Me siento agradecida por su presencia constante, especialmente en estos momentos difíciles. Mientras hablamos, 5 minutos después, una enfermera entra en la habitación con una bandeja de comida.
—Buenos días, Valeria. Aquí está tu almuerzo —dice, colocando la bandeja sobre la mesita hermosa.
Le doy las gracias a la enfermera y observo el almuerzo con cierto interés. Mi apetito ha sido irregular últimamente, pero siento que necesito alimentarme para recuperar fuerzas.
—Hay no, no tengo hambre —Le digo a la enfermera.
—Valeria debes comer —me dice.
—Lo sé, es solo que siento nauseas —le advierto.
—Valeria tienes que comer —me dice Alejandro.
—No, no me provoca comer esto —respondo.
Mientras como, noto la expresión preocupada en el rostro de Laura, la enfermera que me ha estado cuidando durante mi estancia en el hospital. Su mirada se desvía hacia Alejandro, como si estuviera conteniendo algo que quiere decir.
—¿Qué quieres comer? —Me pregunta la enfermera.
—No se —le digo.
—Llamare al doctor, Valeria esto es serio, debes comer —me indica retirándose.
—Amiga debes comer, por el amor que le tienes a tu familia, come, no seas asi, no solo debes pensar en ti pues —me dice con molestia.
—¿Todo bien, Laura? —pregunto, notando su nerviosismo.
Ella vacila por un momento, su mirada alternando entre Alejandro y yo.
—Sí, todo bien, Valeria. Solo estoy aquí para asegurarme de que tengas todo lo que necesitas —responde con una sonrisa forzada.
Pero puedo ver la preocupación oculta en sus ojos, la misma preocupación que he notado en muchas otras personas desde que llegué al hospital. Siento un nudo en el estómago, preguntándome qué podría estar pasando.
—¿Estás segura, Laura? Pareces un poco nerviosa —insisto, buscando respuestas.
Ella vacila por un momento más antes de responder.
—Es solo que... bueno, hay algunas cosas que necesitamos discutir, pero quizás no es el momento adecuado —dice, evitando mi mirada.
Me intriga su respuesta, pero decido no presionarla más en ese momento. Alejandro sigue a mi lado, preocupado, pero tratando de mantener un semblante tranquilo. Decido dejar el tema por ahora y centrarme en recuperar mis fuerzas, confiando en que Laura me lo explicará cuando sea el momento adecuado.
—Valeria, necesito que comas, o me obligaras a ponerte una sonda gástrica para alimentarte —me dice el doctor.
—No quiero, me niego a comer, no tengo hambre y siento algo en mi estomago —le respondo.
—Valeria, tienes que comer —Me dice Alejandro.
El doctor hace entrar personal médico a la habitación con una expresión seria, seguido de cerca por una enfermera que lleva consigo un carrito con equipo médico.
—Valeria, necesito hablar contigo sobre un procedimiento que debemos realizar —dice el doctor, su tono tranquilo pero firme.
Siento un nudo en el estómago mientras lo escucho. La idea de someterme a otro procedimiento médico me llena de ansiedad, pero sé que es necesario para mi recuperación.
—¿Qué tipo de procedimiento? —pregunto, tratando de ocultar mi nerviosismo.
El doctor explica con calma que necesitan insertar una sonda gástrica para asegurarse de que reciba los nutrientes necesarios mientras mi cuerpo se recupera del virus.
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Embarazada Del Jefe Millonario
Lãng mạnNunca imaginé que mi vida cambiaría tan drásticamente tras conseguir el trabajo de mis sueños. Soy Valeria y siempre soñé con un ascenso, pero un encuentro inesperado con mi enigmático jefe, Alejandro Ferrer, lo cambió todo. Después de una noche de...