8: Kiss

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Al día siguiente el entrenamiento comenzó con la misión de correr una larga distancia antes del desayuno. Era agotador para muchos, pero ninguno se rindió. Tras terminar con ello, hicimos ejercicios de resistencia para potenciar nuestras habilidades básicas. A pesar de que algunos presentaron complicaciones, todos completaron el acondicionamiento con éxito. La jornada finalizó con una práctica de tiro y enseñanzas para obtener una mayor precisión con las armas de fuego.

No había duda, la preparación era difícil.

Aun así, durante las comidas, cada uno criticaba de forma constructiva a los demás, haciendo que el ambiente de la comunidad fuera competitivo pero afable. Aunque era un momento agradable, preferí escaparme de la cena, bañarme e ir al cuarto de las chicas, pues había decidido arreglarme antes de ver al vicecapitán. Me lavé con una fragancia agradable, me puse mi vestido predilecto, me apliqué el brillo labial más elegante y el mejor rímel. Pinté mis uñas para combinar con mi atuendo y ondulé mi cabello. Finalicé poniéndome mis tacones más adorables. Me esforcé para verme lo más bonita posible.


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Antes de abandonar la habitación revisé mi celular. Tenía mensajes de Kikoru preguntando dónde estaba y si me encontraba bien. Le contesté que sí, que solo quería privacidad.

Cuando iba a dirigirme al sitio acordado, mi teléfono vibró otra vez. Al ver las notificaciones observé que era el capitán Narumi. No me sorprendió que me contactara porque habíamos intercambiado nuestros números personales en el trayecto a la sede central.

Inicié la conversación correspondiendo su saludo. Al preguntar qué hacía, este respondió con una foto suya acostado y con el pelo desordenado. Para animarlo, le envíe un mensaje de voz y una fotografía mía. Su respuesta fue un extenso audio enumerando las razones por las que esperaba mi pronto cambio de escuadrón, señalando su desagrado por el vicecapitán Hoshina y la tercera división. Como no supe que decir, le compartí un sticker de una nutria abrazando a otra.

Después de hablar un rato, le comenté que tenía algo que hacer, si podíamos continuar más tarde y este aceptó.

Coloqué mi teléfono en mi bolso y me encaminé hacia la sala donde me encontraría con el vicecapitán.

Recorrí los pasillos con mucha confianza en mí misma.

Mis compañeros, al verme, me inspeccionaron con la mirada. Entre más me analizaban, más susurraban sobre mí.

Al llegar a la escalera me topé con Ichikawa. Al principio pareció no darse cuenta de mi presencia, pero cuando mi cabello se movió al ritmo de mis pasos, este se sonrojó demasiado. Escuché como suspiró mi nombre y pude divisar como se tapaba la boca. 

Lo saludé y continué; sin embargo, este me detuvo de golpe y me  tomó la  mano para llevarme a la sala vacía más cercana, dejando abierta la entrada.

— ¿Sucede algo, Reno?

— ¿A dónde ibas con tanta prisa? —me increpó.

— A ver a alguien.

— ¿A quién? 

— Al vicecapitán Hoshina.

— ¿Para? Él te castigará si te ve así ¿Es que no te acuerdas lo que conversamos sobre...?

— ¿Sobre? —le interrumpí.

— Que no es bueno que te muestres así como...

— ¿Mostrarme cómo, Reno?  Hay fotos mías en todas las revistas, en todo el internet. Mucha gente me ha visto arreglada así.

— Sí, pero no en persona, no fuera de tu trabajo, no siendo un soldado.

Soltó mi mano y me vio directamente. 

— ¿Es qué no confías en tus nuevos amigos? —le dije. 

— No, no es eso, es que ... yo no quiero que tengas problemas.

— ¿Estás celoso?

Él contestó  rápidamente.

— Sí, mucho.

Guardamos silencio. Podía percibir la adoración con la que me veía.  Luego de un instante, puso su mano en mi rostro y acarició mi mejilla. 

—   ¿Recuerdas?—dijo sonriendo. 

—  ¿Qué cosa?

— La promesa que nos hicimos hace mucho tiempo...

— Sí, siempre.

— ¿Y qué fue lo que nos prometimos ese día?

Sonreí. 

— Juramos protegernos toda la vida —contesté.

Me abrazó con fuerza. Cuando nos vimos fijamente pude apreciar en sus facciones la añoranza. También podía distinguir en él un nuevo sentimiento. Una confusa emoción que yo también sentía. Una proximidad que no dejaba mi mente y que se instauró en mí cuando conocí al vicecapitán.

Reno se acercó y con un gesto cariñoso, tomó mi cara con cuidado. Cerró sus ojos y se aproximó a mis labios.

De la nada sentimos un repentino ruido que nos alertó. Al voltearnos para ver que pasaba, nos encontramos con la mirada del vicecapitán, quien estaba en la entrada observándonos con severidad.

— Los quiero en mi oficina, ahora —ordenó. 


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Dreamy Sky StarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora