Capítulo 14

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-Llegarás tarde, no deberías hacer esperar a Sanemi- Intentaba alejarse en vano del más bajo que mantenía sus manos clavadas firmemente en su cintura.

-Cierra la boca- Le regañó, parecía enojado, de hecho lo estaba era molesto escuchar como mencionaba el nombre de aquél peliblanco. El que pudiece pensar en algo más que no fuesen ellos dos en estos momentos ¿Cómo podía?- Deja de pronunciar su nombre.

-Pero te estás atrasando, y a mi también- Posó sus manos sobre sus hombros haciendo presión en estos.

Obanai arrugó si entrecejo mirando con molestia al ojiazul. A él le importaba poco si hacía enojar a Sanemi, aunque si es cierto que más personas podrían morir por su terquedad en estos momentos no podía pensar en algo tan importante como eso. Se fijó en sus ojos zafiros ahora ojerosos producto de haber velado su sueño toda la noche, se sentía culpable por eso pero por suerte pudo dormir bastante durante el día.

No se esperaban que tuviese una misión en la tarde. Él se encontraba entrenando mientras que Giyuu descansaba lo que no pudo en la noche. De vez en cuando le daba una vuelta velando que estuviese tranquilo, debía decir que su sueño era bastante pesado aunque lo más probable es que fuese producto del cansancio que se cargaba.

Se mantenía en el engawa del jardín  mirando la nieve caer de forma lenta, Giyuu aún no despertaba pero eso no le preocubaba mientras más durmiese mejor así no tendría sueño para la noche. No dió el primer sorbo a su té verde recién preparado cuando un molesto cuervo interrumpió avisandole sobre una misión en conjunto con Sanemi haciéndole fruncir el ceño de enojo, aunque era su oportunidad para tener una "charla". El ave no dejaba de parlotear, era irritante por suerte Kaburamaru llegó para espantarlo. Se sorprendió al ver a Giyuu ahí afirmándole que tenía una misión por lo que no tuvo más opción que prepararse el también.

Pero había llegado el momento de separarse y el no quería. Bueno no sin despedirse correctamente, Tomioka informó que era en un lugar bastante remoto, específicamente en las montañas y tardaría días en llegar. Además en esos lugares hacía mucho más frío por lo que podría enfermarse.

Eso le tenía inquieto y se negaba a separarse de él en estos momentos.

-Iguro...- Dijo- Suéltame ahora- Parecía una orden pero la verdad era una súplica, pero el heterocromático no lo entendió así.

-Solo cállate eres molesto- Estaba nervioso, por lo que su actitud hóstil salía a flote intentando que el contrario se callase y lo dejase pensar. Quería besarle pero su orgullo era más grande que sus ganas y obvio no le pediría al contrario que lo bese.

Apretó su cadera con cierta fuerza sacando un quejido de dolor del contrario que se apoyó un poco más sobre sus hombros debido a la presión ejercida. Había clavado sus gruesos dedos con fuerza, no era una experiencia para nada linda pero el quería su boca y la tendría.

Se bajó rapidamente sus vendas para lanzarse al contrario atrapando sus labios entre los suyos. Escuchó un quejido de sorpesa pero poco le importó, inclinó su cabeza hacia un lado buscando más comodidad. Tomioka pasó sus manos de sus hombros a sus mejillas apretandolas con cuidado de no abrir la gran cicatriz siguiendo el intenso beso.

Mordió los labios del más alto con cierta fuerza obligandolo a abrir la boca y no esperó un segundo más para adentrarse en esta saboreando su cavidad bucal. Buscando con su lengua la del contrario, apego al ojiazul a su cuerpo, tanteando con sus manos buscando un lugar más cómodo del cuál prenderse. Sentía como le faltaba el aire pero no se detenía quería más, jugaba con la lengua de Giyu quien parecía que en cualquier momento se le caería encima, había apoyado casi todo su peso en Iguro, siendo solamente sostenido por sus manos callozas.

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