12. cigarros y vapes

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Fran no sabía porque seguía obedeciendo a Matías.

Lo conoció un día aleatorio gracias a Juani, su amigo desde el jardín y nunca dejo de verlo desde ese momento.

Estudiaba artes visuales, y tocaba el bajo porque Matías lo había sugerido y no tenía idea de porque lo escuchaba, porque creía en él.

Pero lo hacía, Matías era un idiota violento y con problemas mentales pero Fran lo seguía como un perro.

Entonces cuando entra a un curso de lengua de señas uruguaya, sabe que debería dejar de escucharlo.

No aprende mucho del curso, frases básicas, gestos, nada muy importante, pero sigue yendo porque no tiene nada que hacer.

A Matías por otro lado, le va bien con el curso, aprende muchas cosas, e incluso consigue un novio con lo que aprende, Fran no tiene suerte.

A diferencia de Matías, que el amor de su vida era mudo, Fran sabía que el suyo podía hablar, y que era alguien muy inteligente.

¿Sabes que fumar te pudre los pulmones?

Era lo que tenía tatuado en la clavícula, letras negras en relieve contra su piel pálida.

Fran empezó a fumar en el momento que su marca apareció.

Y mientras descarga un montón de decoraciones del auto de Blas para el cumpleaños del novio de Matías, sus pulmones añoran un cigarro.

Se consideraba un fumador, le gusta el sabor de la nicotina en su cuerpo y los efectos que tenía, como su mente se relajaba, a diferencia de Matías y Juani que fumaban marihuana como si fueran hippies el le gustaba lo clásico.

Un cigarro nunca venía mal.

Se apoya en la barandilla del balcón de Enzo, las personas llenando el apartamento y el atardecer filtrándose por el aire.

Sus pulmones se llenan de humo y lo exhala lentamente, observando atentamente la ciudad moviéndose alrededor, apenas escuchando la puerta de cristal abriéndose.

"¿Sabes que fumar te pudre los pulmones?" Escucha una voz a su lado, e inmediatamente se voltea, atraído por la vibración de su voz.

Su clavícula hormiguea cuando ve al hombre a su lado, alto pero no tan alto como él, rubio, con barba y de enormes ojos cafés.

Lo observa durante mucho tiempo, casi hipnotizado, las cenizas de su cigarro cayendo a sus pies, es un hombre digno de admirar, con facciones suaves y lindos ojos.

Ve su mano durante algunos segundos, un tubo largo de color negro colgando de sus dedos. Es un vape.

"¿Eso no es peor?" Le pregunta, señalando el objeto y dándole una calada a sus cigarros, el hombre se encoge de hombros.

"Que se yo, nunca he cobrado un cigarro" Le contesta simplemente, mirando el horizonte e inhalando su vape, sus facciones relajandose lentamente.

"Yo nunca he probado un vape" Fran se encoge de hombros, es casi verdad, porque nunca ha pobrado uno, solo ha olido el humo que deja, Pipe tenía una adicción con esas cosas.

"¿Queres hacerlo?" Le pregunta, teniéndolo el vape, Fran lo toma, encogiéndose de hombros.

"Proba mi pucho, será nuestra primera vez" El chico se ríe, pero acepta el cigarro y lo fuma con la elegancia que solo un hombre como el puede tener.

Fran inhala el vape, profundamente, disfrutando del sabor afrutado en su lengua, el humo no es ácido como el de la nicotina, agradable en su lengua.

Exhala y le da otra calada, el hombre a su lado no dice nada, fumando su cigarro lentamente, exhala el humo de fresas y deja que cuelgue en sus dedos.

"¿Cuáles fumas?" Le pregunta, regresando el cigarro a medio consumir, Fran hace lo mismo, devolviendo su vape.

"L&M, no me gustan los Malboro" El chico se ríe, y le da una calada a su vape, exhalando en silencio.

"Me llamo Esteban por cierto, pero me dicen Kuku" El chico guarda su vape en su pantalón, volteandose y regresando a la fiesta, que está casi llena.

"Me llamo Fran, Fran Romero"

Apaga su cigarro y lo sigue, como una polilla a una farola.

En algún momento de la noche acaban besandose en el baño, el chico gime en su regazo, apoyado contra la pared.

Fran muerde sus labios y deja que sus besos lo lleven hasta donde sea necesario, besándolo con fuerza "¿Estas limpio?"

"Hasta donde se si ¿Estás limpio tu?" Fran asiente y deja que el chico, Esteban, clave sus talones en su espalda, ahogando sus gemidos con sus labios.

Fran no es horrible en la cama, pero se corre vergonzosamente rápido cuando Esteban lo deja entrar, da un par de embestidas y termina corriendose profundamente.

"Juro que no soy tan rápido siempre" Le susurra contra el cuello, riéndose en voz baja, Esteban no dice nada, acariciando el cabello en su nuca.

"¿Querés que te masturbe o algo?" Le pregunta, separándose de su cuello, el olor a fresas flotando sobre su nariz, Esteban se ríe, incontrolablemente.

"Me corrí antes que tú"

Ambos se rien en voz alta hasta que acaban en el suelo, con los boxers puestos torpemente y los pantalones en los tobillos.

"¿Porque estás aquí Fran Romero?" Le pregunta de repente Esteban, su cabeza descansando suavemente en su hombro.

"Me invitó el novio del cumpleañero ¿Que haces tu acá?" Esteban juega con su mano, tocando sus dedos hasta que entrelaza sus dedos.

"Soy el mejor amigo" Ambos se quedan en silencio después de eso, disfrutando de la compañía del otro, escucha la música al otro lado de la puerta, la vida sonando.

"Sos sordo ¿No?" Le pregunta, mirándolo, Esteban hace una mueca antes de volver a la misma posición, su cara descansando en su hombro.

"Si"

"¿Sabes lengua de señas uruguaya de casualidad?"

Esteban se ríe y le da un beso suave en la mandíbula, sonriendo contra su piel "Si, de casualidad"

Fran sonríe, viendo cómo en el vientre bajo de su Esteban su propio tatuaje lo llama.

¿Eso no es peor?

No, se responder mentalmente, es mejor.

mudo | matienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora