‹†› XXV

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Era momento de afrontar las consecuencias.

Su alarma suena a las seis. Bosteza con la resaca matándolo a puñal. Se remueve con cuidado de no despertar a Eric al verlo profundamente dormido; él se aferraba a su espalda con una fuerza descomunal, como un náufrago a la esperanza; era tierno, de cierta forma.

Se levanta tomando su celular y apagando la alarma. Entra a sus notificaciones que lo bombardean de mensajes, lee los más recientes de cada contacto entre la pila de mensajes que tiene y entiende que su madre está enojada; es justificable, prometió mantenerse en contacto y no lo hizo. Suspira sabiendo que viene después y busca su ropa que está regada en el suelo. Se pone rápido el pantalón y la camisa y por las prisas ni la abotona bien, solo se tapa, toma el saco y sale en dirección a la casa de enfrente.

Llega y no puede evitar tragar en seco, acobardado. Piensa en dar un paso hacia atrás, pero no puede posponer lo inevitable.

Abre la puerta y entra a la casa, a su casa; ve a su mamá sentada en el sillón, con la melena rebelde desordenada y se notaba que había llorado, a Ike tratando de consolarla de forma torpe y a su padre moviéndose de un lugar a otro en una llamada. El sonido de las bisagras oxidadas al abrirse los llama a todos a voltear y, cuando ven a Kyle en el umbral de la puerta, gritan juntos su nombre.

Su madre corre a abrazarlo, manchando con el negro de la máscara de pestañas su camisa blanca, aferra sus uñas a la espalda de su hijo desaparecido y solloza. Su padre, eventualmente, y después del shock inicial, se acerca a abrazarlo. Ike también lo hace. Le sabe mal haberlos preocupado innecesariamente, porque por andar velando por Eric se olvidó de velar por su familia. Cuando ellos se separan del abrazo rápidamente, ella sustituye el confort del abrazo por una cachetada; eso solo pasaba cuando estaba realmente enojada con él, e incluso era muy raro que lo hiciese.

Se sobresalta por ello, todos lo hacen, incluso su propia madre.

-¡Me prometiste que estaríamos en contacto y no recibí ninguna llamada! -llora-. ¡Le hablé a Kenny, pero me dijo que no sabía dónde estabas! ¡Stan me dijo que te fuiste con Tolkien, pero cuando lo llamé no me dijo nada! -reprende golpeando su pecho-. ¡¿Dónde estuviste?! -Ella mira a los ojos a su primogénito.

-Y-Yo... -murmura-. Estaba en casa de Eric... -dice apenado-. Nos tuvimos que ir temprano de la fiesta porque él se sentía mal, así que Tolkien nos llevó a las diez u once, tal vez no contestó porque iba algo tomado y cansado. Nos dejó frente a la casa de Eric y yo lo fui a llevar a su habitación y me quede ahí en caso de cualquier cosa -responde Kyle mirando a su madre relajarse, pero aún parecía tensa, parecía que el que le dijera que estaba con Cartman la tranquilizo, pero no tanto.

-¿Y qué hacías con Eric? -preguntó su padre cruzándose de brazos.

Kyle recuerda la noche con Eric. No fue nada sexual, claro, ambos estaban lo suficientemente cansados como para sentir una mínima gota de libido: solo durmieron.

-Solo dormimos -dice y es verdad, pero incluso si lo es, su padre no parece convencido.

-¿Y podrías explicarme por qué vienes así? -interroga mirando a su propia sangre de pies a cabeza-. ¿Podrías explicarme por qué tienes la cremallera bajada, la camisa mal abotonada, estás despeinado y los zapatos mal puestos?

Kyle traga saliva, a su perspicaz padre no se le iba nada.

-Nada. Solo el alcohol.

Su padre no le cree, a ese punto no le cree ni una sola letra pronunciada, se dirige a su hijo adoptivo y le pregunta.

-Ike, hijo, ¿podrías contestarme la pregunta que tu hermano evade?

Kyle voltea a verlo y le niega con la cabeza, su padre lo amenaza y su madre intenta poner orden, pero el patriarca no permite objeción alguna.

New Person Same Old Mistakes [KYMAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora