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Tai avanzaba por las calles desoladas de Yharnam, sumido en sus pensamientos. Las sombras de los edificios y las lúgubres figuras de la ciudad lo rodeaban, pero lo que más lo consumía era el peso de sus fracasos. Había tomado la responsabilidad de ser cazador, de proteger a los indefensos, y también de servir como Vileblood a su Reina. Y sin embargo, había fallado.
Cada paso que daba lo acercaba más al dolor que aún cargaba. Las muertes de aquellos a quienes no pudo salvar lo atormentaban, rostros que aparecían en su mente una y otra vez, recordándole sus límites. No importaba cuántas veces luchara contra las bestias, no importaba cuánto se enfrentara a la oscuridad, siempre parecía que perdía algo en el proceso.
"¿De qué sirve tener este poder si no puedo proteger a quienes amo?", pensaba, apretando los puños. El cazador que alguna vez había sido valiente y decidido ahora se encontraba roto por dentro. Era un Vileblood, pero incluso ese título parecía insignificante ante sus propios errores.
Recordó el peso de la promesa que hizo a Annalise, su Reina. Y cómo, a pesar de todos sus esfuerzos, ella había caído. Por su propia decisión, había dejado que su historia en Yharnam siguiera ese curso, pensando que era lo correcto en su momento. Pero con el tiempo, la culpa había crecido como una sombra que lo perseguía sin descanso.
Un suspiro salió de sus labios, cargado de remordimiento y cansancio. Sabía que su familia y amigos en su mundo eran lo único que le quedaba. Eran su ancla, su última razón para seguir adelante. Pero incluso ellos parecían lejanos en ese momento, como si el abismo entre su vida en Yharnam y su hogar se hiciera más profundo con cada paso que daba.
Tai levantó la vista, viendo el cielo perpetuamente oscuro de Yharnam. Las pesadillas que solían atormentarlo parecían más reales que nunca. "¿Cuánto más podré resistir?"
Tai se detuvo un momento, su respiración era pesada mientras intentaba ordenar sus pensamientos. La caza lo había desgastado de tantas maneras que incluso los recuerdos más preciados parecían desvanecerse. ¿Su familia? ¿Sus amigos? A veces sentía que no eran más que ecos lejanos, rostros difuminados por el tiempo y el sufrimiento. No podía permitirse olvidar, y por eso había registrado cada detalle en escritos que llevaba consigo, garabateados en las horas más oscuras de la noche. Pero incluso esas páginas comenzaban a parecer extrañas, como si estuviera leyendo la historia de otra persona.
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Digimon Adventure: O Bonum Venator
FanfictionDicen que cuando alguien sueña, recuerda momentos de su vida pasada. Cuando despertamos los olvidamos, sin alguna razón aparente se ello. Aunque a veces es mejor que sea así, no siempre los sueños son agradables. Las pesadillas también vienen. Y un...