18. Lobo solitario.

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Esa misma tarde, Caspian decidió salir un rato. Dijo que se iba a buscar setas pero claramente era mentira puesto que no iba preparado para la ocasión.

Clyde por primera vez en un tiempo se quedaba solo, y fue una sensación extraña para el pobre chico. El sentimiento de vacío y aburrimiento casi podía con él. Intentó ver películas del oeste pero ni siquiera eso consiguió alegrarlo un poco.

Cuando se dio cuenta de que estaba así por la falta de Caspian, intentó ignorarlo haciendo todo tipo de cosas para mantener su cabeza ocupada.

Se negaba a admitir que necesitaba compañía, era un lobo solitario.

De tanto dar vueltas por la casa se encontró algo inesperado. Era la camisa favorita de Caspian.

—¿Qué hace esto aquí? Ugh… Ese puto demonio consiguió meterse en mi cabeza de alguna manera…

Cogió la camisa discretamente y se la puso. Se miró en un espejo observando detenidamente su forma. Se le ocurrió oler la camisa y como era de esperar esta estaba impregnada con el olor de su dueño, que era una mezcla de cenizas y un perfume suave pero embriagador.

Clyde cerró los ojos. Realmente extrañaba la presencia de ese maldito. Permaneció de esta manera unos segundos, pero después dio media vuelta y se fue a la cama.

Ya estaba anocheciendo, tenía miedo de que a Caspian le pudiera pasar algo, aunque era improbable.

(Cabe aclarar que, todavía no había dicho esto porque no lo tenía muy claro, en esta historia los demonios son inmortales, no pueden morir, pero pueden recibir daño, entonces cuando reciben mucho daño, se convierten en almas en pena)

Agarró con fuerza su peluche favorito y hundió la cabeza en la almohada mientras esperaba pacientemente el regreso de su compañero como un perro esperando a su dueño.

Había caído todo lo bajo que podía caer, no le quedaba una pizca de dignidad en su cuerpo.

Por suerte el clima era estable en el exterior, pero los alrededores eran peligrosos. El sol se ocultó por completo, Clyde comenzaba a ceder al sueño cuando se oyó la puerta abrirse bruscamente y volverse a cerrar de la misma forma. El joven se sobresaltó y se apresuró a ver qué ocurría.

—Ah… Hola Clyde, ya he vuelto…— Suspiró Caspian altamente fatigado mientras bloqueaba la cerradura de la puerta discretamente.

El cazador voló (metafóricamente) hasta la puerta, resbalando y cayendo accidentalmente en los brazos del demonio.

—¡Caspian! ¿¡Estás bien!?— Preguntó angustiosamente, casi en lágrimas de pura preocupación.

—Sí. Lo sé, y… Lo siento por tardar tanto. No pensaba que te ibas a preocupar tanto.— Le dio un abrazo para tranquilizarlo.

Clyde estalló en lágrimas en ese mismo instante, aunque eran más bien lágrimas de felicidad por haber recuperado al fin su tan deseada compañía.

—¡Pues claro que me preocupo, idiota!—  Se limpió las lágrimas. —Por tu culpa me he acostumbrado a tener compañía y ahora no soy capaz de quedarme solo.

—A todo esto, ¿Porque llevas puesta mi camisa?

—¡Ah! E- eso no es n- nada…— Se separó un poco.

—¿Tanto me has echado de menos?

—Cállate.

—Hey, te queda bien.

—Gracias…

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Ou yea beibi, se viene el drama

Esto es solo el principio, se vienen curvas, así que agárrense fuerte a sus asientos

Ahora mismo tenemos que a Clyde le está hirviendo la sangre y Caspian tiene el culo más cerrado que el pensamiento de la gente de la derecha política (XD)

En fin, van a llorar, mis pequeñas cebollitas :')

–Kay.

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⏰ Última actualización: Nov 04 ⏰

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Hasta Que El Infierno Nos Separe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora