Sombra de lágrimas [+18]

Capitulo 30.

—Mónica —
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La última vez que sentí pena por alguien fue hace mucho, ni siquiera er capaz de recordar cuando exactamente había sido ni hacia quien.

Era extraño para mí ver a un hombre llorando, el sexo masculino suele ocultar sus sentimientos con mayor facilidad que las mujeres. Es difícil ir de habrán y cuando lo hacen es porque realmente se sienten en confianza.

Ivàn parecía estar mejor, parecía que para él había sido positivo desahogarse sobre el tema de su hermana. Yo, por otro lado, me sentía extraña al estar dándole consuelo.

¿Ivàn me agradaba? Pues si, bastante, teníamos algunas cosas en común.

¿Lo sentía como una persona íntima a la cual contarle mis problemas? Por supuesto que no.

Y eso es bastante descarado viniendo de mi ya que hace tan solo unas horas nos estábamos besando como si tuviéramos años de noviazgo.

Ivàn en serio me gustaba, pero quería ir con calma, apenas acababa de terminar mi relación con Marco y por respeto a él y a lo que alguna vez fuimos debía ir despacio.

—¿Te gustaría bajar? —le pregunté a Ivàn mientras separaba nuestros cuerpos, rompiendo el abrazo con partimos durante algunos minutos.

—Creo que ya es hora de que me vaya, Móni —dijo él, depositando un beso en mi frente—. Venir aquí fue una mala idea.

—No tienes que hacerlo, Ivàn. Quizás sea un poco incómodo al comienzo pero estoy segura que aquí nadie te odia... ni siquiera creo que Donovan te odie.

—Quizás él no me odie, pero yo me odio a mí mismo or lo que le hice. Casi lo mato, Mónica y si así hubiera yo estaría convirtiéndome en alguien mucho peor que él.

Nadie podría ser peor que él.

—Lo bueno es que estás aceptando tu error—me acerqué a él y tomé su mano —. Creo que deberías disculparte y soltar la carga que llevas encima, dile que lo sientes sin importar que el vaya a hacer lo mismo o no. Porque tus decisiones hablan de ti y las suyas de él.

—Quizás otro día, justo ahora no tengo ganas de verlo.

Asentí, comprendiendo que así fuera.

Todos necesitamos tiempo.

—¿Entonces no te quedarás? —le pregunté una última vez.

—¿Realmente quieres que me quede?

—Realmente quiero que te quedes, Ivàn.

—Es muy probable que vuelva a haber una pelea ¿lo sabes no?

—Lo sé, pero debo decirte que si tú presencia aquí ayuda para que James le pegue otra vez a Donovan entonces estaré encantada de tenerte como invitado más seguido.

Halo de él para que juntos caminemos la puerta.

—Creí que había dicho que no te gustaba la violencia —me recordó.

—Y no me gusta —admití con firmeza—. Pero debes admitir que James resultó tener un buen gancho derecho —comentó con tono divertido.

—En realidad nunca había visto a los Bennett discutiendo. Ante el mundo ellos tres son como la personificación de la familia perfecta.

—Ninguna familia es perfecta, Ivàn—digo antes de abrir la puerta—Ni siquiera los Bennett.

—¿Que nosotros que? —preguntó una voz apenas salimos de la habitación.