Un Romance de Altos Vuelos

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Nos miramos a los ojos, y en ese momento, el mundo exterior dejó de existir. Alejandro se inclinó lentamente hacia mí, sus labios encontrándose con los míos en un beso suave y lleno de promesas. Era el inicio de algo nuevo, algo que ambos sabíamos que valía la pena explorar, pero a su vez el intenso miedo de que su madre era capaz de hacerme a mí.

Mis manos inquietas hicieron que lo empujara un poquito para pegarlo a la pared, mi mente se descontrola y lo único que quiero es algo más salvaje que un beso.

—¡No, hay lo siento no se que estoy haciendo!, hay que ver el pastel me ayudas a decorarlo — le digo con una sonrisa nerviosa, lo que quiera era morder mis labios para disimular ese deseo.

—Claro —me dice viéndome a los ojos.

Mientras caminaba, sentí sus manos en mi cuerpo.

—Espera, Valeria —me dice.

—UM...Ale...—No pude ni terminar su nombre cuando sentí que mis hormonas se volvían locas.

Nuestros labios se encontraron en un beso que parecía detener el tiempo, lleno de una dulce promesa y un deseo compartido. Era como si cada parte de mi ser estuviera en sintonía con la presencia de Alejandro, como si hubiéramos encontrado algo especial y único en medio de la vastedad de la mansión y la parte de la mañana que se extendía frente a nosotros.

Cuando nos separamos, nuestras miradas se encontraron, y en ese intercambio silencioso, ambos supimos que estábamos dispuestos a explorar esta conexión más a fondo, a pesar de cualquier obstáculo que pudiera presentarse en nuestro camino.

—No esperaba que esto sucediera tan rápido, pero no puedo negar lo que siento —confesó Alejandro, con una sonrisa que iluminaba su rostro.

—Yo tampoco, pero a veces las mejores cosas llegan cuando menos las esperamos —respondí, devolviéndole la sonrisa.

—¡El pastel! —Exclame.

Ambos nos fuimos devuelta a la cocina y decoramos el pastel.

—Preparé un almuerzo para ti —le dije con fluidez de palabra, la verdad que no se un porque lo dije, solo se me ocurrió.

—A eso me refiero, eres especial, te ayudare a cocinar tambien, aunque no creas tambien me metí a cursos de cocina —me dice con una sonrisa.

—Me alegro, entonces cocinemos juntos —le dije mientras preparaba los ingredientes.

Horas despues.

Nos quedamos en su mansión, en esa sala acogedora y llena de libros, compartiendo historias y risas mientras el tiempo seguía su curso. Finalmente, La noche llega.

Alejandro me llevó por los opulentos pasillos de su mansión, guiándome con confianza hacia una habitación que parecía sacada de un sueño de moda. Al abrir la puerta, fui recibida por un mar de vestidos de diseñador, joyas centelleantes y zapatos de tacón que reflejaban la luz de los candelabros.

—Bienvenida a mi vestidor privado —dijo Alejandro con una sonrisa, gesto que revelaba su orgullo por el lugar—. Aquí encontrarás todo lo que necesitas para deslumbrar esta noche.

Mis ojos se abrieron de asombro al ver la impresionante colección de prendas de alta costura. Vestidos de seda en todos los colores del arcoíris se alineaban en elegantes perchas, mientras que estantes repletos de accesorios de lujo añadían un toque de brillo y glamour.

—Es increíble —murmuré, apenas capaz de contener mi emoción.

—Por favor, siéntete libre de elegir lo que más te guste. Quiero que te sientas hermosa esta noche —dijo Alejandro, con una mirada cálida que hizo que mi corazón latiera con fuerza.

Embarazada Del Jefe MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora