18. final

323 42 31
                                    

Matías va a un par de ensayos de la obra de Enzo, solo a ver, porque dirigir era demasiado difícil y ser actor no era lo suyo.

Lo suyo es la música, la libertad detrás de cada acorde, no hay reglas en su arte, no hay un límite, pero en la actuación si, líneas duras entre lo que eres y lo que interpretas.

A Enzo se le da bien separar su vida personal y profesional. A él no.

Los ensayos de Enzo son entretenidos de ver, la chica que trabajaba con el es bonita, alta y muy rubia, con profundos ojos azules y linda sonrisa.

Actúan juntos, muy juntos, ella es fácil de entender, se mueve en el escenario como una segunda casa, movimientos suaves y delicados cuando tiene que hacer yoga.

Matías siempre se cruza de brazos cuando la ve a lado de Enzo por lo que el mismo escribio, sus dedos vagando en sus brazos.

Sabe que no intentará nada, Sofía tiene pareja, y cuando bajan del escenario apenas está cerca de Enzo, pero aun asi la emoción revolotea en su pecho.

Los celos son como una enfermedad, se expanden por todos lados y te atrapan, imposible de ver más allá.

Había pasado lo mismo con Malena, lo que había fracturado su relación habían sido los celos y se niega a que vuelva a pasar.

"¿Querés un pucho Sofía?" Le pregunta un día que la encuentra fuera del teatro, palpando sus bolsillos rápidamente.

"¿Dé cuáles fumas?"

"Malboro blanco"

Ella asiente y Matías le extiende un cigarrillo, encendiendolo rápidamente, ella no se mueve y lo aspira lentamente, aros de humos saliendo de su boca.

"No sabía que podías hacer más que mirarme mal" Ella bromea, riendo suavemente, el se encoge de hombros, jugando con la manga de su sudadera.

Estaba intentando dejar de fumar, pero la sensación de la cajetilla en su bolso y el olor de la nicotina lo lleva a querer hacerlo.

Pero se detiene, con la cajetilla dentro de sus dedos, abriendo y cerrando la tapa cada vez que la ansiedad de la situación lo traspasa: "Disculpame"

"Nah, tranqui, me da igual" Ella se encoge de hombros, fumando con delicadeza, sus dedos largos sosteniendo el cigarro "Gracias por escribir la obra"

Matías asiente, deslizando uno de sus cigarros entre sus dedos: "La escribí para Enzo" Susurra, el aire frío creando humo.

Sofia asiente, en silencio, la atmósfera es tensa e incómoda entre ellos dos, las palabras entrecortadas "Enzo es re bueno actuando, tengo un amigo que quiere un protagonista para su película, deberías decirle"

Matías siente la emoción en la punta de sus dedos, la adrenalina circulando lentamente en su ser "¿De que es la película?"

"De un futbolista, corte la vida de Luis Suárez creo" Sofía explica lentamente, su lengua perezosa, descarga la ceniza de su cigarro lentamente. "Es como la obra, no tiene mucho diálogo"

Matías asiente, jugando con el encendedor en su bolsillo, es una oportunidad, una grande para Enzo, una en la que puede despegar si lo logra.

"Le va a gustar a Enzo entonces" Sofía asiente, apagando el cigarro contra la pared y limpiándose las manos, sus uñas delicadas brillando con el sol.

"Va a venir a ver la obra" Sofía dice finalmente, caminando hasta la entrada del teatro "Si Enzo se consigue ese laburo, se le abre el mundo, el va para arriba"

Matías suelta el cigarro que tiene entre sus dedos, caminando detrás de Sofía y entrando al teatro, Enzo está destinado a llegar hasta arriba y el se encargará de eso, los celos reemplazados por adrenalina.

Matías abrirá cada puerta hasta que Enzo cumpla todos sus sueños.

No le cuenta a Enzo sobre la película, un secreto implícito entre Matías y Sofía, mordiéndose los dedos en cada ensayo.

Quiere que las cosas salgan bien, pero entre la obra, sus conciertos y la escuela apenas tiene tiempo para hacer cualquier cosa más que intentar sobrevivir.

Sus finales se acercan, y su banda es cada vez más popular, con una pequeña base de fans que va a cada concierto, buscando conocerlo, buscando escucharlo.

Los conciertos pagan bien, y podría abandonar la universidad en ese punto, y piensa hacerlo, vivir de la música como siempre ha querido y apoyar a Enzo.

El arte es la mejor forma de comunicarse, el arte trasciende palabras, se entrelaza entre las personas, en forma de una pintura o de una casualidad.

De un golpe entre dos personas y un café observando personas, el arte es subjetivo, el arte es una forma de amar, la forma en la que a Matías le gusta amar a Enzo.

El día que se estrena la obra de Enzo, compra una flor de todas las que le ha regalo, un ramo con lilas, camelias, gladiolos, jazmines, orquídeas, tulipanes, y todas las otras flores que le ha dado, desbordando colores y olores.

Es el regalo más adecuado que le podría dar en algún momento a Enzo, la síntesis de su amor, las flores tienen un lenguaje secreto, uno que solo ellos dos saben.

Esta entre el público, observandolo, la química fluye entre Sofía y Enzo perfectamente, encajan donde el otro falla y Matías se siente secretamente celoso, pero solo son personajes.

Los aplausos lo desconcentran, su mente muy lenta para lo rápido que se mueve el mundo, Enzo está parado en el medio, mirándolo con adoración, suaves lágrimas derramándose de sus ojos.

Matías cree que se ve perfecto. Y por el rabillo del ojo ve al amigo de Sofía bajar por la escalera.

El lo sigue de cerca, con el ramo en sus dedos, tiene un mes que no fuma, un mes sin el alivio de la nicotina y mientras va detrás del telón, siente la misma necesidad de fumar como de amar.

"Lo hiciste increíble Enzo" Murmura apenas lo ve, gotas de sudor resbalando de su frente, todavía tiene la ropa de la obra, su perfume en su piel.

Enzo le sonríe, abrazándolo fuertemente por los hombros, esconde su cara en su cuello, y escucha sus suaves sollozos, su brazos anclados en su espalda.

"Te traje flores, ahora de verdad" Susurra contra su cabello, separándose lentamente, las extiende contra la mano de Enzo, y el las sujeta.

Son todas las que me habías dado

Los dedos de Enzo deletrean torpemente, oliendo las flores, cada una es diferente, ninguna repetida, Matías asiente, sonriendo.

"Es lo mínimo que mereces" Susurra, metiendo sus manos en sus bolsillos, es lento en sus acciones, la adrenalina corriendo por su cuerpo.

El amigo de Sofi me habló, quiere que protagonice su película

Enzo estaba destinado a cosas grandes, a cosas que Matías nunca había soñado en su vida, Enzo lograría cosas grandes, lograrían cosas juntos.

El se encargaría de eso y tal vez Enzo nunca podría volver a hablar en su vida, pero Matías podía hablar por los dos.

Siempre podría hacerlo.

mudo | matienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora