Una mestiza que aborrece la prepotencia mágica, parte de la Tierra para ingresar a la Escuela de Magia. Evangeline Violet Evergarden, viene a derrumbar el cliché de que alguien inteligente solo es quién saca sobresalientes, la inteligencia puede ver...
''Y es que, su honestidad es su mejor arma y su tenacidad la secunda.
no es la típica inocente que depende del resto,
ni tampoco es tan misericordiosa como parece...''
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— ¿Quién es la novata valiente que se ha apuntado a defensa y armas?
— Yo -afirmé sin merodeos, apareciendo entre las sombras. Sin duda me había visto, no sé ni cómo.
Si de espaldas estaba bueno ya no os digo de frente. Era un joven que rondaría los 20 años, de ojos oscuros pardos, con motas azules, pecas y de cabello azabache. Unos mechones caían por su frente, enmarcando sus ojos oscuros que parecían sin alma. Sin duda, era atractivo. Ese aire arrogante, consultando los informes de posibles alumnos, lo hacía incluso más. Portaba una camiseta corta negra que compaginaba a la perfección con su pelo, además de unos pantalones flojos que aún flojos, no daban pie a la imaginación.
— ¡¿Tú?! - dijo sorprendido al verme. Sus ojos se encendieron, ya no tenía chispas moteadas azules, ahora bailaban en tonalidades de ámbar a ónix.
¡Por Sakit y Marak, qué chica!. Tenía una camiseta de tiras gris oscuro y unas mallas irrisorias que sólo la hacían aún más sexy, moldeaba su figura a la par que la hacía arrebatadora. Era imposible no fijarse cómo ondeaba su pelo en su espalda. Era inevitable adorar esos dos mechones rebeldes que asomaban por su cara - Cómo le habían predicho, tenía razón, ya estaba perdido-
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— ¿Me conoces? - escapó de mis labios. Su pregunta era extraña, lo dijo como si me reconociese de algo, en cambio yo en mi vida lo había visto. Alguien tan... lo recordaría, o eso creo. Evité fijarme más en sus ojos, verlos me encendía.
— Así que Evangeline Evergarden...
— Llámame Violet, mejor - ni a un semidios como este ser, le permitiría que me llamase por mi primer nombre. Ni a un semidios ni a absolutamente nadie.
— Evangeline
No podía soportar la rabia. La sonrojez de mi enfado subía por mis mejillas. Desde luego, si este va a ser mi instructor, vamos a tener serios problemas- ¿Tú eres?
