Capítulo 8.

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Los invitados estaban hablando entre ellos, algunos socializando, otros debatiendo sobre lo que habían visto, haciendo suposiciones del futuro, entre otros.

Dante estaba sentado hablando con Lady, ambos viéndose fijamente y de forma que hizo sonreír a Eva a unos asientos de ellos, que se giró para ver a Vergil y Nero entrenar a su manera, osea, peleando.

Trish estaba en verdad aburrida sin hablar y sin ver la historia, y viendo al grupo de diablesas sumar a Afrodita, se metió junto a ellas, y ahora estaba haciendo nuevas amigas.

Siendo ella un demonio creado por Mundus, que luego cambió, en cierta forma, para bien, conectó bastante rápido.

“¿Los demonios en tu mundo se vuelven armas?” – Trish asintió a la pregunta de Rías, que a pesar de oír lo fuerte que solían ser todos en el lugar de origen de la rubia, tenía curiosidad por visitarlo.

“Algunos demonios específicos. El resto proviene de distintos lugares del Inframundo, y eliminarlos suele ser un problema porque aparecen en grupos”. – Aunque en verdad no solían significar problemas para ella, Lady o Dante, siempre solían aparecer todos en manada, y eso alargaba el trabajo.

Bueno, no le veía problema a eso. Le gustaba pelear, como cuando peleó dos días contra Lady porque no le quiso decir quien era.

Fue divertido.

La pantalla brilló, y todos se acomodaron en sus asientos.

“Al fin”. – Apolo y Hermes ya no sabían que hacer para pasar la espera. Habían estado jugando cartas, ta-te-ti, y otros juegos incluso con Helios, Perséfone y algunos más sumándose, pero ya querían volver a ver que sucedía.

La pantalla mostró el Castillo Lucifer nuevamente, con enfoque en la figura de Lilith, que hizo silbar a muchos.

[Castillo Lucifer – Varios meses después]

Lilith caminaba por el patio trasero del castillo, usando un vestido negro que le llegaba hasta la mitad del muslo, y unas botas ajustadas negras que le llegaban debajo de la rodilla.

“Uff, parece una gótica, y una culona para colmo”. – Muchos de los varones en la sala no pudieron evitar mirar la figura de Lilith, que si bien no era más atractiva a sus ojos que otras diosas como Afrodita, sin duda era de las más sexys de todas.

Lilith solo sacó pecho con orgullo.

El vestido abrazaba su figura, marcando el contorno de su figura de reloj de arena, echa a base de músculos y huesos fuertes pero que, al contrario de la creencia popular, no le quitan feminidad y belleza.

“Pues… Es cierto”. – Atenea miró que el torso de la Lilith en pantalla no era algo masculino, como si se hubiese inyectado hormonas o algo, más aún con sus notables senos. Sin embargo, tenía una espalda y un núcleo fuerte, y de las caderas para abajo era algo de admirar.

Eso no le quitaba lo atractivo.

Las distintas sirvientas que pasaban por el lugar saludaban a su reina con una reverencia, algo que Lilith correspondía acariciándoles la cabeza, como si fuesen sus perras.

No tan alejado de la realidad.

“Me imagino que no”. – Lilith sonrió inocentemente hacía Runeas y Leviatán, que la miraron en blanco.

“¿Debería sorprenderme?” – Saji se encogió de hombros ante la pregunta de Issei, que no sabía que decir.

“No me molestaría ser el perro de esa mujer…” – Issei miró con los ojos llenos de miedo a Saji.

Leyendo: "Naruto Lucifer: El Ángel Más Bello de Dios".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora