Capítulo 11: La sombra de la sospecha

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ELEANOR

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ELEANOR

Los días transcurrían como una densa niebla, cargados de incertidumbre y miedo. La investigación avanzaba con lentitud, cada pista parecía un callejón sin salida. La policía había visitado el internado, interrogando al director y revisando las instalaciones. La tensión se intensificaba con cada paso que las autoridades daban.

—No podemos seguir así. No encontramos nada nuevo y la policía nos pisa los talones— hable demostrando mi frustración.

—Tal vez solo hay que darle tiempo. Seguro que pronto encontraremos la prueba que nos falta— dijo Lizzy tratando de sembrar la tranquilidad y la esperanza en el grupo.

—El tiempo no juega a nuestro favor. El asesino está ahí fuera, y no sabemos cuándo volverá a atacar—pronunció con el ceño fruncido Esteban que parecía buscar una explicación a todo lo que estaba pasando.

Un silencio agobiante se apoderó del grupo. Cada uno de nosotros estaba perdido en sus propios pensamientos, luchando contra la impotencia y el terror.

—Tenemos que cambiar de estrategia. Analizar los movimientos de los demás alumnos, buscar algo inusual, cualquier detalle que nos pueda llevar al culpable—sugirió Bastien rompiendo el silencio.

Las palabras de Bastien resonaron en mi mente. Observé a mis compañeros, cada uno con sus propias características, sus secretos y sus mentiras. ¿Era posible que uno de ellos estuviera detrás de todo esto?

—¿Pero por dónde empezamos? Todos parecen normales, incluso nuestros amigos — Mi voz salió temblorosa, me atormentaba pensar que el asesino podía ser uno de nosotros.

—No podemos fiarnos de las apariencias. Hay que observar con detenimiento, buscar pistas en su comportamiento, en sus reacciones— dijo Lizzy con semblante serio y una mirada penetrante.

—Es una tarea arriesgada. Si nos descubren, todo se habrá ido al carajo— expresó Esteban.

A pesar del peligro, la decisión estaba tomada. Comenzamos a observar con atención a los demás alumnos, buscando cualquier indicio que nos llevará al culpable.

—Ese chico, Marcos... siempre está solo, apartado del resto— comente fijándome en un chico de pelo largo y mirada sombría.

—Es una buena pista. Hay que seguirlo, ver con quién se reúne, qué lugares frecuenta— Bastien habló con cautela.

—Yo también he notado algo extraño. Esta chica, Clara, me da malas vibras, como si estuviera escondiendo algo—dijo Lizzy.

—Te da malas vibras Lizzy o solo te cae mal porque hace tres años dijo que tu cabeza parecía una zanahoria? —preguntó Esteban con una sonrisa burlona en sus labios.

—¡Cállate Esteban, eres un tonto! —exclamó Lizzy mientras empujaba suavemente a Esteban.

Dividimos las tareas y comenzamos a seguir a los dos sospechosos. Observamos sus movimientos, sus conversaciones, sus contactos. Sin embargo, por más que nos esforzábamos, no encontrábamos nada que los incriminara.

—Parece que no vamos a ninguna parte. No hay nada que nos indique quién es el culpable— hable desanimada por no encontrar nada.

—Todavía hay tiempo. Solo hay que seguir buscando, no podemos perder la fe— me animó mi amiga.

En ese momento, se escuchó un ruido detrás nuestro. Un sobre blanco, sellado con lacre rojo y con una rosa estampada, yacía en el suelo, como una invitación a la muerte.

Lizzy recogió el sobre y lo abrió:

—No puede ser...— la mire esperando a que diga algo.

Me entrego el sobre para que pueda leerlo y era un nuevo mensaje anónimo.

"El juego apenas comienza. Si quieren salvar sus vidas, tienen que seguir mis instrucciones. La próxima pista estará en la antigua capilla del internado, a media noche."

El miedo se apoderó completamente de mí.

—Tenemos que contárselo a los chicos.

—Sí, no podemos ir solas a ese lugar. Es demasiado peligroso.

Sin perder tiempo, nos dirigimos a buscar a nuestros compañeros. Teníamos que compartirles el nuevo mensaje y prepararnos para lo que nos esperaba en la antigua capilla.

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