Juani no tenía idea de que estaba haciendo la mayor parte del tiempo.
Los problemas lo habían seguido desde que era pequeño, vivía en rectoría, envuelto entre quejas de maestros y amenazas de expulsión.
Alguna vez había escuchado que lo hacía por llamar la atención, y no estaba seguro de eso, no sentía que lo estaba haciendo por eso, lo hacía porque no encontraba su lugar.
No podía hacer amigos fácilmente, su personalidad volátil le jugaba en contra la mayoría del tiempo, las personas no querían estar con alguien como él, tal vez porque algo faltaba en él.
Tal vez por eso se refugiaba en la violencia.
"¿Por qué estás acá?" Pregunta un día al chico frente a él, con cabello castaño cortado hasta las orejas y con una sudadera enorme colgando de su cuerpo.
Juani vivía entre esas cuatro paredes y reconoce lo suficientemente bien a las personas que están ahí para poder hablarles, pero es la primera vez que habla con él.
El se cruza de brazos y lo mira de reojo, resoplando lentamente: "Apuñale a alguien con un destornillador" Responde el otro, con tranquilidad.
Juani se traga la sorpresa y la obliga a asentarse en su estómago, era la primera vez que escuchaba algo así, y se sintió inmediatamente atraído.
Asiente suavemente, en compresión, ocultando su verdadera reacción.
"Yo golpeé a la profesora de lengua" Admite en voz baja.
El chico se ríe y desde ese día se vuelven amigos.
Lo añade a su pequeño grupo, con los chicos que nunca lo han dejado atrás, Fran es amable cuando lo conoce y aunque Blas es indiferente al principio, sabe que aprecia al nuevo miembro.
Matías, a diferencia de él, se refugia en la violencia como escape de su mente, y lo entiende, sinceramente e intenta ayudarlo con pequeñas cosas.
Le recuerda sus citas con su psiquiatra, aunque sospecha cada vez más que ha dejado de ir y deja sus medicamentos a la vista para que por lo menos piense en tomarlos.
La nueva chica con la que sale no le agrada del todo, algo raro alrededor de Malena que no entiende por completo.
Y luego entra a la universidad, hizo exámenes de cualquier cosa, para entrar en algo y no quedarse atrás, no quería seguir estudiando pero algo en la soledad de no hacerlo lo asusta.
Pronto el, Matías y Malena se mudan juntos, a un departamento de dos habitaciones lejos de su universidad, es bonito y se encarga de decorar su habitación.
El día que acaba de hacerlo no duerme en toda la noche, tal vez por qué su habitación se ve completamente diferente o por algo que no ve.
Sus clases son aburridas, y pronto el sueño lo asalta, sus párpados pesan mientras escucha la voz de su profesor y el sonido de las personas a su alrededor.
Cuando se despierta la clase ya ha terminado y el no ha anotado nada, casi nunca lo hace, no puede mantener el paso en su carrera, ni en ningún lado.
Tiene ganas de gritar de frustración.
Matías empieza a guardar sus cosas y sabe que es un caso perdido preguntarle a él por algo así, sus apuntes son desorneados, escribe en la forma que procesa la información, letras por todas partes y flechas en todas direcciones.
Un par de asientos más adelante, ve a un chico sentado y lo reconoce rápidamente.
Es Felipe, Pipe.
Juani nunca había cruzado palabras con él, pero lo había visto, protestando contra lo que no le gustaba y disfrutando de su libertad, le parecía casi como un símbolo.
Libertad, eso era Pipe. Era la libertad que añoraba tener.
"¿Tienes los apuntes de hoy?" Le pregunta, suavemente, Pipe lo mira, su cabello castaño cayendo sobre sus ojos y la forma de un auricular en su oreja.
"No apunte nada"
Ambos parecen darse cuenta de algo al mismo tiempo.
Juani no pensaba mucho en eso, no le gustaba recordarle a Matías lo que no podría tener y no estaba interesado en obtener, pero siente, algo de repente que lo jala como una cuerda hacia él.
Su muslo hormiguea, justo donde está su marca, y entiende que era lo que lo llamaba hacia ese chico, el impresionante chico que parecía que hacía que el mundo comiera de la palma de su mano.
Pipe se queda estático, todavía con el auricular en su oreja, no dicen nada por un rato, incómodamente en silencio.
"Sentate si quieres" Dice Pipe casi en un susurro, y Juani lo obedece sentándose a su lado, y hurgando debajo de sus uñas.
"¿Que escuchas?" Pregunta en voz baja, señalando su oreja, Pipe tarda unos segundos en responder, extendiendo su celular.
"Spinetta ¿Querés escucharlo conmigo?" Juani asiente y toma el auricular, dejando que la música inunde sus sentidos.
Pipe tararea en voz baja, y ninguno de los dos hablan mucho, escuchan una canción, luego dos, tres hasta que finalmente llegan a otra banda.
"Tenes buenos gustos" Le dice finalmente, la voz de un cantante que no conoce colándose en sus oídos, Pipe sonríe y asiente.
"Tu también, no todos se quedarían conmigo para escuchar rock nacional" Le dice Pipe, mirándolo, enormes ojos azules chocando con los suyos, cree que se bien, cree que es hermoso.
"No soy todos"
Es verdad, Juani no es todos.
Porque no todos pueden tener a un hombre tan hermoso como Pipe para ellos.
"Me gusta eso"
Ambos se ríen en voz baja, y Juani no puede dejar de pensar en él el resto del día.
No es como todos los demás, no es como ninguno tampoco, es una mezcla de las pequeñas cosas y está bien con eso, como un rompecabezas que le falta piezas para completar.
Esta bien, porque ahora tiene Pipe.

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mudo | matienzo
FanfictionEnzo tal vez nunca podrá hablar, pero no es un problema, Matías puede hacerlo por los dos. Idea original de: @matiettx