Leyendo: "Naruto Lucifer: El Ángel Más Bello de Dios".

Capítulo 2.

Tras un tiempo de descanso, en el que todos los revividos se pusieron al tanto de todo lo que había ocurrido luego de su muerte, y algunos socializaron entre ellos, todos estaban volviendo a sentarse para ver el próximo capítulo.

Sparda miró en sus manos la espada que se formó cuando su hijo aparentemente fusionó a Rebellion y la Sparda. Asintió y se la devolvió a Dante, notando que Vergil estaba siendo regañado por Eva.

Bueno, le había cortado el brazo a su hijo, al que tuvo y ni siquiera tenía un recuerdo bueno de el, y luego causó problemas a Dante y sus amigos por… No sabe cuantas veces.

El no tenía quejas. Sus hijos ya eran grandes, y aunque había desaparecido, fue porque se perdió en un mundo alterno, en la brecha misma que separa una infinidad de posibilidades o mundos. Aunque le pesaba no haber estado para salvar a Eva y sus hijos, estaba orgulloso de que hayan crecido al punto de superarlo.

Kratos estaba viendo a Buda, que se acercó a el repentinamente, y empezaron a hablar. El hombre le estaba brindando sabiduría, e incluso Mimir y Atreus estaban atentos.

Del mundo DxD, los Maous originales ya habían hecho lo que tenían que hacer, que era recordarles a sus únicos descendientes vivos que eran meras garrapatas al lado de ellos. Leviatán solo se llevó a Katerea junto a su grupo, con Lilith, Runeas, y ellas dos.

Sirzechs y Grayfia estaban hablando con la familia Gremory, al igual que Serafall molestaba a Sona, y Ajuka, bueno… Estaba conversando con el Belcebú original, que se veía indiferente si el que tomó su puesto era el.

Elohim estaba hablando con Michael, Gabriel y el resto de Serafines, poniéndose al tanto de todo.

Cuando la pantalla brilló, se necesitó menos de un minuto para que todos vuelvan a acomodarse.

“Veamos que va a contar mitos de pelé”. – Hablando del mencionado, que estaba lejos del grupo de los demonios originales, suspiró al oír como su ex líder lo seguía llamando por nombres raros.

Todos vieron como la imagen empezaba con un lugar lleno de colores iridiscentes, que Great Red y Ophis identificaron al instante.

Parecía la Brecha Dimensional.

En el vacío de la existencia se encontraba un ser de gran poder. Cabello rubio peinado de forma que parecía una pirámide, ojos azules que estaban entrecerrados, su expresión tranquila. Vestido con largas túnicas blancas.

“¿Qué es ese peinado de mierda? Que mal gusto, anciano. Te ves mejor como un viejo en sus últimos días”. – Elohim gruñó ante el insulto de su hijo, aunque el nunca tuvo ese peinado, ya que también le parecía ridículo.

Sin embargo, si estaban en el vacío, significa que apenas había nacido.

“¿Vacío de la Existencia?” – La pregunta curiosa de Atreus fue respondida por Great Red, que fue visto atentamente por todos.

“Cuando el Universo aún no existía, todo era Vacío. En nuestro mundo está la Brecha Dimensional, que fue lo que quedó del vacío, y que conecta con todo nuestro Universo y, muy probablemente, otros universos”. – Los que no sabían eso lo anotaron, en especial algunos Dioses de la Sabiduría.

El ser, mejor conocido como Dios, estaba mirando una esfera en sus manos con algo de cariño.

"¿Qué estás haciendo, Padre?"

Dios se volteo cuando atrás suyo apareció un hombre rubio de ojos azules serios, vestido con armadura, un halo en su cabeza y dos alas blancas puras.

“Vaya Michael, ahí si parecías un guerrero de Dios. Ahora podría vestirte con ropas de mujer y nadie se daría cuenta”. – Michael miró a Azazel con serenidad, notando la sonrisa divertida del mismo. Gabriel se rió del chiste de su hermano.