Dicen que cuando alguien sueña, recuerda momentos de su vida pasada. Cuando despertamos los olvidamos, sin alguna razón aparente se ello.
Aunque a veces es mejor que sea así, no siempre los sueños son agradables. Las pesadillas también vienen. Y un...
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Aquí vamos de nuevo
El castaño estaba nuevamente en las calles de Yharnam, jamás creyó extrañe este lugar. Luego de las veces que murió y el olor a sangre, humo, pólvora y esas cosas. Luego de quien sabe cuánto tiempo recuperándose en el Sueño del Cazador, estaba de vuelta. Inhalo y Exhalo fuertemente dejando que el aire de l ciudad inundara sus pulmones
Tai: Sip, huele a muerto - comentó con gracia
El aire soplaba, meneando su gabardina y su largo cabello que ya le llegaba hasta la cintura. En su tiempo de descanso no hizo muchas cosas, uso todos sus ecos recolectados y como esperaba subió de forma exagerada sus atributos. Reforzó algunas lecciones de sus mentores para no perder el ritmo, su relación con María mejoraba considerablemente. Aunque aún mantenía su misma actitud, era una pena que solamente haya podido ser expresiva ese momento. Pero le sirvió para ver que Maria era más que una simple muñeca, así como ella ver que el era más que cualquier cazador que haya servido.
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Dio unos brincos para salir corriendo a gran velocidad, desenfundó ambas armas y cazó todo lo que se le cruzaba. Estaba buscando donde fue la última vez que estuvo, necesitaba orientarse y que mejor forma que ir por sus pasos
Eso significaba volver con Gilbert, el cual pareció agradeció de verlo nuevamente. Confirmándole al castaño que desapareció un buen tiempo. Este le sugirió ir al Bosque Prohibido, el cual por como su nombre decía estaba prohibido. Además de los relatos que la antigua gente de Yharnam contaba sobre el, al castaño le sirvió esta información. Teniendo una idea a donde dirigirse, emprendió camino no sin antes prometerle a Gilbert traerle algún libro.
Su camino fue de lo más ligero que pudiese haber tenido, sus experiencias con la Pesadilla del Cazador lo habían vuelto habilidoso. Las bestias no tenían tiempo ni para procesar que los atacó, lo último que vieron fue el brillo de una insignia que cargaba su verdugo. El Yagami no tardó en llegar hasta una reja cerrada, entrecerró los ojos al ver el camino bloqueado. Suspiro pensando en buscar otra entrada, como era de costumbre. Pero antes de ello, la palabra "contraseña" resonaron en su cabeza
