‹†› XXVI

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Es diecisiete de agosto, el resto de la semana había transcurrido con una aburrida tranquilidad que lo desesperó a cierto punto. A pesar de que Eric había dicho que estaba dispuesto a mejorar; no lo parecía. Seguía comiendo las mismas pequeñas porciones y más de una vez Kyle lo atrapó (o Eric lo confesó en llanto) en flagrancia cuando él estaba vomitando. 

Kyle no sabe qué hacer a ese punto, habló con Wendy sobre el tema, pero ella le dijo que Eric necesitaba urgentemente un terapeuta, pero el terco que es Cartman no quiere uno. Kyle no lo puede juzgar, no está en la piel de Cartman para saber lo que siente.

Aun así lo acompañaba a todas partes. Desde que tuvo esa discusión con su padre no ha querido pasar más tiempo del necesario en su casa, esos días se los pasó en casa de su novio.

Stan junto con la banda siguieron practicando y supo lo comprometido que estaba Stan como para saltarse biología y medio ambiente, solo para repasar con Kenny su pronunciación. Butters seguía aplicándole la ley del hielo a Kenny quien parecía desesperarse cada vez más y más por ello, a un punto que terminó en detención por llorarle y rogarle en la clase de calculo para que lo dejara de ignorar.

Ambos caminaron por los pasillos del supermercado. Kyle había acompañado a Eric a hacer las compras: Kyle empujaba el carrito y le pasaba lo de los anaqueles más altos y Eric metía los productos que escogía.

Cartman prefería hacer las compras para evitar que su madre comprara porquerías; ella estaba tan ocupada que, cuando Eric empezó con su problema, ella ni se dio cuenta y lo asoció con la pubertad. A Eric no le fue difícil convencerla, ni tuvo que repetirlo. Liane simplemente aceptó que su hijo comprara las cosas mientras ella trabajaba y se lo agradecía, creyendo que lo hacía por altruismo y no por motivos poco sanos. También, mantenerla alejada del supermercado podría posponer el descubrimiento de que Eric Cartman era gay y, peor aún, salía con Kyle Broflovski (Dios bendiga América y especialmente a Eric si Liane Cartman lo descubría).

Kyle se dio cuenta de eso cuando él le dijo que iría a hacer el mandado para «ayudar a su pobre madre»: Eric Cartman nunca haría nada por buena voluntad si no sacaba provecho de ello. Lamentablemente, el provecho en la situación era matarse de hambre.

También se dio cuenta de hábitos que tenía: cosas como evadir las miradas de los padres de familia que conocían su antiguo cuerpo, usar ropas holgadas para «disimular su gordura», ver el contenido nutricional de los productos que compraba tomando los de bajas calorías que cumplieran el requisito de un sesenta por ciento de grasas, un treinta y cinco de proteínas y un cinco de carbohidrato. Más de una vez lo vio evitar los pasillos de azúcares y dulces, granos, legumbres, lácteos y hacerles caras a los alimentos procesados. Cartman se veía tan centrado en un meticuloso y riguroso proceso de escoger qué comprar con el dinero que Liane le dejó, y cuando tomaba algo, fruncía el ceño y hablaba en voz baja como si buscara en sus archivos mentales si debía o no comprar eso.

Kyle lo acompañó todo el tiempo sin perder de vista cualquier gesto mínimo, memorizando sus manierismos y viendo lo que compraba: carne (mucha carne y todo tipo de carne), huevos, verduras verdes, frutos secos y semillas, muchos aguacates y bolsitas de té.

Pasaron por los pasillos hasta que el carrito se llenó y él terminó por tachar lo último de la lista del mandado. «Ya está, es todo», dijo Eric volteando a ver a Kyle y sonriéndole conforme lo guiaba de la mano a la caja para pagar y llevar todo a la residencia de los Cartman.

Fueron a pagar y cuando salieron con las bolas —Kyle cargando dos bolsas con las manos y Eric llevando una en el pecho— caminaron a la casa de Eric.

Después de ayudar a Eric a guardar las cosas, fue a una tienda de conveniencias para comprar unos materiales para un trabajo de literatura (a la maestra González le encantaba dejar trabajos creativos).

New Person Same Old Mistakes [KYMAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora