‹†› XVII

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Decir que no se pudo concentrar sería reduccionista; toda la clase de álgebra no paró de pensar en Eric. Guardó el papel en uno de sus bolsillos y constantemente clavaba su mirada en este. Pensaba en lo escrito en la hoja y le daba vuelta, tras vuelta, tras vuelta a cada palabra; la idea de seguir el plan de McCormick no parecía tan descabellada, pero tampoco ética. Sus principios y su corazón peleaban en una batalla de que debía y que no debía hacer: en cuál era el mal menor y en cuáles deberían ser sus siguientes pasos.

Tuvo la suerte de que el profesor no le prestara atención y estuviera más ocupado explicando de nuevo qué era el álgebra lineal, como para notar a uno de sus alumnos ignorarlo garrafalmente. Sacó el papel de su bolsillo y pasó el dedo por la escritura de Cartman dejando un rastro de grafito tanto en su dedo como en la hoja. Suspiro y miró volátil al profesor, quien apuntaba en el pizarrón como sacar matrices y determinantes. Volteó a sus costados y todos anotaban a excepción de él, pasó la lengua por sus labios resecos y volvió a mirar la hoja.

Cuando el timbre suena, dando pie al primer recreo, tiene que sacudir la cabeza para volver a la realidad. Toma su mochila y sale del aula en dirección a la cafetería. Al llegar, ve a Stan y Kenny sentados en una de las mesas; junto a ellos están Butters, Tolkien, Clyde, Tweek y Craig. Se sienta junto a Kenneth, ganándose las miradas de todos los presentes en aquella mesa. Siente como si viajara al pasado, a un tiempo donde todo era más fácil y cuando todos eran más indiferentes al dolor ajeno de lo que son ahora. Los analiza a todos; Tweek y Craig se ubican uno al lado del otro con Craig recargando su cabeza en el hombro de su novio; Clyde y Tolkien están a la derecha de la pareja con Clyde en la orilla; Butters, Stan y Kenny se sientan en las sillas que dan de cara a los otros cuatro chicos. Se quedan en silencio, ya que ninguno se anima a iniciar la conversación, así que Clyde, con la prepotente seguridad que lo caracteriza, toma rienda de la plática.

—Entonces, Kyle. ¿Ya lo pensaste? ¿Lo vas o no lo vas a hacer? —pregunta Clyde, pero recibe un golpe de Tolkien.

—¡Imbécil! ¡Sé más suave! —le increpa. Clyde solo rueda los ojos y saca un vapeador.

—No deberías fumar... Nos pueden pillar —farfulla Butters.

—Como si no vapearas en el voluntariado comunitario —reprende, pero recibe otro golpe en la nuca, provocando que se ahogue con el humo del tabaco.

—¡Dejad de saliros por la tangente! —Tolkien les reprende a ambos—. Kyle, quisiéramos saber si vas a seguir el plan de Kenny o...

—¿O?... —interrumpe.

—O pensamos en otra cosa. —Ahora es Stan el que responde.

—¿Pero no habíais dicho que Cartman no hace caso y que está empeñado porque está enamorado de Kyle? —pregunta Craig con su alto tono sarcástico de siempre. Tweek tiene un tic y rápido mete un pedazo de pan en la boca de su novio para callarlo. Algunos voltean a ver su mesa y Kenny hace un gesto para que se volteen a sus asuntos.

Sus pulmones se contraen cuando respira hondo. Kyle mira a sus amigos y, después de unos segundos, suelta el aire de sus pulmones en un ronco suspiro.

—Está bien —responde Kyle y Kenny deja caer su brazo sobre el hombro del chico.

—¿E-Estás seguro? —grita Tweek entre dientes en un intento de murmurar que sale pésimo.

—Sí —miente—. No me gusta la idea de engañarlo e ilusionarse, me parece algo ruin, pero, ¿qué otra opción me queda? Hoy hablé con Eric y no parece tener la intención de pedir ayuda —empieza a relatar. Su mano, que se esconde en el bolsillo de su chamarra, aprieta el papel—. No creo que sea capaz, o bueno, mejor dicho: no es capaz de pedir ayuda por cuenta propia...

»Es duro, pero... parece ser la única forma de salvarlo... —Muerde su labio y piensa un poco en cómo continuar—. Tal vez me odie; pero prefiero cargar con su odio que con la culpa. De todas formas, me acostumbre a que me odiara; tal vez nunca me odio de verdad y provoque que lo haga de verdad, pero es algo con lo que creo poder vivir... —termina. Mira la mesa y el espacio vacío frente suyo donde debería ir la bandeja.

Siente la palma de Kenny que lo consuela.

—No te preocupes, tal vez te odié durante un tiempo, pero eventualmente te lo va a agradecer —dice y Kyle asiente.

El timbre suena indicando que el descanso de veinte minutos acabó, así que todos se levantan con sus bandejas para ir a sus respectivas clases.

Todos empiezan a irse, pero nota que Tucker se detiene frente suyo. Toma de su bandeja un pequeño batido de plátano y mantequilla de maní y se la deja enfrente de Broflovski. Lo voltea a ver y este lo mira con el mismo rostro inexpresivo que parece ser el único que enseña a aquel que no sea Tweek.

—No comiste nada y ahorita nos toca programación. Necesitas tener algo en el estómago, aunque sea un batido.

Kyle sonríe y lo agarra en sus manos.

—Gracias, Craig.

—Ahí dice que da energía; o al menos la suficiente para soportar hasta el siguiente recreo.

—Entiendo. De nuevo: gracias, Craig.

Craig solo desvía la mirada.

—Apúrate a tomarlo antes de que la profesora te cierre la puerta. —El pelirrojo asiente y ve a Tucker retirarse.

New Person Same Old Mistakes [KYMAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora