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Kyle paseaba tomado de la mano de Eric. No sabía si considerarlo cita, ya que más que nada estaban ahí por el regalo de Bebe Stevens, pero de todas formas ahí estaban, en el centro comercial, tomados de la mano y con conjuntos combinados como la buna pareja de maricones que eran.

Se sentía falso y contradictoriamente real. Era real el amor de Eric a Kyle, ¿pero el amor de Kyle a Eric?

Esa mañana se había despertado cuando Ike fue a irrumpir en su cuarto para gritarle «tu novio está aquí». En ese momento Kyle parpadeo tratando de eliminar las legañas que delataran el hecho que no durmió bien. Había hecho lo que Wendy le recomendó: investigar y educarse. Leyó horas y horas de artículos, experiencias, vio conferencias e incluso contacto con un psicólogo de Illinois qué daba consejería gratuita, tenía toda la información en una libreta y planeaba ponerla en práctica.

Se levantó y fue a cambiarse rápido, pero tuvo que detenerse a olerse y verificar que no apestaba; a pesar de que si lo hacía, no tenía tiempo, se echó desodorante y colonia varonil en cantidades exageradas. Después se vistió y bajó, encontrándose a su madre hablando con Eric, quien estaba sentado en el sillón de la sala; su padre no estaba, por lo que su madre hablaba libremente de su relación y usaba el honorífico de «yerno».

Eric tenía unos vaqueros de mezclilla de tiro bajo y una camisa de tirantes qué dejaba ver la piel de su pecho que se adhiere a los huesos y crea un relieve. Kyle tuvo que poner su total voluntad en no temblar, no quería asustarlo.

Cuando llegó con su novio, su madre sonrió, les dijo que tenía un regalo para ambos y fue al comedor llevando dos cajas negras. Eric y Kyle se miraron intrigados y al abrirla vieron unos abrigos de ganchillo azul rey: los dos eran idénticos, por lo que no tienes que ser un genio para entender a lo que quiere llegar.

—Lo vi en una tienda, me parecieron super monos —dijo dándoles la vuelta para enseñarles el grabado que decía «Partners in Crime»—. La mayoría decían «rey» y «reina», no os quedaban —explicó y Kyle sonrió. Reconocer qué le daba vergüenza que lo vieran con eso podría herir a Eric, y eso era lo que menos quería.

Kyle se acercó a tomarla. La tela era fina, perfecta para el clima otoñal de la mañana de South Park. Sonrió y se la puso encima de su camisa negra con franjas azules. Eric replica su acción como un espejo, pero la sudadera le queda grande.

—¡Oh, te queda muy grande! —dijo al notar cómo la sudadera le quedaba como vestido—. No había tallas más pequeñas, esa es talla XS. -Ike quedó boquiabierto por ello y Kyle no pudo evitar quedar igual; la diferencia de ambas reacciones es que Kyle conoce a la perfección la razón de su infra peso, razón que llevaba su propio nombre.

—No pasa nada, está bien, me gusta lo oversize —sonrió Eric y Sheila también.

Después de ello, ambos salieron en dirección al centro comercial. Y eso es lo que está haciendo ahora, vagar de la mano de Eric, recorriendo tiendas de joyería —no muy cara—, pero que lo aparentara; no pensaba comprarle algo caro a Bebe, pero buscaba algo que fungiera una imagen lujosa y de alta clase. Sabe que deben llevar dos regalos, la única instrucción de la invitación era clara como el agua: por cada invitado, mínimo un regalo de valor mínimo de quinientos dólares.

Llegan a una tienda de joyas que aparentan ser Chanel, pero la tienda tiene la etiqueta de «lujos accesibles». Ambos entran y Eric busca qué podrían llevar usando su experto ojo para buscar lo que mejor se viera o que al menos durará unas semanas; de todas formas, dudan que Bebe los use.

Eric encuentra una cadena de oro rosado —falso, obviamente— y se lo muestra a Kyle; él asiente porque se ve costoso. Kyle dirige sus ojos a unas arracadas del mismo oro rosa falso que el de la cadena y sonríe; no fue tan difícil encontrar algo para regalarle a Bebe.

New Person Same Old Mistakes [KYMAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora