Capítulo 9: Un escape rebelde

77 20 28
                                    

ELEANOR

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ELEANOR

Un nuevo día amanecía en el internado, plagado de las mismas rutinas monótonas y las aburridas clases que parecían no tener fin. El sol se colaba tímidamente por las rendijas de las ventanas, iluminando con desgana las aulas llenas de estudiantes somnolientos.

En una de esas aulas, me encontraba yo sentada junto a Lizzy, tratando de mantener la atención en la interminable disertación del profesor de matemáticas. Sus palabras se perdían en mis pensamientos, mientras observaba de reojo a Bastien y Esteban, que intercambiaban miradas cómplices con una sonrisa socarrona en sus rostros.

 Sus palabras se perdían en mis pensamientos, mientras observaba de reojo a Bastien y Esteban, que intercambiaban miradas cómplices con una sonrisa socarrona en sus rostros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sabía que estaban tramando algo. La inquietud en sus ojos era evidente, y no podía evitar sentirme contagiada por su contagiosa energía rebelde. De repente, Bastien se inclinó hacia mí y me susurró al oído:

—Eleanor, ¿te apuntas a una escapadita? —dijo con un tono de voz pícaro.

Levanté una ceja con suspicacia.

—¿A dónde? —pregunté con un tono de voz dubitativo.

—Al jardín. Necesitamos un poco de aire fresco —respondió con una sonrisa traviesa.

Sus palabras me tentaron. La idea de escapar de la clase de matemáticas y respirar aire puro sonaba irresistible. Pero una pequeña voz interior me advertía del peligro de desafiar las reglas del internado.

—No sé, Bastien. No quiero meterme en problemas —dije con un tono de voz indeciso.

Bastien se rió, una risa contagiosa que me hizo sonreír a pesar de mí misma.

—No te preocupes, Eleanor. No nos pasará nada —respondió con un tono de voz tranquilizador—. Solo será un rato de libertad.

Lizzy, que había estado escuchando nuestra conversación en silencio, intervino con una sonrisa pícara.

—Yo me apunto. Hace tiempo que necesito un respiro de este tedioso lugar —dijo con un guiño.

Esteban asintió con entusiasmo.

INK & BLOODDonde viven las historias. Descúbrelo ahora