin miramientos empezó a interrogarme.

— Kowase Ai... en tu historial hay vacíos que necesito llenar.

Guardé silencio.

— En primer lugar... ¿Sabías que ocultar antecedentes claves sobre ti podría borrar todo tus esfuerzos por entrar a las fuerzas de defensa?

Le vi directamente y el me miró de vuelta.

— ¿Desde cuándo que estás así de enferma? —preguntó sin rodeos.

— Desde ...desde que tengo memoria.

— ¿Estás consciente que sería mejor que no fueras un soldado? No lo digo solo por ocultar datos importantes, sino que para mantenerte con vida.

— Lo tengo claro.

Se levantó y dio unas vueltas por la habitación para cuestionarme de nuevo.

— ¿Entiendes que el porcentaje de potencial que eres capaz de liberar es algo nunca antes visto?

Cabizbaja, preferí no seguir con el contacto visual para no responder.

— ¿Hay algún truco? ¿Tiene relación con algo más que estás ocultando? ¿Con tu enfermedad? ¿Con tu extraño poder al cantar?

Acercó la silla a mí esperando una contestación y se sentó frente mío. Nuevamente nuestras miradas conectaron.

— No puedo decirle.

— ¿No puedes decirme? ¿Te das cuenta de la situación en la que estás? — soltó una risa espontánea.

— Sí, lo sé—respondí con fuerza, lo que produjo que el vicecapitán Hoshina pasara de reír abiertamente a una seriedad que asustaba.

— ¿Prefieres arriesgar tu vida? ¿Por qué? ¿Qué es tan importante?

— No puedo decirle —contesté y él continuó observándome con una mirada inquietante.

— ¿Hay algo que puedas decir? Como por ejemplo ¿Por qué querías una katana?

Miré hacia otro lado, evadiendo y él suspiró.

— No lo reportaré, pero dejarás de estar aprobada si mañana no contestas con claridad— afirmó con determinación.

Se alejó a la vez que yo volvía al descomunal abismo de mis memorias perdidas. 

Dreamy Sky StarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora