Dicen que cuando alguien sueña, recuerda momentos de su vida pasada. Cuando despertamos los olvidamos, sin alguna razón aparente se ello.
Aunque a veces es mejor que sea así, no siempre los sueños son agradables. Las pesadillas también vienen. Y un...
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Lo único que quedaba del antiguo cazador/clérigo era su cabeza, al castaño le dejó sorprendido que de todo su cuero. Fuese lo único que quedara, noto un ligero rastro de carbón en su cuello. Indicando que el resto de su cuero fue consumido por las llamas, aún así Ludwing se mantenía consciente y vivo. O bueno a medias, su pregunta razonó en su cabeza por unos momentos. Pensando que que responderle. El cazador sabía que la respuesta era un no rotundo, los cazadores de la iglesia cometieron más crímenes que las propias bestias, lo correcto era decirle la verdad.....
Pero este hombre merecía paz en su lecho de muerte, no pasar a la otra vida sabiendo que lo que quiso lograr no se logró y más los crimea que cometieron sus cazadores. Así como fue con Amanda, decidió decir una mentira. Era lo poco que podía hacer
Tai: Si, más honorable que Gerhman - El sonrió débilmente, bajo el pañuelo negro que cubría su boca - Sus sueño se cumplió Ludwing,
Vio cómo soltaba un sollozo de alegría ante su respuesta, como si necesitara de ello para estar en paz . Quiso creer que estaba sonriendo.
Ludwing: Increíble, simplemente maravilloso, sabía que mis hijos e hijas serían grandes cazadores - Dijo la cabeza y sonrió. -Puedo descansar tranquilo, y por favor cazador, toma mi espada, me sirvió bien, ahora quiero que sirva a mi honorable sucesor también - La cabeza dijo al cazador.
Tai: Y-yo? No me siento digno de hacerlo señor
Ludwing: Eres más que digno, eres perfecto para llevarla. Nuestro combate lo dejó en claro, eres diferente a cualquier otro cazador. Veo un futuro en ti
Tai: Yo...... - dando una reverencia a dura penas - Gracias señor, que pueda encontrar la tranquilidad
Avanzó con dificultad hacia la espada que estaba clavada en Ludwing, como llegó ahí? No quería saber, no e como si fuese lo más raro que ha visto.
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Retiro l espada de la carne de Ludwing, la hoja ahora se había ensuciado y oxidado. Lo cogió y lo movió, notando lo fácil que era de blandir. Guardo su cuchilla en su espalda, luego colocó su otra mano sobre la hoja y la condujo a través de la plancha de la espada. Sentía el poder fluir
