Capítulo 24

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Juanjo cogió a Martin del brazo justo antes de la cena, y le susurró en voz baja.

-¿Nos sentamos hoy con Ruslana?

Martin asintió sonriendo, pensando en lo bonito que era aquel gesto. A pesar de la conversación de anoche, y las implicaciones evidentes que había tenido, su relación no había cambiado demasiado, pero sí notaba como Juanjo era menos reacio a esconderse tras las cámaras. Poco a poco, pensó Martin. También, no lo iba a negar, le encantaba que le tuviera en cuenta para gestos como estos. Como si fuesen un pack indivisible. Aunque últimamente lo parecían, no iba a hacer él ninguna queja sobre eso.

Así que allí estaban, sentados en la mesa de los heteros, básicamente. Escuchando atentamente como Álex y Lucas hacían el animal, mientras se daban toquecitos inocentes en las piernas.

Mientras recogían, Juanjo le dio un golpe que Martin correspondió con otro, y así empezaron a pelearse como dos críos pequeños.

-¡Oye!-gritó Salma.

-Me ha pegado él primero en la mano súper fuerte.

-Él ha sido-se quejó Juanjo.

-Ya los dos, pídele perdón.

-¿Has visto?

-Martin, ven, pídele perdón-intervino Salma, como si fuese su madre y ellos dos sus hijos desviados.

-Perdón.-dijo Martin con ironía a su cara, viendo como Juanjo entrecerraba los ojos mientras lo hacía.

-De nada.

-Mira esa mirada de odio, es que esa mirada dice tanto...

-Bésale la mejilla-volvió a intervenir Salma, no dejando que se enzarzaran en un pique que probablemente no terminaría hasta dentro de un rato. A Martin no se lo tienen que decir dos veces, cualquier ocasión para acercarse a Juanjo era más que bienvenida. Se puso de puntillas y le dio un suave y delicado beso. Juanjo, en cambio, le dio un lametón.

-Guarro-susurró, y Juanjo sonrió mientras trataba de limpiarle la mejilla con la mano. Salma no disimuló su sonrisa, y le enarcó una ceja a Martin hacia la que él solo pudo sonreír.


Su vida parecía guionizada. Claro que cuando tenía que fingir estar en un cine con el chico con el que estaba empezando algo les ponían una serie para ver. Martin y él compartían palomitas porque claro, ya en mayor o menor medida, todo daba igual.

Se sentaron uno al lado del otro, y, poco a poco, con un cojín enmedio como barrera Juanjo comenzó a inclinarse terminando estando tirado contra él. Su mano encima de su cabeza, y pudo ver como delicadamente Martin hacía círculos en su mano. Dios mío. Necesitaba aclarar sus pensamientos pronto. Hablar de esto con alguien. Hablar del hecho de que probablemente todos fuera supieran que se estaba cociendo algo entre ellos, pero se sentía completamente paralizado. Lo había hablado con Martin y se había puesto a llorar en el acto. Sus pensamientos se tranquilizaron al notar la mano de Martin, su cabeza calmándose por fin, causando que se quedara dormido.


Martin vigiló que Juanjo estuviera en su cama, y que no hubiera demasiada gente a su alrededor. Estaba con Chiara y Ruslana en la cama de la ucraniana. Necesitaba hablarlo ya. Habían pasado tantas cosas entre el día de ayer y hoy que no podía más. Ayer no había podido hablar del tema, demasiado centrado en Juanjo como para ello, pero aquella noche necesitaba comentar.

-Estamos de camino a algo-dijo Martin sonriendo.-Lo hablamos ayer. Nos dijimos que nos gustamos y... ¡Ay...!

Se sentía flotando en una nube de amor. Estaba enamorado, era consciente de que lo estaba, pero quería esperar un poco antes de decírselo a Juanjo. Ver algunos indicios de reciprocidad en él. Aunque ahora, el mayor de ellos es que no dejaba de mirarle a los ojos.

Behind the scenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora