—¿¡Es que ni siquiera puedes hacer tu maldito trabajo bien!?— Exclamó una extraña sombra negra.
—Disculpe, señor, no volverá a ocurrir, la próxima vez juro que traeré el alma de ese cazador ante usted.— Respondió Caspian agachando la cabeza, sintiéndose un completo inútil y una vergüenza para toda su raza.
—Oh, más te vale, porque si no… Me aseguraré de que no regreses a la Tierra nunca más… ¿¡Entendido!?
—Sí, mi señor…
—Ahora, ¡¡¡¡Lárgate de mi vista, perra barata!!!!
—Me las vas a pagar bien caras, hijo de puta…— Murmuró Caspian reprimiendo la necesidad de soltarle un puñetazo, y simplemente se fue de allí sin decir ni una sola palabra más.
Caminó por más de una hora alrededor de los campos de desolación del infierno. Llegando a una esquina, cayó rendido de rodillas y comenzó a sollozar silenciosamente, rogando por que nadie le viera, cubriendo sus lágrimas como podía.
—Desearía poder descansar eternamente… librarme de todo este sufrimiento… Ojalá tuviera la oportunidad de vivir como un humano y poder morir en paz…— A su mente volvió el recuerdo de Clyde, esa mirada fría, actitud dominante y algo agresiva.
Pensó en el por unos minutos, sintiendo un fuerte dolor en su pecho, sabiendo que por mucho que él le quisiera ese amor no sería verdadero por ninguna de las dos partes. Clyde no le amaba, y él tampoco conocía el amor, era algo prohibido, no podría hacerse realidad.
—¡¡Ese Bastardo!! ¡¡Me las pagarás, Caspian!!— Gritó el cazador con desesperación.
No podía hacer nada, más que arrepentirse y lamentarse. Tiró a la basura el pequeño regalo de Caspian, pero de repente se sintió mal. Él había sido educado desde el respeto y la amabilidad, pero, ¿Como podía sentirse así hacia un demonio?
Era algo prohibido, desde luego, pero, Caspian parecía distinto a como todo el mundo le representaba. No parecía realmente un ente maligno, si no un alma corrompida por la insensibilidad de tanto humanos como otros demonios. Él parecía no tener la culpa de su forma de ser.
—Agh… Porque soy tan estúpido… ¡Es un puto demonio! Eso está mal… Debería matarlo y llevar su cabeza ante las autoridades… Decidido, eso haré.
Clyde se propuso el objetivo de acabar con Caspian de cualquier forma. En cuanto tuviera una oportunidad juró no perderla, no quedaba otra, debía ser así.
Lo único que le daba sentido a su vida era cazar demonios, lo único que le distraía de los problemas y preocupaciones, su forma de escapar de este cruel mundo. Su oficio siempre había sido lo único que le hacía feliz, así que decidió seguir con ello.
Por su parte, Caspian era como un niño pequeño, no sabía nada sobre las emociones y solo intentaba sentirse querido pero nunca supo como.
Tan solo un par de días después, empezaría la dramática historia entre estos dos…
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No llegué a las 500 palabras esta vez :(
Tienen el permiso para lincharme >–<
Sin más que argumentar, me despido.—Kay.
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Hasta Que El Infierno Nos Separe.
Подростковая литература(Portada por: @Luky22058) Clyde Asher Westwood, más conocido como "El cazador Sombrío", era el mejor cazador de demonios en los alrededores, con apenas 19 años. Tenía grandes competencias pero aún así no rompía su título. Repentinamente, cuando se e...