Capitulo 10.

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Ares cometió su estupidez.

Ni siquiera Zeus o Apolo, que era el Dios de las Profecías, pudieron prever lo que le pasó a su hijo/hermano.

“Gracias a Caos no lo mató”. – Apolo curó al casi muerto Ares, que tenía todo su cuerpo vendado, ya que no faltó hueso que no se le haga polvo, y eso que solo lo golpearon un poco.

Kratos se limpió las manos, ante la expresión serena de Sparda y Buda, la preocupada de Mimir, y la en verdad curiosa de Atreus.

Kratos había invocado un frasco de aceitunas, y hubiese empezado a comer, de no ser porque Ares llegó y se lo arrebató. Empezó a hablar, pero lo ignoró e invocó otro frasco.

Ares volvió a sacárselo.

A pesar de las amenazas de que se vaya, no entendió.

Kratos no lo mató porque no valía la pena. Era mucho más débil que el Ares que el mató, y se comportaba como un niño, y… Bueno, no le veía sentido.

No le duró un combo fuerte.

(🟥🟥∆)

“Merecido”. – Atreus sabía que colmar la paciencia de su padre no era difícil, pero hasta ahora había estado más calmado que antes, que le dio tres oportunidades.

Todos vieron en silencio lo ocurrido, con algunos incrédulos, otros divertidos, pero el resto se mantuvo neutral.

La pantalla brilló, llamando la atención de todos.

La pantalla mostró un fondo del universo, con la sombra de varias personas.

Para los Dioses, los humanos no son más que hormigas.

“Eso suena a generalizar. Creo que no todos los Dioses tienen esa visión”. – Hestia comentó con una mueca. Ella adoraba bastante a los humanos, en lo que cabía, y aunque ella siempre sería una Diosa, verlos como hormigas era demasiado.

“No está del todo equivocado. La gran mayoría de Dioses se deja llevar por su poder cuando están con humanos, en especial los que se cansan de violarlos y tener mestizos”. – Thot, el Dios de la Sabiduría Egipcio, comentó con serenidad. En su último comentario, miró de reojo a los Griegos, que claramente se sintieron tocados por ese comentario.

“Ninguno es santo de nada”. – Tanatos comentó con su natural voz fría.

Seres que los alaban, que buscan su ayuda en sus peores momentos. Algunos solamente les dan su rezo cada día, cada hora, cada instante.

Fanáticos capaces de pelear contra aquel que no crea como ellos, o incluso dude de su existencia.

“La gran mayoría viene de nuestro Panteón, lastimosamente”. – Uriel suspiró con pesadez. Aún recordaba la cantidad de veces que vio discutir a un Creyente de Dios con un Ateo, más aún con los que no entendían el ateísmo y no creían en Dios porque sí.

Había una creencia popular entre los dioses más soberbios. Tan llenos de si mismos, incluso si no eran más que garrapatas ante los verdaderos dioses del mundo.

Los dioses no se unen. Los dioses no conspiran. Los dioses no confían en los demás. Un dios no necesita ejércitos, aliados, o amigos. Un dios no se deja llevar por emociones humanas.

“¡Ja! Si eso fuese cierto, todos serían un rejunte de antisociales, que van a terminar peor de como están”. – Lucifer se rió con fuerza de eso. ¿Un Dios que se cree perfecto por ser la mayor representación de un aislado con complejo de Primordial? Por favor.

Hasta los Primordiales eran conocidos, y muchos estaban amistados de cierta forma, y la gran mayoría eran solo energía pura.

Así es como un Dios debe ser.

Leyendo: "Naruto Lucifer: El Ángel Más Bello de Dios".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora