Amenazas en la Gala: Un Amor Bajo Fuego

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—Alejandro, no es necesario que hagas eso —le digo suavemente, tratando de calmar la situación. Puedo ver la tensión en sus ojos y sé que no será fácil.

—Valeria, es importante para mí saber la verdad. No puedo seguir ignorando las cosas —responde, con una determinación en su voz que no había visto antes.

Lorena se remueve incómoda, claramente atrapada en un dilema. Mira a Alejandro y luego a mí, buscando una señal.

—Lorena, no tienes que decir nada que no quieras —le aseguro, intentando aliviar la presión.

Ella suspira profundamente, como si llevara una carga pesada en su pecho.

—Señor Alejandro, no se trata de dinero. Su madre es una mujer muy protectora y... bueno, siempre ha tenido miedo de que alguien se aproveche de usted —empieza a explicar, eligiendo sus palabras con cuidado—. A lo largo de los años, ha intervenido de diversas maneras, a veces sin que usted lo sepa, para asegurarse de que las mujeres que se le acercan son... dignas de su atención.

—¿Intervenido? —Alejandro frunce el ceño—. ¿Cómo exactamente?

—A veces con llamadas, otras con visitas inesperadas. Siempre con la intención de protegerlo, o al menos eso es lo que ella cree. Pero señor Alejandro, puedo decirle que lo hace por amor, aunque no siempre sea la mejor manera de demostrarlo, puede hablar con su madre, lo que les paso, no es culpa de nadie, se que su madre no confía en ninguna mujer, pero si usted le explicara lentamente a su madre quien es Valeria —Lorena concluye, mirándolo con una mezcla de pena y comprensión.

Alejandro se queda en silencio, procesando la información. Puedo ver la lucha interna en su rostro, una mezcla de ira, decepción y algo de tristeza.

—Alejandro, entiendo que esto es difícil de escuchar —digo, acercándome un poco más—. Pero ahora que lo sabes, podemos enfrentarlo juntos. No estás solo en esto.

Él asiente lentamente, sus ojos buscando los míos.

—Gracias, Valeria. Lorena, también te agradezco por tu honestidad —dice finalmente, su voz más suave—. Necesito pensar en todo esto. Quizás hablaré con mi madre, pero por ahora, solo quiero estar seguro de que estamos bien.

—Lo estamos —le aseguro, tomando su mano—. Lo superaremos.

Lorena sonríe ligeramente, visiblemente aliviada por cómo se ha resuelto la situación.

—Señorita Valeria, señor Alejandro, les deseo lo mejor. Y recuerden, el amor verdadero siempre encuentra la manera —dice, antes de retirarse discretamente.

Nos quedamos en silencio por un momento, solo tomados de la mano, sabiendo que este era solo un obstáculo más en nuestro camino. Pero uno que, juntos, estábamos dispuestos a superar.

Alejandro suspiró profundamente y apretó mi mano.

—Gracias por estar a mi lado, Valeria. Esto no va a ser fácil, pero sé que juntos podemos enfrentarlo.

—Lo sé —le respondí, sonriendo con ternura—. Ahora, ¿qué te parece si volvemos a los planes para el postre? Tenemos que asegurarnos de que todo salga perfecto, no podemos dejar a los invitados de la gala, por cierto, a quien van a presentar esta noche, ¿Dime? —Pregunto con cautela.

Él asintió, relajando un poco la tensión en sus hombros.

—Sí, tienes razón. No podemos dejar que esto nos distraiga. Además, quería presentarte con mi asistente personal. La directiva esta aquí, y quieren firmar un papel muy importante contigo, yo los llame —me dice Alejandro.

—Señor Alejandro, siento interrumpir, pero, hay un hombre matón con un arma, que esta esperando afuera, pregunta por Valeria.

—Hola Valeria —interrumpe el hombre.

Embarazada Del Jefe MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora